Servicio diario - 10 de enero de 2019


 

Santa Marta: "El que no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve"
Rosa Die Alcolea

'Athletica Vaticana': Presentada la primera institución deportiva del Vaticano
Deborah Castellano Lubov

El Por Qué de la JMJ: 'Los Santos'
Redacción

Siria: "Ahora sabemos que no estamos solos" dicen los universitarios ayudados por ACN
Redacción

Mons. Enrique Díaz Díaz: 'Hijo amado de Dios'
Enrique Díaz Díaz

Santo Tomás de Cori, 11 de enero
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

10/01/2019-18:22
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: "El que no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve"

(ZENIT — 10 enero 2019).- “El que no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve”. “Si no puedes amar algo que ves, ¿cómo es que vas a amar algo que no puedes ver? Esa es la fantasía”, ha enfatizado Francisco, exhortando a amar “lo que ves, lo que puedes tocar, lo que es real, y no las fantasías que no ves”.

Así Francisco ha hecho una fuerte exhortación al amor, en su homilía de la Misa celebrada esta mañana, 10 de enero de 2019, en la Casa Santa Marta. “Es la fe, que da la fuerza de amar así, la fe la que vence al espíritu del mundo, que miente y divide”.

A partir de la Primera Carta de San Juan Apóstol (1 Jn 4, 19 – 5, 4) propuesta por la Liturgia de hoy, el Santo Padre ha meditado en voz alta: El apóstol Juan habla, en efecto, de “mundanidad”. Cuando dice: “Los que son generados por Dios son capaces de vencer al mundo”, habla de la “lucha de todos los días” contra el espíritu del mundo, que es “mentiroso”, es un “espíritu de apariencias, sin consistencia”, mientras que “el Espíritu de Dios es verdadero”.

 

Hijo del espíritu de este mundo

Juan va más allá y dice: “Si uno dice: ‘Yo amo a Dios’ y odia a su hermano, es un mentiroso”, es decir, “un hijo del espíritu del mundo, que es pura mentira, pura apariencia”, ha asegurado el Papa. “Y esto es algo sobre lo que os hará bien pensar: ¿Yo amo a Dios? Vayamos a la piedra de comparación y veamos cómo tú amas al hermano: veamos cómo tú lo amas”.

“El espíritu del mundo es el espíritu de la vanidad, de las cosas que no tienen fuerza, que no tienen fundamento y que caerán”, subraya Francisco.

 

Tres signos

El Papa Francisco se detiene, por tanto, en los tres signos que indican que no se ama al hermano.

“La primera señal, la pregunta que todos tenemos que hacernos es: ¿rezo por las personas? Por todas ellas, concretas, las que me están simpáticas y las que me están antipáticas, las que son amigas y las que no lo son. Primero”.

Así, ha indicado la segunda señal: “cuando siento en mi interior sentimientos de celos, envidia y quiero desearle daño o no… es una señal de que no amas. Detente ahí. No dejes que estos sentimientos crezcan. Son peligrosos. No dejes que crezcan”, ha advertido.

 

Dejar de “chismorrear”

Y entonces, la señal más diaria de que no amo a mi prójimo y por lo tanto no puedo decir que amo a Dios, “son las habladurías”, ha señalado el Santo Padre como la tercera señal. “Pongámonos en el corazón y en la cabeza, claramente: si yo chismoseo, no amo a Dios porque el chisme estoy destruyendo a esa persona”.

En este sentido, el Pontífice ha aclarado que si una persona deja de chismosear en su vida, “diría que está muy cerca de Dios”, porque –explica Francisco– no hablar “custodia al prójimo, custodia a Dios en su prójimo”.

 

 

10/01/2019-16:45
Deborah Castellano Lubov

'Athletica Vaticana': Presentada la primera institución deportiva del Vaticano

(ZENIT — 10 enero 2019).- "Hemos decidido asegurarnos de que el deporte en el Vaticano ya no sea una experiencia espontánea, sino institucional, precisamente porque el deporte es un componente fundamental de la sociedad y la cultura contemporánea".

El cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, hizo hincapié en esto al presentar a la prensa Athletica Vaticana, la primera asociación deportiva establecida en el Vaticano, y el Acuerdo Bilateral con el Comité Olímpico Nacional Italiano (CONI), este jueves, 10 de enero de 2019, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

"El deporte —ha recordado Mons. Ravasi— es un lenguaje universal, por lo que queríamos que, entre los muchos que hablan este idioma en todo el mundo, también esté la voz del Vaticano y de la Santa Sede, en su forma más directa e inmediata formar. Entre otras cosas, estos contactos no son solo con CONI, el Comité Olímpico Italiano, sino también con el COI, el Comité Olímpico Internacional, la institución deportiva más grande del mundo".

El cardenal Ravasi recordó cómo, a su manera, el deporte tiene la capacidad de ser un "testigo religioso". Exploró el lugar apropiado y hermoso del deporte en la fe y en el Vaticano, y también en el corazón del Santo Padre desde su tiempo en Buenos Aires, pero también advirtió contra sus excesos y elementos sórdidos y problemáticos.

 

Intervención de Gisotti

En el acto de presentación, han participado cinco personas: El cardenal Ravasi; Giovanni Malago, presidente del Comité Olímpico Nacional Italiano (CONI) y miembro del Comité Olímpico Internacional (C01); Luca Pancalli, presidente del Comité Paralímpico Italiano (CIP); Melchor José Sánchez de Toca y Alameda, Subsecretario del Consejo Pontificio para la Cultura y Presidente de Athletica Vaticana, y Michela Ciprietti, representante de Athletica Vaticana.

Alessandro Gisotti, Director de la Oficina de Prensa del Vaticano, presentó inicialmente la iniciativa y recibió un aplauso por su nombramiento como Director interino de la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Mencionó brevemente a nivel personal su gratitud por la confianza que se le dio y compartió que tiene dos hijos, y señaló que, por consiguiente, entiende el valor de los deportes en su formación.

 

"La iniciativa nos ha unido"

La atleta del Vaticano, Michela, que trabaja en la farmacia del Vaticano, relató cuánto ha significado esta iniciativa para aquellos que ahora participan: "Además de vernos en el trabajo y en todo el Vaticano, nos veríamos las caras familiares, mientras corremos o hacemos ejercicio a lo largo del río Tíber de Roma, o cerca de Ponte Milvio, o alrededor del Foro Romano o las Termas de Caracalla". En lugar de tener estas realidades separadas, mientras tenemos en común el amor por el ejercicio o el deporte y la fe, "nos complace ver que esta iniciativa que nos ha unido, se convierta en una realidad".

 

Misa en los maratones

Si bien la entidad del Vaticano no está enfocada en los Juegos Olímpicos, no descarta nada, y parece estar abierta a los Juegos del Mediterráneo o los "Juegos de los Países de los Pequeños Países Europeos", junto con países como Malta, Montenegro, Liechtenstein y San Marino.

Michela también apuntó cómo Athletica Vaticana se distinguirá también por sus aspectos espirituales, incluida la incorporación de Misas en maratones, tiempo de oración y otras iniciativas.

Participar como atleta del Vaticano —señaló— es "simbólico y significativo", ya que crea un puente entre el arte y la fe. "Incluso un solo atleta participante podría ser un testimonio válido", dijo, y señaló que esto les da más razones para darlo todo en la pista.

 

 

10/01/2019-12:49
Redacción

El Por Qué de la JMJ: 'Los Santos'

(ZENIT — 10 enero 2019).- En 12 días comenzará la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá, donde ya están llegando peregrinos de todo el mundo y sobre todo, de los países de América Latina, para encontrarse con el Papa Francisco, que llegará a Ciudad de Panamá el miércoles, 23 de enero de 2108.

