Servicio diario - 10 de julio de 2018


 

Nicaragua: Los obispos son agredidos al acompañar a los fieles en Diriamba
Rosa Die Alcolea

Francisco en Bari: "¡Basta de usar a Oriente Medio para obtener beneficios!"
Rosa Die Alcolea

Crisis en Nicaragua: Solidaridad de los obispos latinoamericanos
Rosa Die Alcolea

Vaticano: Misa de exequias del Card. Jean-Louis Tauran
Redacción

Filipinas: El Santo Padre nombra obispo auxiliar de la diócesis de Antipolo
Redacción

P. Antonio Rivero: Misión de profetizar y evangelizar de todo bautizado
Antonio Rivero

San Benito de Nursia, 11 de julio
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

10/07/2018-17:51
Rosa Die Alcolea

Nicaragua: Los obispos son agredidos al acompañar a los fieles en Diriamba

(ZENIT — 10 julio 2018).- "La Iglesia de Nicaragua repudia y lamenta profundamente la agresión física y verbal, que fueron objeto este día en la Basilíca Menor de San Sebastián en Diriamba, Su Exc. Cardenal Leopoldo José Brenes, Arzobispo de Managua, Su Exc. Silvio José Báez, Obispo Auxiliar, el Nuncio Apostólico Mons. Waldemar Somertag representante del Santo Padre en Nicaragua".

Es el mensaje que la Conferencia Episcopal de Nicaragua publicó ayer, 9 de julio de 2018, con motivo de las agresiones sufridas por el Nuncio Apostólico, el Arzobispo y el Auxiliar de Managua.

"La delegación cumplía la misión de Jesucristo, estar al lado del pueblo sufriente, una visita pastoral a sacerdotes y fieles de la zona de Carazo, víctima de policías, paramilitares y turbas produciendo muerte y dolor".

 

Crisis

La crisis en Nicaragua cumplirá tres meses este 16 de julio y hasta la fecha se ha cobrado la vida de más de 300 personas, informa 'Vatican News' en español.

La crisis actual inició en el mes de abril cuando el Presidente Ortega aprobó la reforma de la ley del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), que preveía un descuento del 5% de las jubilaciones, y un incremento de los aportes de las empresas y los trabajadores, apunta el medio de comunicación del Vaticano.

El pueblo ante esta situación, y en modo particular, los universitarios comenzaron una huelga, a la que sucedieron las manifestaciones en contra de la reforma del INSS.

Como es sabido, el gobierno como represalia atacó a los jóvenes. Hubo un enfrentamiento represivo hacia los jóvenes que estaban en contra de la aprobación de esta ley. A las protestas de los jóvenes, se sumaron luego tanto las empresas privadas como la Iglesia, convirtiéndose en una protesta masiva.

 

9 de julio

Este medio informativo relata que los obispos nicaragüenses se dirigieron este 9 de julio para realizar una visita pastoral en compañía de otros sacerdotes y de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos, para manifestar su cercanía a los sacerdotes y fieles de Diriamba y Jinotepe, localidades del departamento de Carazo azotadas por la violencia, y en donde este domingo se registró la muerte de al menos 14 personas.

En la Iglesia de san Sebastián cerca del mediodía, los obispos fueron agredidos por paramilitares y por las así llamadas "turbas", grupos de choque del gobierno de Ortega que asediaban la basílica.

Tras rodear la Basílica en donde habían buscado refugio una docena de personas desde el domingo pasado, entre los cuales enfermeros y misioneros franciscanos, las "turbas", que se habían presentado ondeando banderas del Frente sandinista, hicieron su ingreso forzoso en la Iglesia, y agredieron allí a los obispos y a reporteros que seguían la visita.

Las heridas, aunque de poca gravedad, demostraron una vez más el clima de violencia que se vive en el país, y la intolerancia hacia representantes de la Iglesia católica que busca estar cerca de su pueblo.

Por su parte, el Obispo Auxiliar de Managua, Mons. Silvio Báez, tranquilizó, en su cuenta oficial de facebook a los fieles que preocupados se contactaron con él tras las agresiones sufridas:

"Asediado por una turba enardecida que quería ingresar a la Basílica San Sebastián en Diriamba, esta mañana fui herido en un brazo, golpeado en el estómago, me arrebataron las insignias episcopales y agredido verbalmente. Estoy bien gracias a Dios. Se liberó la basílica y a quienes allí estaban. Gracias a todos por solidaridad y oraciones", expresó.

