Servicio diario - 16 de julio de 2017


La Palabra de Dios “no es una jaula o una trampa, sino una semilla”
Raquel Anillo

Venezuela: oración del Papa en el ángelus
Raquel Anillo


 

16 julio 2017
Raquel Anillo

La Palabra de Dios “no es una jaula o una trampa, sino una semilla”

Ángelus del 16 de julio de 2017 (traducción completa)

(ZENIT-Ciudad del Vaticano, 16 de julio de 2017) – La Palabra de Dios “no es una jaula o una trampa, sino una semilla que puede dar fruto… si lo acogemos”, ha subrayado el Papa Francisco en el ángelus del 16 de julio de 2017, en la plaza San Pedro.

Introduciendo la oración mariana, el Papa ha meditado sobre el Evangelio del día, la parábola del sembrador. El ha prevenido contra “el corazón superficial, que acoge al Señor, quiere orar, amar y testimoniar, pero no persevera, se cansa y no “despega” nunca… un corazón sin espesor, donde las piedras de la pereza prevalecen sobre la buena tierra, donde el amor es inconstante y pasajero. Pero el que acoge al Señor solo cuando le va bien, no da fruto”.

El Papa ha animado a un examen de conciencia: “Preguntémonos si nuestro corazón está abierto para acoger con fe la semilla de la Palabra de Dios. Preguntémonos si en nosotros las piedras de la pereza son todavía numerosas y grandes; identifiquemos y llamemos por su nombre a las zarzas de los vicios. Encontremos la valentía de hacer un buen saneamiento del terreno, un bonito saneamiento de nuestro corazón, llevando al Señor en la confesión y en la oración nuestras piedras y nuestras zarzas”.

Esta es nuestra traducción completa de las palabras que el Papa ha pronunciado antes del ángelus.

AK/RA

 

Palabras del Papa antes del ángelus

Queridos hermanos y hermanas, buenos días!

Jesús cuando hablaba, utilizaba un lenguaje simple y se servía también de imágenes que eran ejemplos de vida cotidiana de manera que pudiera ser comprendido fácilmente por todos. Por eso la gente le escuchaba, apreciaba su mensaje que llegaba directamente a su corazón. No era un lenguaje complicado de entender, el lenguaje que utilizaban los doctores de la ley en el Templo, a veces no se entendía bien, como normas rígidas que alejaban a la gente. Y con este lenguaje, Jesús hacía comprender el misterio del Reino de Dios. No era una teología complicada.

El Evangelio de hoy es un ejemplo: la parábola del sembrador (cf. Mt. 13, 1-23). El sembrador es Jesús: notemos como con esta imagen él se presenta como uno que no se impone, se propone; no nos atrae conquistándonos, sino dándose; él esparce con paciencia y generosidad su Palabra, que no es una jaula o una trampa, sino una semilla que puede dar fruto. De qué manera puede dar fruto? Si lo acogemos.

Por lo tanto la parábola tiene que ver mucho con nosotros: habla del terreno más que del sembrador, Jesús realiza, por así decir, una “radiografía espiritual” de nuestro corazón, que es el terreno sobre el que cae la semilla de la Palabra. Nuestro corazón, como un terreno puede ser bueno, entonces la palabra da fruto, pero también puede ser duro, impermeable. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra, pero esta nos resbala como sobre un camino. No entra.

Entre el terreno bueno y el camino, que es el asfalto, si tiramos una semilla allí no sale nada, el terreno bueno y la carretera existen pero hay dos terrenos intermedios que podemos tener en nosotros de manera distinta, por ejemplo, el primero puede ser el terreno pedregoso, intentemos imaginar, el terreno pedregoso es un terreno donde no hay mucha tierra” (cf. v.5) por lo tanto la semilla germina pero no consigue tener raíces profundas. Es el corazón superficial, que acoge al Señor, quiere orar, amar y testimoniar, pero no persevera, se cansa y no “despega” nunca. Es un corazón sin espesor, donde las piedras de la pereza prevalecen sobre la buena tierra, donde el amor es inconstante y pasajero. Pero el que acoge al Señor solo cuando le apetece no da fruto.