Pedro Guevara Mann, sacerdote panameño y Director Artístico de la JMJ Toronto 2002 comparte, a través de Zenit, durante estas semanas, un poco de su experiencia con la JMJ –la Jornada Mundial de la Juventud– y explicar los orígenes de este encuentro de la Iglesia Universal.

Hoy ofrecemos el 9º artículo de la serie El Por Qué de la JMJ, publicados en Zenit de manera exclusiva. En esta reflexión, el diácono panameño señala que el Santo Padre “nos invita a ir a la JMJ”, pero esta “no es solo una invitación a ir a una fiesta o celebración”.

"La invitación es una de ir caminando bajo la Cruz, junto a María y los Santos, hacía Jesús —anuncia Guevara— a encontrarnos con la Iglesia y aprender acerca de nuestras creencias; a ir en espíritu de reconciliación y con actitud de peregrinos. Es un llamado a seguir las enseñanzas de Jesús. Es un llamado a ser Santos".

Pedro Guevara es diácono permanente en la arquidiócesis de Toronto, en Canadá donde trabaja como productor de TV para Salt + Light Catholic Television.

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Las Santos

Sigue la reflexión del diácono Pedro Guevara:

Comenzamos nuestra reflexión hace unos meses viendo como todos queremos —o debemos querer— ser santos. Hoy vamos a ver a aquellos que ya son lo que nosotros queremos ser.

La vez pasada vimos como la JMJ es una oportunidad para celebrar y "proclamarlo de los techos". La JMJ también es un caminar para encontrarnos con Cristo y con su cuerpo, la Iglesia — para encontrarnos con la Iglesia Jerárquica, con el Papa y los Obispos — para aprender acerca de y nuestra Fe. Eso lo hacemos caminando de la mano de María, bajo la Cruz, en espíritu de reconciliación y celebración.

Ese caminar es el caminar de todo cristiano. Pero a veces —muchas veces— el caminar es difícil. Es por eso que no vamos solos. Vamos como Iglesia, acompañados. Y la Iglesia nos da muchos modelos que podemos seguir. Esos son los Santos.

En el año 2000, la JMJ regresó a Roma para el Jubileo. Esta vez, cuando los peregrinos se reunieron para la Misa Final, San Juan Pablo II les dijo: "Ustedes son los Santos del nuevo milenio". Todos somos Santos y para ayudarnos a entender esto, cada Jornada tiene Santos Patronos.

Uno de los Patronos de la Jornada en Roma, fue Pier Giorgio Frasatti. Para mí esto es algo muy emocionante, porque Pier Giorgio no fue ni cura ni monje. Pier Giorgio fue un joven normal y corriente, alguien con quien yo me puedo identificar.

Cuando pensamos en santos, generalmente pensamos en gente "santa" y religiosa que vivió hace cientos de años: gente que levitaba; gente que nunca pecaba — gente de tenia visiones de Cristo o de María. Hay tantos: Santa Catalina de Siena, Santa Teresa de Jesús, San Francisco de Asís. ¡Pero yo no tengo nada en común con San Francisco de Asís!

Pero Pier Giorgio Frassati, vivió entre 1901 y 1924. Su hermana murió en el 2016. Él era un joven, fue a la universidad, se enamoró de una chica; lastimosamente murió a los 24 años. Pero vivió una vida buena e hizo mucho bien, especialmente con los pobres y marginalizados de quienes contrajo la tuberculosis que lo mató a los 24 años. Un santo joven a quien le gustaba salir con sus amigos. Que le gustaba escalar montañas e ir a excursiones. Un santo que vivió hace menos de 100 años. Ese se parece más a mí.

Toronto tuvo 9 Santos y Beatos Patronos como Pier Giorgio, casi todos jóvenes, y casi todos vivieron en el siglo 20: Inés de Roma, Giana Molla, Kateri Tekakwitha, Andrés de Phu Yen, Pedro Calungsod, Josefina Bakhita, Teresita de Jesús, Marcel Calo y Francisco Castelló y Aleu: Santos jóvenes a quienes los jóvenes de hoy pueden imitar.