 

Con el pueblo sufriente

"Lo que menos importa —publicó en un post sucesivo— es lo que hayan hecho hoy contra nosotros, los golpes que me dieron, lo que me tiraron encima y la herida que me hicieron en el brazo. Es mucho más grave lo que está sufriendo nuestro pueblo, y hoy más que nunca la Iglesia estará al lado del pueblo, al lado de quienes no tienen voz, al lado de los que no tienen fuerza para pedir auxilio".

La agresión no frenó la misión de los prelados —señala 'Vatican News'—. Una vez en la Catedral, el Card. Leopoldo José Brenes, Arzobispo Metropolitano de Managua, explicó lo sucedido a los fieles: "Mis buenos hijos hemos venido a acompañar a nuestros hermanos sacerdotes de Diriamba y Jinotepe, sin embargo hemos sentido esa acción dura, fuerte y brutal en contra de nuestros sacerdotes. Nunca habíamos visto en Nicaragua situaciones así, verdaderamente es triste ", dijo.

"Vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, de las persecusiones sufridas por Cristo; sin duda alguna se ha cumplido en nosotros y lo hemos experimentado en carne propia. Nuestra misión es hacer presente a Jesucristo. No hemos ido en una acción de violencia, hemos ido a las parroquias para consolar a nuestros sacerdotes, para acompañarlos en el sufrimiento, sin embargo hemos recibido esa agresión y todo lo sufrimos por Cristo.

Nos sentimos débiles ante esta agresión pero ahí está la Palabra del Señor «Te basta mi gracia, te basta mi fuerza».

 

 

10/07/2018-10:48
Rosa Die Alcolea

Francisco en Bari: "¡Basta de usar a Oriente Medio para obtener beneficios!"

(ZENIT — 10 julio 2018).- "No hay alternativa posible a la paz", anunció el Papa Francisco. "La paz no vendrá gracias a las treguas sostenidas por muros y pruebas de fuerza, sino por la voluntad real de escuchar y dialogar.

En su visita a Bari, el pasado sábado, 7 de julio de 2018, el Papa Francisco mantuvo un diálogo a puerta cerrada en la basílica de San Nicolás, con los Patriarcas de las Iglesias Orientales. Al terminar este diálogo, salieron al exterior del templo y en presencia de los fieles que esperaban en la plaza, el Papa leyó unas palabras de saludo. Sucesivamente el Santo Padre y los Patriarcas fueron en autobús al arzobispado para almorzar.

El Pontífice advirtió que no se puede levantar la voz para hablar de paz mientras a escondidas se siguen desenfrenadas carreras de rearme. "Es una gravísima responsabilidad que pesa sobre la conciencia de las naciones, especialmente de las más poderosas", señaló.

En esta línea, el Papa denunció la explotación de Oriente Medio: "¡Basta del beneficio de unos pocos a costa de la piel de muchos! ¡Basta de las ocupaciones de las tierras que desgarran a los pueblos! ¡Basta con el prevalecer de las verdades parciales a costa de las esperanzas de la gente! ¡Basta de usar a Oriente Medio para obtener beneficios ajenos a Oriente Medio!", ha dicho.

 

Orígenes

La fe de las personas sencillas, tan profundamente arraigada en Oriente Medio, es la "fuente en la que debemos saciarnos y purificarnos", como sucede cuando volvemos a los orígenes, yendo como peregrinos a Jerusalén, a Tierra Santa o a los santuarios de Egipto, Jordania, Líbano, Siria, Turquía y de otros lugares sagrados de esa región.

 

Guerra, "hija del poder"

La guerra es la plaga que trágicamente asalta esta amada región —observó el Pontífice—. "Quien lo sufre es sobre todo la gente pobre". Pensemos en la martirizada Siria, especialmente en la provincia de Deraa, donde se han reanudado intensos combates que han provocado un gran número de personas desplazadas, expuestas a terribles sufrimientos.

"La guerra es hija del poder y la pobreza", puntualizó el Obispo de Roma. "Se vence renunciando a la lógica de la supremacía y erradicando la miseria". Muchos conflictos han sido fomentados también por formas de fundamentalismo y fanatismo que, disfrazados de pretextos religiosos, han blasfemado en realidad el nombre de Dios, que es paz, y han perseguido al hermano que desde siempre ha vivido al lado. "Pero la violencia se alimenta siempre de las armas", explicó.

