VATICANO | migrantes y refugiados

 

P. Czerny: el desafío de la migración, prioridad absoluta de la Iglesia

 

El Subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, ilustró el compromiso de la Iglesia en el tema de la acogida y la inclusión de los migrantes y refugiados

 

 

18 septiembre 2018, 10:15 | Griselda Mutual - Ciudad del Vaticano


 

 

La misión principal de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral es la de sostener la Iglesia – a nivel local, regional e internacional- en el acompañamiento de personas en cada etapa del proceso migratorio, prestando especial atención a aquellos que, por diversas razones y en maneras diferentes, están obligados a desplazarse o huir. El Padre Michael Czerni, sacerdote jesuita, subsecretario de dicho Dicasterio, se dirigió a Lampedusa en donde realizó una intervención en la Escuela de Alta formación en Sociología del territorio, que se está llevando a cabo del 13 al 20 del corriente.

El sacerdote habló del gran desafío de la migración, prioridad absoluta de la Iglesia, recorriendo las motivaciones y la misión de la Sección dedicada a los migrantes y refugiados, guiada directamente por el Papa Francisco.

Explicó el padre Czerni que en uno de los primeros encuentros en dicha sección, el Papa evidenció tres ámbitos temporales en los cuales situar las diversas actividades para ayudar a las Conferencias Episcopales a acompañar a la gente en las cuatro fases migratorias fundamentales que son de la partida al viaje, de la llegada al regreso. En el primer ámbito –dijo - se sitúan una serie de actividades para salvar la vida de los migrantes, los refugiados y las víctimas de la trata. El segundo reúne las acciones destinadas a desarrollar políticas y programas que reconozcan la centralidad de la persona humana y el desarrollo humano integral. Y el último expresa el compromiso de la Iglesia en el afrontar las causas remotas de las migraciones formadas, para hacer de cada migración una elección libre y personal.

Las respuestas de la Iglesia a medio término fueron resumidas por el Papa en cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar. Se trata de una acción que la Iglesia - dijo el sacerdote- pretende compartir con todos los demás actores políticos y sociales para una gestión de los flujos migratorios a largo plazo y con beneficios para todos.

 

Promover soluciones alternativas a la detención para los migrantes irregulares

Con el verbo acoger, el Papa quiere subrayar la necesidad de anteponer la fraternidad al rechazo, ofreciendo canales migratorios legales y seguros. Migrantes y refugiados tienen derecho a una primera ubicación en espacios adecuados y decorosos, gracias a programas de acogida, evitando así las grandes concentraciones de personas, que a menudo terminan por agudizar las situaciones de vulnerabilidad y de incomodidad de las comunidades de acogida. Asimismo deben ser prohibidas las deportaciones masivas, y deben ser preferidas soluciones alternativas a la detención para los migrantes en situación irregular.

 

Particular atención a los menores: evitar todo tipo de detención

El verbo proteger se refiere a las acciones que deben ser emprendidas con el fin de defender a los migrantes y refugiados de las violencias, abusos y explotación, de los que a menudo son víctimas a causa de su vulnerabilidad. Se trata de una defensa que, según el Papa, debe poder contar con instrumentos jurídicos adecuados. Una particular atención – puntualizó el padre Czerni – debe ser reservada a la tutela de los menores migrantes y refugiados, evitando toda forma de detención en razón de su estatus migratorio y asegurándoles un acceso regular a la instrucción primaria y secundaria.

 

Desarrollo humano integral de migrantes, refugiados y comunidades de acogida

Con el tercer verbo, promover, el Papa – explicó el Subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados – sintetiza todas las acciones que tienen como objetivo el desarrollo humano integral de los migrantes y refugiados, así como el de las comunidades de acogida. En ese sentido deben considerarse todas las dimensiones de la existencia humana: la actividad laboral y profesional, la instrucción, las relaciones sociales, la religión y la vida familiar.

 

Programas que preparen a las comunidades locales a procesos integrativos

Por último, la integración, es un proceso bidireccional que compromete a los migrantes y a las comunidades locales, en un intercambio cultural enriquecedor. El Papa insiste en la necesidad de favorecer la cultura del encuentro multiplicando las oportunidades de intercambio cultural, documentando y difundiendo las buenas prácticas de integración, y desarrollando programas destinados a preparar las comunidades locales a los procesos integrativos.

Antes de concluir su intervención con el recuerdo de la visita del Papa Francisco a Lampedusa, el sacerdote reiteró la prioridad absoluta de la Iglesia en el afrontar el fenómeno migratorio, el de la sección Migrantes y Refugiados que está de igual modo al servicio del Santo Padre que de las Iglesias particulares, a fin de contribuir a leer las migraciones como “signo de los tiempos”, y formular respuestas pastorales eficaces y adecuadas.