Diócesis de Santander

 

La Buena Noticia ante la ideología de género

 

Pastoral Familiar de la Diócesis Asidonia-Jerez

 

 

Santander, 15 de febrero de 2018


 

 

¿Qué es la ideología de género?

l. Una ideología es un sistema ce­rrado de ideas pensado, diseñado y estructurado, que persigue la hege­monía cultural, social y política, por medio de la represión legal y mediá­tica y cuyo objetivo es explicar toda la realidad a partir de una premisa, estableciendo pautas de comporta­mientos universales. Una ideología parte de premisas que no tienen base científica alguna.

2. Que utiliza la premisa de que “todo ser humano nace sexualmen­te neutro”. Para defender esta teo­ría prescinden de la palabra “sexo” y utilizan el término “género”. El sexo es lo dado biológicamente, mientras que el género sería la construcción social del sexo de la persona. El sexo nos viene dado de nacimiento, na­cemos hombre o mujer, como na­cemos altos o bajos de estatura. Sin embargo, el género se elige, consi­deran que una mujer que ha nacido con sexo femenino puede decidir ser un hombre. Al prescindir del sexo, ignoran la naturaleza biológica del ser humano.

3. Que trata de imponerse en nues­tra sociedad. Marca la agenda políti­ca, social, educativa, sanitaria … a ni­vel nacional e internacional. Quieren imponer a todos la concepción del hombre hasta ahora desconocida y quieren obligarnos a aceptar esa vi­sión del mundo. Esta ideología trata de ser el pensamiento único y el que se opone a la misma es calificado de intransigente, intolerante y homófobo.

 

¿Qué postulados sostiene esta ideología?

1. La negación del origen natural de la sexualidad humana. Afirman que el sexo no es algo natural, sino una imposición cultural que recorta la libertad. Así, ser varón o ser mu­jer es algo que viene impuesto por la sociedad, la familia y la cultura y no responde a la dimensión del ser humano como persona. El género, en cambio, es lo que uno decide ser, por sí mismo, independientemente de la imposición de la naturaleza. El sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente.

2. La imposición de lo que podemos llamar “la autocreación”, que hace posible disociar lo que biológica y constitutivamente se es en realidad por lo que libremente se decide ser, por aquello que se construye cultu­ral y socialmente. Si el hombre es sólo cultura también el ser vendrá determinado por el existir. La falacia profunda de esta teoría y de la re­volución antropológica que subyace en ella es evidente: el hombre niega tener una naturaleza preconstituida por su corporeidad, niega la propia naturaleza y decide que esta no se le ha dado como hecho preestable­cido, sino que es él mismo quien se la debe crear.

3. La negación de la dimensión es­piritual del ser humano. Parten de una antropología atea, relativista, individualista y subjetivista en la que no hay trascendencia y el ser humano existe para sí mismo. La persona es concebida como individuo que tiene como centro el cuerpo, visto únicamente como templo del placer.

 

¿Cómo se presenta esta ideología?

1. Se presenta con buena aparien­cia. Como si fuera una defensa de las personas con tendencia homosexual, una defensa de la mujer. Se presen­tan como una manera de potenciar a grupos minoritarios que durante mucho tiempo no han sido tenidos en cuenta. Utiliza un nuevo lenguaje que se va imponiendo: “pareja” en vez matrimonio, “identidad sexual” en vez de sexo, “progenitores” en vez de padre y madre, “interrupción del embarazo” en vez de aborto …

2. Rehúye de toda discusión razo­nada. Esta ideología no admite dis­cusión alguna, pues todo aquel que trate de refutarla por medio de la razón, de la lógica o de la ciencia es acusado inmediatamente de “intole­rante”, con el riesgo de ser llevado a los tribunales, y sin derecho a ex­poner sus razones. La ideología de género se impone extendiendo el miedo a razonar y argumentar se­renamente. Para dicha ideología la pregunta no es si es cierto o no, sino si es políticamente correcto o no. Y lo que es políticamente correcto lo decide quien tiene el poder.