 

Arca de paz

El Santo Padre concluyó su discurso invocando la paz y la esperanza: "Que Oriente Medio no sea más un arco de guerra tensado entre los continentes, sino un arca de paz acogedora para los pueblos y los credos".

"Amado Oriente Medio —expresó—, que desaparezcan de ti las tinieblas de la guerra, del poder, de la violencia, de los fanatismos, de los beneficios injustos, de la explotación, de la pobreza, de la desigualdad y de la falta de reconocimiento de los derechos".

A las 14:50 horas, el Papa Francisco se despidió de los Patriarcas y, antes de partir, hizo una breve visita a la catedral. Cuando llegó al helipuerto, saludó a las autoridades que lo habían recibido a su llegada. Luego, el helicóptero con el Santo Padre a bordo despegó a las 15:45 horas para regresar al Vaticano.

RD

Publicamos a continuación las palabras de saludo del Papa Francisco, al concluir el diálogo:

***

 

Palabras del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas

Estoy muy agradecido por este encuentro que hemos tenido la gracia de vivir. Nos hemos ayudado a redescubrir nuestra presencia como cristianos en Oriente Medio, como hermanos. Y será tanto más profética cuanto más manifieste a Jesús, el Príncipe de la paz (cf. Is 9,5). Él no empuña la espada, sino que le pide a los suyos que la metan de nuevo en la vaina (cf. Jn 18,11). También nuestro modo de ser iglesia se ve tentado por la lógica del mundo, lógica de poder y de ganancia, lógica apresurada y de conveniencia. Y está nuestro pecado, la incoherencia entre la fe y la vida, que oscurece el testimonio. Sentimos una vez más que debemos convertirnos al Evangelio, garantía de auténtica libertad, y hacerlo con urgencia ahora, en la noche del Oriente Medio en agonía. Como en la noche angustiosa de Getsemaní, no será la huida (cf. Mt 26,56) o la espada (cf. Mt 26,52) lo que anticipe el radiante amanecer de la Pascua, sino el don de sí a imitación del Señor.

La buena noticia de Jesús, crucificado y resucitado por amor, que nos llegó desde las tierras de Oriente Medio, ha conquistado el corazón del hombre a lo largo de los siglos porque no está ligada a los poderes del mundo, sino a la fuerza inerme de la Cruz. El Evangelio nos obliga a una conversión diaria a los planes de Dios, a que encontremos solo en él seguridad y consuelo, para anunciarlo a todos y a pesar de todo. La fe de las personas sencillas, tan profundamente arraigada en Oriente Medio, es la fuente en la que debemos saciarnos y purificarnos, como sucede cuando volvemos a los orígenes, yendo como peregrinos a Jerusalén, a Tierra Santa o a los santuarios de Egipto, Jordania, Líbano, Siria, Turquía y de otros lugares sagrados de esa región.

Alentándonos mutuamente, hemos dialogado fraternalmente. Ha sido un signo de que el encuentro y la unidad hay que buscarlos siempre, sin temer las diferencias. Así también la paz: hay que cultivarla también en las áridas tierras de las contraposiciones, porque hoy, a pesar de todo, no hay alternativa posible a la paz. La paz no vendrá gracias a las treguas sostenidas por muros y pruebas de fuerza, sino por la voluntad real de escuchar y dialogar. Nosotros nos comprometemos a caminar, orar y trabajar, e imploramos que el arte del encuentro prevalezca sobre las estrategias de confrontación, que la ostentación de los amenazantes signos de poder deje paso al poder de los signos de esperanza: hombres de buena voluntad y de diferentes credos que no tienen miedo de hablarse, de aceptar las razones de los demás y de cuidarse unos a otros. Solo así, cuidando que a nadie le falte pan y trabajo, dignidad y esperanza, los gritos de guerra se transformarán en cantos de paz.

Para ello es esencial que quien tiene el poder se ponga decidida y sin más dilaciones al servicio verdadero de la paz y no al de los propios intereses. ¡Basta del beneficio de unos pocos a costa de la piel de muchos! ¡Basta de las ocupaciones de las tierras que desgarran a los pueblos! ¡Basta con el prevalecer de las verdades parciales a costa de las esperanzas de la gente! ¡Basta de usar a Oriente Medio para obtener beneficios ajenos a Oriente Medio!