Hay un último terreno, espinoso, lleno de zarzas que asfixian a las buenas plantas. Qué representan estas zarzas? “Las preocupaciones del mundo y la seducción de la riqueza” (v. 22), dice Jesús explícitamente. Las zarzas son los vicios que pelean, que luchan con Dios, que sofocan su presencia: antes que nada los ídolos de la riqueza mundana, la vida, ávida para sí mismo, para el tener y el poder. Si cultivamos estas zarzas, asfixiamos el crecimiento de Dios en nosotros. Cada uno puede reconocer sus pequeñas y grandes zarzas, los vicios que habitan en su corazón, esos arbustos más o menos enraizados que no le agradan a Dios e impiden tener un corazón limpio. Es necesario arrancarlos, sino la Palabra no da fruto, la semilla no crecerá.

Queridos hermanos y hermanas, Jesús nos invita hoy a mirar en nosotros: a darle gracias por esa buena tierra y a trabajar sobre esas tierras que aún no son buenas. Preguntémonos si nuestro corazón está abierto para acoger con fe la semilla de la Palabra de Dios. Preguntémonos si en nosotros las piedras de la pereza son todavía muchas y grandes; identifiquemos y llamemos por su nombre a las zarzas de los vicios, tengamos el valor de hacer un buen saneamiento del terreno, llevando al Señor en la confesión y en la oración nuestras piedras y nuestras zarzas. Haciendo esto, Jesús el buen sembrador, estará feliz de cumplir un trabajo suplementario: purificar nuestro corazón, quitando las piedras y los espinos que asfixian su Palabra.

Que la Madre de Dios, que hoy recordamos con el título de Nuestra Señora del Monte Carmelo, incomparable en la acogida de la Palabra de Dios y en su puesta en práctica (cf. Lc 8,21) nos ayude a purificar nuestro corazón y a proteger la presencia del Señor.

Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

 

 

16/07/2017-16:12
Raquel Anillo

Venezuela: oración del Papa en el ángelus

(ZENIT-Ciudad del Vaticano, 16 de julio de 2017) – “Dirijo un saludo muy especial a la comunidad católica venezolana en Italia, renovando mi oración por vuestro querido país”. Esto es lo que ha declarado el Papa en el ángelus del 16 de julio de 2017, mientras que un gran grupo de venezolanos agitaban una bandera de su país y de globos multicolores.

Después de la oración mariana, el Papa ha saludado también a las carmelitas y a los carmelitas en el día de la fiesta de Nuestra Señora del Monte Carmelo: “Deseo que puedan continuar con decisión sobre el camino de la contemplación”.

Esta es nuestra traducción completa de las palabras que el Papa ha pronunciado después del ángelus.

AK/RA

 

Palabras después del ángelus

Queridos hermanos y hermanas,

Os saludo de todo corazón, fieles de Roma y peregrinos de las diversas partes del mundo: las familias, los grupos parroquiales, las asociaciones.

En particular, saludo a las Hermanas Hijas de la Virgen de los Dolores, en sus 50 años de la aprobación pontifica del Instituto; las Hermanas franciscanas de San José, en sus 150 años de la fundación; los dirigentes y los anfitriones de la “Domus Croata” de Roma, en el 30 aniversario de su institución.

Quisiera saludar especialmente a las hermanas y a los hermanos carmelitas en el día de su fiesta. Deseo que puedan continuar con decisión en el camino de la contemplación.

Dirijo un saludo especial a la comunidad católica venezolana en Italia, renovando mi oración por vuestro querido país.

Y a todos os deseo un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de orar por mí. Buen provecho y adiós.

Traducción de ZENIT, Raquel Anillo