. Y la imagen que
traemos aquí es muestra de que el ser humano se está superando a sí
mismo en ser origen de terribles realidades. Es posible que a día
de hoy muchos hayan tratado de manipular al niño muerto para hacer
bien a sus burdos intereses. Sin embargo, no debemos consentir que
pasen cosas como ésta.
Las imágenes del ‘niño de la playa’ han sacudido las
conciencias del mundo entero.
La crisis migratoria requiere decisiones firmes,
valientes y generosas asumiendo que la Tierra es la
casa de todos y que los Estados pueden y deben defender sus
fronteras.
Más allá de las urgencias humanitarias, el problema obedece
al enquistamiento del conflicto bélico en Siria ante la
pasividad de la comunidad internacional.
Por otra parte, los vecinos países del golfo Pérsico
como Arabia Saudí no han ofrecido ningún gesto de solidaridad o
acogida.
Mientras, los países europeos mantienen una
actitudhipócrita: hablan de solidaridad hasta
que llega la hora de asumir el coste humano, logístico y
presupuestario de la acogida.
La solución pasa por la intervención armada para
pacificar el conflicto y la creación de estructuras
institucionales, políticas, económicas y de seguridad que
permitan el progreso y desincentiven las avalanchas.
Eso requiere decisión, plan, voluntad y solidaridad de todos.
Así lo espero.”
Aquí se dicen cosas bien claras y que, de ser
bien entendidas y contestadas por quien corresponda contestar,
podían evitar que se produjeran imagénes como la del niño muerto
en la orilla de una playa cuando iba en busca de libertad o,
simplemente, de vida.
A nosotros, aquellos que contemplamos esto, se nos pasan por el
corazón muchas ideas no siempre buenas en contra de todos aquellos
que hacen poco o nada por solucionar casos como este o similares.
Al menos, como poco, deberíamos orar, pedir a Dios, manifestar
nuestro gran fallo.
Oración y llanto
Padre Dios. Creaste el mundo con sus criaturas
porque amabas cada ser y cada momento de la Creación.
Quisiste Tú que los seres humanos fueran semejanza tuya
y que se condujesen con la Ley del Amor
porque eran semejanza de Quien todo lo había hecho.
Tú todo lo mantienes y con tu Santa Providencia
a cada cual das lo que le corresponde.
Pero nosotros, tus hijos, no parece hayamos aprendido
nada de lo que es amor o lo que es auxilio al necesitado;
no parece que seamos capaces de ver en el prójimo
a tu Hijo crucificado, ni en los sufrimientos ajenos
la sangre derramada camino del Calvario.
Nosotros, Padre, debemos pedirte perdón
por ser tan tibios y por preferir nuestras comodidades
antes que sustuirlas por el vino nuevo de tu voluntad
creadora; debemos pedirte perdón porque no sabemos
amar sin distinguir a quien amamos,
porque no comprendemos lo que significa ser hermanos
de toda la humanidad.
Padre, perdona nuestra incapacidad para llorar
cuando hay que llorar, para orar cuando hay que orar
y, también, para manifestar un corazón de carne
como Tú quieres que lo tengamos.
¿Verdad que nos perdonas Padre? Y es que el
único consuelo que nos queda ante una aberración tan grande como
supone que pasen cosas como las que pasan en el mundo y los
poderosos se tienten los bolsillos y tengan en cuenta sólo su
cartera y no miren, como deberían hacerlo, hacia el origen de todo
esto.
Por cierto, ¿qué dicen ustedes de la
“solidaridad” de las naciones musulmanas con muchos de estos
refugiados que, seguramente, son de su misma religión?
¿Nada de nada? En efecto, nada de nada.
Descansa en paz Aylan.