21.05.12

El cardenal Rouco señala lo obvio

A las 7:14 PM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad, Obispos españoles

 

Le van a acusar de todos los males habidos y por haber, pero lo que el cardenal Rouco acaba de decir en Cádiz va a Misa. Es decir, si la Iglesia tiene que pagar los impuestos de los que hoy, como tantas otras instituciones, se ve exenta, eso puede repercutir en su labor social.

Es puro sentido común. Si la Iglesia tiene menos dinero, menos podrá dedicar a atender a los más necesitados. La otra opción, por ejemplo, es que se despidiera al personal laboral de las diócesis o que nuestros sacerdotes empezaran a pasar hambre debido a una disminución drástica de su sueldo. Y toda la marabunta anticlerical que está empeñada en ahogar económicamente a la Iglesia debe saber -de hecho lo sabe-, que la caridad empieza por casa, por uno mismo.

El cardenal, se pongan como se pongan los perros rabiosos que ya están ladrando contra él, no ha amenazado a nadie. No ha dicho que la Iglesia va a dejar de cumplir con su deber de dar de comer al hambriento y de beber al sediento. No ha afirmado que Cáritas va a cerrar. De hecho, él no podría hacer tal cosa aunque quisiera, que no quiere. La Iglesia no puede dejar de ser lo que es. Y Cáritas es Iglesia. Ahora bien, que les quede a todos muy claro que la principal misión de la Iglesia es evangelizar y dar culto a Dios, no repartir alimentos.

El problema es que hay gentuza que está aprovechando la situación de crisis económica y de déficit del Estado para exigir que la Iglesia no tenga ninguna exención fiscal. No se trata de privilegio alguno, ya que tanto evangélicos como musulmanes y judíos cuentan con el mismo régimen de pago de impuestos. Y también muchas fundaciones sindicatos, partidos políticos, ON Gs, etc. Es decir, la Iglesia Católica es una más en esa rueda de organizaciones exentas del pago de determinados impuestos. Sin embargo, ninguna de ellas hace, ni de lejos, la labor social que sí desempeña la Iglesia en este país. Una labor social sin la cual el hambre sería hoy el pan nuestro de cada día de centenares de miles de personas en España. Pero eso no les importa nada a los enemigos del catolicismo en este país.

Luis Fernando Pérez Bustamante