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El Papa al Círculo de San Pedro: sean misioneros incansables de la caridad

 

"No se cansen de rendir testimonio de la misericordia y de la bondad de Dios", fue la exhortación del Santo Padre a los miembros de esta fundación a quienes recibió en audiencia en el Vaticano

 

 

12 mayo 2018, 11:37 | Ciudad del Vaticano


 

 

El sábado 12 de mayo el Papa Francisco recibió en audiencia, en la Sala Clementina del Vaticano, a unos 300 miembros del Círculo de San Pedro, una organización que se encarga de sostener y asistir a los grupos sociales más vulnerables,  a través de diversos proyectos.

Tras agradecer las palabras de Duca Leopoldo Torlonia, presidente general de esta fundación creada en Roma en 1869, por iniciativa de un grupo de jóvenes dirigidos por el Cardenal Jacobini, el Pontífice expresó a los presentes su gratitud "por el servicio diario que prestan a las personas más desfavorecidas de la sociedad".

 

Una rama fecunda de la "vid eclesial"

«El Círculo de San Pedro, es desde hace tantos años, una hermosa realidad de asistencia y ayuda a los pobres, una rama de la rica y fecunda "vid" de la caridad, expresión de la "viña" eclesial de Roma», dijo el Sucesor de Pedro, destacando que a través de esta labor, se esfuerzan en ser el rostro de una Iglesia que va más allá de los límites, que nunca se detiene, sino que camina para encontrarse con los hermanos y hermanas que tienen hambre y sed de escuchar, de compartir, de cercanía y solidaridad.

Asimismo, Francisco los alentó a seguir hacia adelante en este camino, y a desarrollar sus actividades "sin avergonzarse de la carne herida del hermano", sabiendo que en cada persona que sufre y tiene algún tipo de necesidad, "se ve el rostro de Cristo".

"Sean misioneros valientes de la caridad cristiana y no se cansen de rendir testimonio de la misericordia y de la bondad de Dios, convirtiéndose en instrumentos de consolación para tantas personas vulnerables y desesperadas", añadió el Papa en su mensaje a los integrantes de esta organización que nació del entusiasmo de los jóvenes de la alta burguesía y de las familias nobles romanas, que querían demostrar al mundo la fidelidad al Pontífice y defenderlo de los ataques anticlericales en aquel difícil momento de la historia del Papado.

 

Inspirarse en el ejemplo de los Santos

Por otra parte, el Sucesor de Pedro les recordó que la mejor inspiración para la vida cristiana es tomar el ejemplo de los tantos Santos de la caridad, ya beatificados o canonizados, y los animó a dejarse estimular por los signos de santidad que el Señor nos presenta a través de los más humildes miembros de ese pueblo que participa también de la función profética de Cristo, difundiendo su testimonio vivo sobre todo con la vida de fe y caridad»  (Esort. ap. Gaudete et exsultate, 8).

El Santo Padre hizo hincapié en que el apostolado de esta fundación, constituye una oportunidad y un instrumento para corresponder a la llamada a la santidad que el Señor hace a cada uno de nosotros: "Por medio de las obras de caridad, permitan a la gracia recibida en el Bautismo, fructificar en un camino de santidad, que es el fruto de la acción del Espíritu Santo en nuestra vida".

De igual manera, Francisco agradeció también la contribución que dan al Óbolo de San Pedro, procedentes de todas las Iglesias, "como signo de su participación en la preocupación del Obispo de Roma por la pobreza de esta ciudad".

Antes de despedirse, y de impartir sobre ellos su bendición apostólica, el Papa concluyó encomendando la misión de toda la fundación y la protección de sus familiares, a la Virgen María, Salus Populi Romani, pidiendo, además, la intercesión de San Pedro y de San Pablo, para que velen por "el buen peregrinar" de esta gran obra de la caridad.