La guerra es la plaga que trágicamente asalta esta amada región. Quien lo sufre es sobre todo la gente pobre. Pensemos en la martirizada Siria, especialmente en la provincia de Deraa, donde se han reanudado intensos combates que han provocado un gran número de personas desplazadas, expuestas a terribles sufrimientos. La guerra es hija del poder y la pobreza. Se vence renunciando a la lógica de la supremacía y erradicando la miseria. Muchos conflictos han sido fomentados también por formas de fundamentalismo y fanatismo que, disfrazados de pretextos religiosos, han blasfemado en realidad el nombre de Dios, que es paz, y han perseguido al hermano que desde siempre ha vivido al lado. Pero la violencia se alimenta siempre de las armas. No se puede levantar la voz para hablar de paz mientras a escondidas se siguen desenfrenadas carreras de rearme. Es una gravísima responsabilidad que pesa sobre la conciencia de las naciones, especialmente de las más poderosas. No olvidemos el siglo pasado, no dejemos de lado las lecciones de Hiroshima y Nagasaki, no convirtamos las tierras de Oriente, donde apareció el Verbo de paz, en oscuras extensiones de silencio. Basta de contraposiciones obstinadas, basta de la sed de ganancia, que no se detiene ante nadie con tal de acaparar depósitos de gas y combustible, sin ningún cuidado por la casa común y sin ningún escrúpulo en que el mercado de la energía dicte la ley de la convivencia entre los pueblos.

Que para abrir caminos de paz, se vuelva la mirada en cambio hacia quien suplica poder vivir fraternalmente con los demás. Que se proteja la presencia de todos no solo de los que son mayoría. Que se abra también de par en par en Oriente Medio el camino del derecho a una común ciudadanía, camino para un futuro renovado. También los cristianos son y ha de ser ciudadanos a título pleno, con los mismos derechos.

Profundamente angustiados, pero nunca privados de esperanza, volvemos la mirada a Jerusalén, ciudad para todos los pueblos, ciudad única y sagrada para los cristianos, judíos y musulmanes de todo el mundo, cuya identidad y vocación ha de ser preservada más allá de las distintas disputas y tensiones, y cuyo status quo exige que sea respetado de acuerdo con lo deliberado por la Comunidad internacional y repetidamente formulado por las comunidades cristianas de Tierra Santa. Solo una solución negociada entre israelíes y palestinos, firmemente deseada y favorecida por la Comunidad de naciones, podrá conducir a una paz estable y duradera, y asegurar la coexistencia de dos Estados para dos pueblos.

La esperanza tiene el rostro de los niños. En Oriente Medio, durante años, un número aterrador de niños llora a causa de muertes violentas en sus familias y ve amenazada su tierra natal, a menudo con la única posibilidad de tener que huir. Esta es la muerte de la esperanza. Son demasiados los niños que han pasado la mayor parte de sus vidas viendo con sus ojos escombros en lugar de escuelas, oyendo el sordo estruendo de las bombas en lugar del bullicio festivo de los juegos. Que la humanidad – os ruego – escuche el grito de los niños, cuya boca proclama la gloria de Dios (cf. Sal 8,3). Solo secando sus lágrimas el mundo encontrará la dignidad.

Pensando en los niños -¡No nos olvidemos de los niños!-, dentro de poco lanzaremos al aire, junto con algunas palomas, nuestro deseo de paz. Que el anhelo de paz se eleve más alto que cualquier nube oscura. Que nuestros corazones se mantengan unidos y vueltos al cielo, esperando que, como en los tiempos del diluvio, regrese el tierno brote de la esperanza (cf. Gn 8,11). Y que Oriente Medio no sea más un arco de guerra tensado entre los continentes, sino un arca de paz acogedora para los pueblos y los credos. Amado Oriente Medio, que desaparezcan de ti las tinieblas de la guerra, del poder, de la violencia, de los fanatismos, de los beneficios injustos, de la explotación, de la pobreza, de la desigualdad y de la falta de reconocimiento de los derechos. «Que la paz descienda sobre ti» (Sal 122,8) – repitamos juntos: «Que la paz descienda sobre ti»-, en ti la justicia, sobre ti descienda la bendición de Dios. Amén.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

10/07/2018-19:22
Rosa Die Alcolea

Crisis en Nicaragua: Solidaridad de los obispos latinoamericanos

(ZENIT — 10 julio 2018).- Las Iglesias de América Central manifestaron su "solidaridad" a los obispos y su "repudio a la violencia", junto a los obispos mexicanos, quienes emitieron un comunicado de prensa apoyando a sus hermanos prelados de Nicaragua.