3. No respeta la libertad de concien­cia. Esta ideología impone un pensamiento único con leyes obligatorias para todos. Estas leyes no respetan la libertad de los padres para educar a sus hijos. La Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU de 1948 dice en su artículo 26: «Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos». También el artículo 27.3 de nuestra Constitu­ción dice: «Los poderes públicos ga­rantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convic­ciones».

 

¿Que persigue la ideología  de género?

l. Implantar la sociedad post-humana. La ideología de género no es más que un medio para transformar la sociedad de lo humano en una sociedad Posthumana, es decir, quiere hacer un mundo que borre la frontera entro lo natural y lo artificial, reduciendo al sujeto a mera materialidad sometida a la biotecnología.

2. Implantar la antropología del deseo. Esta ideología considera que el hombre está hecho para satisfacer sus deseos, sobre todo en su dimensión sexual. Para alcanzar este fin, todo está justificado, incluso la aplicación de la biotecnología. La ideología de género prepara el terreno para usar la biotecnología, no al servicio del hombre, sino al servicio del consumo. La biotecnología se presenta como el medio para satisfacer los deseos de un hombre, irracional y vacío de verdad, que ha dejado de ser brújula y ha sido convertido en veleta, sometida a los vientos del consumo y del deseo que suscitan los medios de comunicación al servicio de los medios de producción.

3. Implantar una sociedad formada por individuos consumistas. Como decía Chesterton, la persona desvinculada de la familia y de su propia naturaleza, es plenamente manipulable por el proyecto consumista. Al totalitarismo de género no le interesan las familias sanas y fuertes, sino las personas solitarias y desvinculadas, llenas de heridas y frustraciones incitadas a consumar más y más.

 

¿Quién está detrás de la ideología de género?

1. El neocapitalismo. Representado por las élites económicas globalizadas, empezando por las mayores empresas del mundo por su cotización en bolsa como Apple, Alphabet (Google), Amazon, Facebook Y todas las grandes empresas de la opinión, que coinciden en atacar a la familia imponer un modelo de hombre regido por el deseo, fácilmente manipulable y al servicio del consumo.

2. El neomarxismo. Que deja de pre ocuparse por las causas de la desigualdad económica, se olvida de la lucha de clases y se centra en la lucha de género. Detrás de la ideología de género descubrimos la alianza entre la ideología marxista y el neocapitalismo, que haciendo uso de este marxismo domesticado consigue que se alcancen los objetivos de las grandes empresas biotecnológicas.

3. Los grandes organismos internacionales. Es una estrategia adoptada por instancias internacionales como la ONU, que comienza a extenderla por el mundo con la Conferencia de El Cairo de 1994 y la Conferencia de Pekin de 1995.

 

¿Qué hacer ante la ideología de género?

1. Afianzarnos en la verdad del EvangelioAnte el poder de la ideología de género brilla con fuerza la familia de Nazaret, que nos alienta a no desfallecer ante el nuevo Herodes que quiere matar al niño de la verdad, del amor, de la solidaridad, de la atención a los más débiles para poder así imponer la economía del descarte construir el reino de los fuertes y poderosos.

2. Presentar al mundo la belleza del matrimonio y la familia. A nosotros nos corresponde no caer en complejos ni en desánimos y tener presente el tesoro del Evangelio que, como no se cansa de repetir el Papa Francisco, nos envía a manifestar (no a imponer) al mundo la belleza de la familia y del matrimonio cristiano que sigue siendo una alegría y una esperanza para todos.

3. Reivindicar la libertad. Los cristianos hemos de afrontar en estos días con energía la educación de los niños y jóvenes, reivindicando la libertad de los padres para educar a sus hijos, también en el campo moral afectivo-sexual, así como buscar todos los medios para manifestar que la función del estado democrático es buscar la justicia y no la imposición de una moral, propia de los estados totalitarios que creen tener el derecho de pisotear la libertad de expresión, de religión y de conciencia.