Opinión

 

Comprar entre abrazos

 

 

09/02/2018 | por Rafael Gutiérrez Amaro


 

 

Carlos Márquez Daniel ha realizado para la prensa un estudio de cómo está gestionado y funciona el “Caprabo de Manresa”. Por su especialísimo interés y por su carácter humano y social, hablaremos de él.

El Caprabo de Manresa está gestionado íntegramente por personas con discapacidad. Abrió hace unos meses y tiene las mismas problemáticas que cualquier otro negocio. Lo que se busca es la más absoluta de las normalidades. Pero bastan unas horas para darse cuenta de que:

  • Aquí no hay competencia, ni ambición por alcanzar un puesto de dirección a base de pisotear al prójimo.

Una clienta nos dice:

  • “He recibido un trato muy amable, muy cercano y cordial”.

Al explicarle que este súper está gestionado íntegramente por personas con discapacidad, dice que no se había dado cuenta, que no ha notado nada.

Esto, la normalidad, es especialmente importante para los objetivos del proyecto.

Meri, con una pequeña  discapacidad intelectual, nos concreta:

  • “Estoy feliz de poder llevar, junto a todos, el corazón del súper. Estamos aprendiendo a base de realidades: a descargar el material, a colocar el producto, a aconsejar, a vender, a preparar el pan, a controlar la temperatura de las neveras, a tratar con el cliente, a tenerlo todo impecable, a sonreír a los desconocidos”.

“A ser, en definitiva, buenos profesionales, que es lo que aspira conseguir cualquier ser humano”.

Meritxell nos indica:

  • “Cuanto más me implico en las cosas, mejor estoy”.

Montse, formadora del centro ocupacional de Ampans, viene cada día para acompañar a los trabajadores, pero la idea es que cada vez aparezca menos para que ellos brillen más.

Ella sostiene que también hay días malos y que no todo es tan bonito como parece. Hay zancadillas,  malos momentos, frustraciones, enfados. Y explica:

  • “Más que la calidad del trabajo, lo que valoramos son competencias transversales como aprender a ser ordenados o aceptar las normas. Interesa que se integren en la sociedad, y si interactúan de verdad, en un entorno real, el avance es mucho más espectacular”.

Mercè es una clienta satisfecha:

  • “Creo que debería haber muchos más lugares como este. Porque además de darles la oportunidad de trabajar, los empleados son más amables, más atentos que los que encuentras en otros súper”.
  • “Es como si compraras entre abrazos”.

Eusebia, Sebi, para los amigos, iba a otro Caprabo, pero ahora viene aquí porque adora el trato y el modelo de negocio.

Jordi es un trabajador de muchos años en Caprabo. Era responsable de un súper de Barcelona, hasta que la empresa pidió un voluntario para supervisar el nuevo y peculiar centro de Manresa. Se presentó voluntario. Y se ha dado cuenta de que:

  • “Las personas con discapacidad intelectual se fijan mucho más en las cosas, y son capaces de hacerlas mejor que una persona sin ningún tipo de limitación. Aplaude y reconoce la capacidad que tienen de aprendizaje y mejora”.

Es de agradecer, y tenemos que apoyar la creación de estos Centros que tanto bien social, solidario y humano hacen.