Son mensajes dirigidos a los Obispos de Nicaragua, Cardenal Leopoldo Brenes, Arzobispo de Managua, Monseñor Silvio José Báez, Obispo Auxiliar de Managua, Monseñor Waldemar Stanilaw Sommertag, Nuncio Apostólico en Nicaragua, frente a la situación de grave violencia, y agresiones sufridas este lunes 9 de julio.

El Consejo de Presidencia del Secretariado Episcopal de América Central, conformado por los Obispos Presidentes de las Conferencias Episcopales de Centroamérica, reunidos en San Pedro Sula, Honduras, expresaron su apoyo y solidaridad al pueblo nicaragüense por medio de la Conferencia Episcopal de ese país, apoyando su misión de mediadores en el conflicto. En este encuentro está presente Monseñor José Rafael Quirós, presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica.

La Conferencia Episcopal de Costa Rica instó además a la comunidad internacional a colaborar con la solución a este conflicto, para que se encuentre el camino que lleve a la paz.

El Comité permanente de la Conferencia Episcopal Panameña afirmó que estos hechos son perpretados por aquellos que no han comprendido que "con la violencia jamás se podrán encontrar los caminos del diálogo y de la reconciliación para solucionar la grave crisis que se vive en Nicaragua".

 

CEM

Asimismo, la Conferencia del Episcopado Mexicano ha expresado su "cercanía y solidaridad" con los hermanos Obispos de Nicaragua, por los graves acontecimiento de violencia física y verbal en el ejercicio de su ministerio pastoral en en la Basílica Menor de San Sebastián en Diriamba, de la Arquidiócesis de Managua.

"Nos unimos al llamado a la comunidad internacional para colaborar en la solución de este conflicto, en esta hermana Nación, para que se encuentre pronto el camino que lleva a la paz", han señalado.

Así, los prelados mexicanos han asegurado sus oraciones: "Elevamos nuestra oración para que el Señor Jesús los fortalezca, los ilumine. Reafirmamos nuestro acompañamiento hacia todo el pueblo nicaragüense".

 

 

10/07/2018-16:42
Redacción

Vaticano: Misa de exequias del Card. Jean-Louis Tauran

(ZENIT — 10 julio 2018).- El próximo jueves 12 de julio de 2018, a las 10:45 horas, en el Altar de la Cátedra de la Basílica Vaticana, se celebrará la misa fúnebre por el cardenal Jean-Louis Tauran, del Título de S. Apollinare alle Terme Neroniane-Alessandrine.

La liturgia eucarística —informa la Santa Sede— será celebrada por el cardenal Angelo Sodano, Decano del Colegio de Cardenales, junto con los cardenales y los arzobispos y obispos.

Al final de la celebración eucarística, el Santo Padre Francisco presidirá el rito de la Ultima Commendatio y de la Valedictio.

El canon 1242 del Código de Derecho Canónico de 1983 permite que solo los restos mortales del Romano Pontífice, los cardenales u obispos diocesanos, incluso eméritos sean enterrados en el interior de los templos. Así, el Concilio Vaticano II acordó que no haya tumbas en los templos.

 

 

10/07/2018-17:06
Redacción

Filipinas: El Santo Padre nombra obispo auxiliar de la diócesis de Antipolo

(ZENIT — 10 julio 2018).- El Papa Francisco ha nombrado obispo auxiliar de la diócesis de Antipolo (Filipinas) al Rev.do Nolly C. Buco, del clero de la misma diócesis, hasta ahora párroco de "Nuestra Señora de la Luz" en Cainta, asignándole la sede titular episcopal de Gemelle de Bizacena.

La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha informado esta mañana, 10 de julio de 2018, sobre este nombramiento.

