Editorial

 

Tambores de guerra

 

 

13/04/2018 | por ForumLibertas


 

 

Suenan con fuerza los tambores de guerra contra Rusia en un empeño continuado que hace años que dura. Ahora, sin haber desaparecido la tensión en la frontera europea con aquel país, que ha llevado a la OTAN -léase Estados Unidos- a un despliegue extraordinario de recursos militares del que nadie parece acordarse, y con el recrudecimiento de las sanciones contra Moscú, después de imputarle el intento de asesinato de dos personas en Londres con un agente tóxico nervioso, se produce la amenaza de una acción militar de alcance de Estados Unidos en Siria, como respuesta a una presunta utilización por el régimen sirio de gas Sarín contra un enclave rebelde, que ha ocasionado numerosos muertos y heridos. Los hechos son bien conocidos, pero de los mismos queremos resaltar dos aspectos.

El primero es que las acusaciones nunca se basan en pruebas claras y fehacientes. El segundo es que automáticamente justifican acciones económicas y militares contra Rusia inmediatas o mediatas

Pero, vayamos por partes. La acusación de que el exespía ruso Serguéi Skripal y su hija fueran víctimas de un atentado ruso se fundamenta en el hecho de que se utilizara un agente neuro tóxico, Novitchok, que lleva la marca indeleble de la URSS, y solo de ella.  Utilizarlo en una operación encubierta era tanto como firmar el intento de asesinato. La cuestión es por qué Rusia a las puertas de los campeonatos del mundo de futbol, con lo que comporta de proyección de su imagen mundial, iba a atentar contra alguien utilizando un instrumento que automáticamente desvelara su origen. No será -por desgracia- por falta de recursos en la panoplia de crímenes de estado para que precisamente fuera a emplear aquel que le señala como autor. No solo eso. No son claras las causas de por qué Moscú podía tener un interés tan extremo con el exespía, precisamente ahora, tanto que le condujera a aplicar una solución tan llamativa. Que todo esto no se aguanta lo constata el hecho de que el informe técnico elaborado por el Reino Unido, aduce que el agente químico utilizado no tenía porque proceder de Rusia en cuanto a su disponibilidad. A ello se le añade el desmentido de Moscú.