El Santo Padre antes de la oración mariana del Regina Coeli del cuarto domingo del tiempo pascual dedicó unas palabras a una plaza de San Pedro repleta de peregrinos, invitándoles a tener confianza en el Señor, que “nos guía y nos acompaña”. Ha invitado a rezar por los nuevos presbíteros de la diócesis de Roma, que hoy él mismo ordenó en la basílica de San Pedro. El Papa exhortó a los sacerdotes a “ser buenos pastores” y a los fieles a importunar a los pastores “para que den la gracia y la doctrina”.
(MZ-RV)
Palabras del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, buenos días
El evangelista Juan nos presenta, en este cuarto domingo del
tiempo pascual, la imagen de Jesús el Buen Pastor. Contemplando
este pasaje del Evangelio, podemos entender el tipo de relación
que Jesús tenía con sus discípulos: una relación basada en la
ternura, en el amor, en la comprensión mutua y en la promesa de
un don incomparable: “yo he venido -dijo Jesús- para que las
ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia” ( Jn 10,10). Esta
relación es el modelo de las relaciones entre los cristianos y
las relaciones humanas.
Muchos también hoy, como en los tiempos de Jesús, se proponen
como “pastores” de nuestras vidas; pero sólo el Resucitado es el
verdadero Pastor, que nos da la vida en abundancia. Animo a
todos a confiar en el Señor que nos guía. Pero no sólo nos guía,
nos acompaña, camina con nosotros. Escuchemos con la mente y el
corazón abiertos su Palabra, para alimentar nuestra fe, iluminar
nuestra conciencia y seguir las enseñanzas del Evangelio.
Este domingo pedimos por los pastores de la Iglesia, por todos
los obispos, entre ellos el obispo de Roma, y por todos los
sacerdotes; en particular rezamos por los nuevos sacerdotes de
la Diócesis de Roma, que he ordenado hace poco en la Basílica de
San Pedro. Un saludo a estos 13 sacerdotes. Que el Señor nos
ayude a nosotros pastores, a ser siempre fieles al Maestro y
guías sabios e iluminados del pueblo de Dios que se nos ha
confiado. También a vosotros, por favor, les pido que nos
ayuden: nos ayuden a ser buenos pastores. Una vez leí una cosa
muy hermosa de como el pueblo de Dios, ayuda a los obispos y a
los sacerdotes a ser buenos pastores. Es un texto de San Cesáreo
de Arlés, un padre de los primeros siglos de la Iglesia. Y él
explicaba como el pueblo de Dios, debe ayudar al pastor, y ponía
este ejemplo: cuando el ternero tiene hambre, va con la vaca, va
a su madre, a beber la leche; pero la vaca no se lo da
rápidamente: parece que se lo quiera tener para ella. ¿Y que
hace el ternerillo? empuja con su hocico las mamas de la vaca
para que salga la leche. ¡Es una bella imagen! “Así vosotros
–dice este santo- debéis ser con los pastores: llamar siempre a
su puerta, a su corazón, para que os den la leche de la
doctrina, la leche de la gracia y la leche de la guía”. Y os
pido por favor, de importunar a los pastores, molestar a los
pastores, a todos nosotros pastores, para que nosotros os demos
la leche de la gracia, de la doctrina y de la guía. ¡Importunad!
Pensad en aquella bella imagen de la ternera como importuna a su
mamá para que le de de comer.A imitación de Jesús, cada Pastor
“a veces se pondrá al frente para indicar el camino y sostener
la esperanza del pueblo, el pastor debe ir adelante a veces,
otras veces irá simplemente en el medio de todos con su
proximidad sencilla y piadosa, y en algunas circunstancias
tendrá que caminar detrás del pueblo, para ayudar a aquellos que
se han quedado atrás” (Exhortación ap. Evangelii Gaudium, 31).
¡Que todos los pastores sean así! Pero ustedes importunen a los
pastores, para que les den la guía de la doctrina y de la
gracia.
Este domingo se celebra el Día Mundial de Oración por
las Vocaciones. En el mensaje de este año afirmé que
“toda vocación requiere, en todo caso, un éxodo de sí mismos
para centrar nuestras vidas en Cristo y en su Evangelio” ( n. 2
) . Por esta razón, la llamada a seguir a Jesús es a la vez
emocionante y desafiante. Para que se realice es necesario
siempre entrar en una profunda amistad con el Señor para vivir
de Él y para Él.
Oremos para que también en este tiempo, muchos jóvenes sientan
la voz del Señor que tiene siempre el riesgo de ser sofocada por
tantas otras voces. Recemos por los jóvenes, quizá aquí en la
plaza hay alguno que sienta esta voz del Señor que lo llama al
sacerdocio: recemos por él si está aquí, y por todos los jóvenes
que están en esta situación. Después del rezo mariano del Regina
Coeli, el Papa saludó a las familias, a los grupos religiosos,
asociaciones y creyentes provenientes de Italia y de otros
países, en particular los de la diócesis de Campo Grande y
Dourados (Brasil ), Nueva York, Las Palmas de Gran Canaria, y a
los estudiantes Miranda do Corvo (Portugal) y los muchachos de
la escuela Corazón de María, en el barrio Alta Cordoba, de
Argentina.
Saludó también el Santo Padre a las comunidades neocatecumenales
que este domingo de Pascua llevan el anuncio de Jesús resucitado
a 100 plazas de Roma y en muchas ciudades del mundo. ¡El Señor
os dé la alegría del Evangelio!
Una bendición especial la dedicó el papa a los niños y jóvenes
que han recibido o están a punto de recibir la Primera Comunión
y la Confirmación. Y también saludó a los familiares y amigos de
los nuevos sacerdotes de la diócesis de Roma, que ordenó esta
mañana.
El Papa Francisco terminó dedicando una oración muy especial a
todas las madres, confiándolas a la Madre de Jesús.
(ER-RV)