 

Nolly C. Buco

El Rev.do Nolly C. Buco nació en Baganga, Davao Oriental, el 27 de noviembre de 1963. Después de la escuela secundaria, completó sus estudios de Filosofía en el Seminario del Sagrado Corazón, Palo, Leyte, y de Teología en el Seminario Mayor de La Inmaculada Concepción en Guiguinto, Bulacan. En 1999 obtuvo el Diploma y luego el Doctorado (2004) en Derecho Canónico en la Universidad de Santo Tomás en Manila. Entre 2002 y 2003 frecuentó el curso de Doctorado en Antropología en la Universidad de Filipinas en Dilima, Quezon City.

Fue ordenado sacerdote el 18 de octubre de 1993 para la diócesis de Antipolo.

Más tarde fue: entre 1993 y 1997, vicario parroquial en San Clemente y luego en la parroquia de la Catedral; en 1998 Asistente coordinador de la Comisión para la catequesis en la diócesis; en 2000 vicario judicial adjunto; entre 2000 y 2003, párroco de "Nuestra Señora del Rosario" en Montalbán, Rizal; entre 2003 y 2005, Rector del Seminario de "Nuestra Señora de la Paz y el Buen Camino" en Antipolo; entre 2005 y 2011 párroco de San Antonio de Padua en la Villa de San Antonio en Antipolo; entre 2011 y 2016, párroco de San Antonio de Padua en Kalumpang, Marikina.

Desde 2016 es párroco de "Nuestra Señora de la Luz" en Cainta, Rizal, miembro del Consejo Presbiteral y del Colegio de Consultores.

 

 

10/07/2018-09:36
Antonio Rivero

P. Antonio Rivero: Misión de profetizar y evangelizar de todo bautizado

 

DOMINGO 15 DEL TIEMPO ORDINARIO

Ciclo B

Textos: Am 7, 12-15; Ef 1, 3-14; Mc 6, 7-13

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: La misión de profetizar y evangelizar de todo bautizado.

Síntesis del mensaje: Hasta este momento Jesús había predicado Él solo, aunque con la presencia de los apóstoles que todo lo presenciaban, lo oían y veían. Ahora son ellos los que son enviados a colaborar con Él. Y parece que tuvieron relativo éxito. Sigue siendo verdad lo que el beato Paulo VI decía: "evangelizar es la gracia y la vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar" (Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, n. 14). Él mismo llama a esta misión: "la dulce y confortadora alegría de evangelizar" (n. 80).

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, Dios manda a Amós, un laico, a profetizar el a lectura). Dios manda profetas siempre, especialmente, en los momentos más difíciles, cuando la fe y la moral están relajadas, en tiempos de injusticia y pecados públicos. Un profeta es siempre elegido por Dios, a pesar de sus deseos como persona, que tal vez irían por otros derroteros. ¿Cómo responde Amós? La palabra de este profeta Amós es valiente, denunciando las injusticias sociales de su tiempo, y la falsedad del culto que realizan en el templo nacional de Samaria, Betel. Tanto al sacerdote Amasías, responsable del templo, como al rey Jeroboam, Amós les resulta incómodo y le intimidan para que se marche a su tierra, Judea. Amós, con humildad pero con firmeza, se defiende: no está profetizando por gusto propio, y menos por interés económico, como si fuera un profesional: "no soy profeta... sino pastor y cultivador de higos". Es Dios quien le manda. Y él obedece.

En segundo lugar, ahora es Jesús quien envía a sus apóstoles a evangelizar (evangelio), y con ellos a todos los sacerdotes y consagrados y consagradas. Quiere entrenarlos para cuando Él tenga que dejar esta tierra y subir al cielo. La forma en que Jesús manda a sus discípulos a anunciar el Evangelio y los consejos que les da, nos permiten aprender varias características de la auténtica evangelización. Primero, trabajar en equipo, pues esto es mejor que un trabajo personal; la evangelización es de toda la comunidad cristiana. Segundo, los evangelizadores deben estar libres de preocupaciones personales y materiales. Deben estar siempre asequibles, independientes y sin ataduras de ganancias personales. Tercero, la fe y conversión no pueden ser impuestas sino propuestas; los evangelizadores deben ser pacientes y esperar mejores momentos. Y cuarto, la llamada a la conversión es esencial para un anuncio adecuado del Evangelio; conversión que supone liberación de las servidumbres humanas y opresiones. ¿Fruto de la misión? Expulsaban demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.

Finalmente, cada uno de los laicos también es profeta y evangelizador desde el día del bautismo. Misión ésta ratificada conscientemente en el día de la confirmación. Bien nos lo ha recordado la Iglesia en el concilio Vaticano II en el decreto llamado "Apostolicam actuositatem", es decir, sobre el apostolado de los laicos con estas palabras: "Los cristianos seglares obtienen el derecho y la obligación del apostolado por su unión con Cristo Cabeza. Ya que insertos en el bautismo en el Cuerpo Místico de Cristo, robustecidos por la Confirmación en la fortaleza del Espíritu Santo, son destinados al apostolado por el mismo Señor. Son consagrados como sacerdocio real y gente santa (Cf. 1 Pe., 2,4-10) para ofrecer hostias espirituales por medio de todas sus obras, y para dar testimonio de Cristo en todas las partes del mundo" (n. 3). Más tarde, san Juan Pablo II en su encíclica "Redemptorismissio" volvió a recordarnos sobre la permanente validez del mandato misionero: "La necesidad de que todos los fieles compartan tal responsabilidad no es sólo cuestión de eficacia apostólica, sino de un deber-derecho basado en la dignidad bautismal, por la cual «los fieles laicos participan, según el modo que les es propio, en el triple oficio —sacerdotal, profético y real— de Jesucristo" (n. 71).

Para reflexionar: ¿Soy consciente de la dignidad que adquirí desde el día del bautismo: evangelizador, es decir, proclamador del mensaje de Cristo para que todos encuentren la salvación? ¿Qué me impide ser apóstol convencido: miedo al qué dirán, pereza y comodidad, la sensación de que no estoy preparado? ¿A quién está llegando mi palabra: a mi familia, a los amigos, en el trabajo...?

Para rezar: con la canción bien conocida

Señor, toma mi vida nueva
antes de que la espera
desgaste años en mí.
Estoy dispuesto a lo que quieras
no importa lo que sea
Tú llévame a servir.
Llévame donde los hombres
necesiten tus palabras,
necesiten mi ganas de vivir
donde falte la esperanza,
donde falte la alegría
simplemente por no saber de Ti.
Te doy mi corazón sincero
para gritar sin miedo
tu grandeza, Señor.
Tendré mis manos sin cansancio,
tu historia entre mis labios
y fuerza en la oración.
Así me marcharé cantando
por calles predicando
lo bello que es tu amor
Señor, tengo alma misionera
condúceme a la tierra
que tenga sed de ti.

 

 

10/07/2018-19:24
Isabel Orellana Vilches

San Benito de Nursia, 11 de julio

«Abad, patriarca del monacato occidental. Redactor de la Regula monasteriorum punto de referencia ineludible para la vida monacal que la ha tenido como norma durante más de 1500 añosProclamado Patrón de Europa por Pablo VI»

«Nada absolutamente antepongan a Cristo, el cual nos lleve a todos juntamente a la vida eterna»,consignó en el cap. 72 de su regla este gran santo. El Libro Segundo de los Diálogos, que san Gregorio Magno redactó unos cuarenta años después de la muerte de Benito, es el texto del que acostumbran a extraerse los datos de su vida. Pero este relato no es una biografía al uso; se limita a exponer hechos prodigiosos, que debieron narrar a Gregorio en el momento en que se hallaba redactando los Diálogos estos dos abades: Constantino sucesor de Benito en Montecassino, y Honorato, que presidía le comunidad de Subiaco. A Gregorio le interesó destacar la santidad de este patriarca del monacato occidental, y no tanto el discurrir cronológico de los hechos.

Benito nació en Nursia, Italia, hacia el año 480 en el seno de una familia de patricios. En su juventud cursó en Roma derecho, retórica y filosofía. En esa época dio otro rumbo a su existencia radicalmente opuesto al que llevaba: se había contaminado, en cierto modo, de la vida licenciosa de otros jóvenes coetáneos. Su hermana Escolástica le precedió en su consagración. Él comenzó retirándose a Enfide (Affile en la actualidad) para iniciar una experiencia eremítica signada por la oración, estudio, ascesis y penitencia, que ya no abandonaría. Trasveinte años de soledad, eligió el monte Subiaco para seguir retirado del mundo. Durante tres años habitó en una cueva bajo la guía de Romano, un ermitaño que moraba en otra oquedad cercana; éste le impondría el hábito monástico.

La siguiente etapa le llevó a convivir con los monjes de Vicovaro, quienes le eligieron sustituto del prior fallecido. Al parecer, las exigencias de la regla impuesta por Benito no fueron de su agrado, y tomaron el áspero camino de la venganza. Se quisieron desembarazar de él mediante una pócima venenosa que echaron en su vaso, pero cuando estaba a punto de beberlo, éste se quebró en pedazos.

Benito quedó consternado. Retornó a Subiaco con la idea de fundar nuevos monasterios y dio inicio al primero de ellos con el grupo de jóvenes que se congregó en torno a él. A éste le siguieron otros difuminados por la región. Al saberse objeto de envidia de monjes vecinos, abandonó el lugar para establecerse en Montecassino. Allí erigió otra abadía el año 529, y redactó hacia el 540 su conocida Regula monasteriorum(regla de los monasterios),fruto de su acrisolada experiencia monástica, punto de referencia ineludible para la vida monacal que la ha tenido como norma durante más de 1500 años. Su unánime aceptación ha sido la artífice del título otorgado a Benito como «patriarca del monacato occidental». El hecho de estar fundamentada en las Sagradas Escrituras y en la tradición de la Iglesia ha contribuido a que mantenga su frescura inicial. En ella no se atisba la inducción a extremadas penitencias, sino la exhortación a una vida cimentada en los pilares de la consagración: humildad, obediencia y abnegación. Al tiempo, realza la hospitalidad característica del monacato y subraya el valor incalculable del estudio. El objetivo primordial: la santidad de vida guiada por el «ora et labora». El santo abad quería conducir a todos «a Dios por el trabajo de la obediencia, de la que habían salido por la pereza de la desobediencia». La vivencia de la caridad, y la pobreza, siempre con un espíritu de fraternal y gozoso servicio por amor a Dios, ejercido en silencio, irían moldeando el discurrir de todos.

Benito fue agraciado con dones diversos, entre otros, el de milagros y el de profecía; era un dechado de virtudes. En su regla se aprecian muchas de ellas a través del perfil que trazó sobre la figura del abad, destacando el rigor que debe caracterizarle y la responsabilidad que encarna. En el primer capítulo de la misma hizo notar: «El abad debe acordarse siempre de lo que es, debe recordar el nombre que lleva, y saber que a quien más se le confía, más se le exige. Y sepa qué difícil y ardua es la tarea que toma: regir almas y servir los temperamentos de muchos, pues con unos debe emplear halagos, reprensiones con otros, y con otros consejos. Deberá conformarse y adaptarse a todos según su condición e inteligencia, de modo que no sólo no padezca detrimento la grey que le ha sido confiada, sino que él pueda alegrarse con el crecimiento del buen rebaño».Personalmente contribuyó sin descanso a ese incremento de vocaciones al que aludía. Desde Montecassino impulsó la creación de nuevos monasterios, auténticos bastiones de fe y cultura en los que se formaron incontables monjes dando lance en esos momentos a una época caracterizada por una profunda crisis espiritual.

Su hermana santa Escolástica, que compartió con él similar vocación al monacato, moraba con su comunidad en las estribaciones de Montecassino. Acostumbrados a compartir sus altos ideales, ambos se veían semanalmente de forma puntual. Al final del día, Benito regresaba al monasterio con los monjes que le acompañaban. Pero en una ocasión, Escolástica le rogó que se quedasehasta el día siguiente. El cumplimiento de la petición no entraba en los planes de Benito, riguroso observante de su regla. Se propuso partir desoyendo el ruego de su hermana, cuando una súbita tempestad le obligó a permanecer junto a ella. Viéndose sorprendido por esta contingencia meteorológica, que apareció de improviso, reconvino a Escolástica haciéndole «culpable» de la misma. Ella, paciente y animosa, replicó con ternura que al ver rechazada su petición, elevó sus ruegos a Dios y Él la escuchó. Poco tiempo después, su alma volaba al cielo, y su hermano, en un éxtasis, contemplaba su ingreso en la gloria eterna. Benito no tardó mucho en seguirla. Vaticinó su muerte que se produjo el 21 de marzo de 547, pocos días después de la de su santa hermana. Fue canonizado por Honorio III en 1220. Pablo VI lo proclamó Patrón de Europaen 1964 con la carta apostólica «Pacis nuntius».