Panamá 2019 tiene 8 santos patronos: Juan Pablo II (que ahora es el Santo Patrono oficial de todas las JMJs), Juan Bosco, Sor María Romero Meneses, Juan Diego, Martin de Porres, Rosa de Lima, José Sánchez del Río (Joselito) y Oscar Romero. Otra vez, varios que vivieron en el siglo 20 y en nuestro caso, latinoamericanos. Si no conoces quienes son, ve a investigar sus vidas. ¡Para nosotros no hay mejores modelos de vida!

Esto nos trae al 2002. No puedo terminar sin mencionar un nuevo aspecto que se introdujo a la JMJ en Toronto: el servicio social. ¿Por qué traer a todos estos jóvenes, pedirles que vivan como los santos que son, si no les damos la oportunidad de servir a los más pobres, a los marginalizados, a los descartados? En Toronto tuvimos proyectos con toda clase de organizaciones católicas y no católicas. Estos proyectos sociales se repitieron en Colonia, en Sídney y en Madrid. Para Rio de Janeiro en el 2013 la semana de pre-jornada, se reemplazó los "días en las diócesis" con los "Días en Misión".

Y esto es quizás, lo más importante de la JMJ. El Santo Padre nos invita a ir a la JMJ, pero esta no es solo una invitación a ir a una fiesta o celebración. La invitación es una de ir caminando bajo la Cruz, junto a María y los Santos, hacía Jesús, a encontrarnos con la Iglesia y aprender acerca de nuestras creencias; a ir en espíritu de reconciliación y con actitud de peregrinos. Es un llamado a seguir las enseñanzas de Jesús. Es un llamado a ser Santos.

 

 

10/01/2019-12:11
Redacción

Siria: "Ahora sabemos que no estamos solos" dicen los universitarios ayudados por ACN

(ZENIT — 10 enero 2019).- Hasta 300 estudiantes universitarios sirios en Homs arruinados por la guerra ahora pueden continuar sus cursos, gracias a la ayuda de la Fundación Católica Ayuda la Iglesia Necesitada (ACN).

La estudiante cristiana Sandra Satmeh declaró a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) que las becas universitarias de la organización caritativa son inestimables para las familias empobrecidas por la guerra civil.

Ella dijo: "Es una gran ayuda para nuestras familias, ya que apenas tenemos suficiente para comer o para pagar el alquiler de nuestras casas".

Desde que comenzó del conflicto en Siria en 2011, ACN ha otorgado más de 3.2 millones de libras sirias para respaldar las escuelas y las universidades.

Al agradecer a la organización benéfica por su apoyo a los estudiantes universitarios en Homs, el joven estudiante Pascal Napki dijo: "Ahora sabemos que no estamos solos".

"Esto nos da la motivación para completar nuestros estudios y, al mismo tiempo, para ayudar a los más necesitados aquí en Homs".

El estudiante de ingeniería civil Anaghem Tannous también destacó cómo la educación ayuda a los cristianos en una región arruinados por la guerra. Él dijo: "Ha habido mucho sufrimiento en Homs, y muchas familias lo han perdido todo en la guerra".

Anaghem añadió: "Poder continuar con mis estudios es lo que me ha ayudado a mantenerme optimista y feliz a lo largo de estos años". "Ahora quiero poder profundizar mi conocimiento y ayudar a otras personas aquí en mi país".

Wissam Salloum, de 21 años, estudiante de ingeniería informática, dijo: "Estoy en mi cuarto año de carrera. Espero graduarme el próximo año, pero me gustaría continuar mis estudios para evitar ser enviado a la guerra".

Los hombres sirios pueden ser reclutados a los 18 años por un período abierto, a menos que haya un solo hombre en la familia o que estén estudiando en la universidad.

El joven Wissam agregó: "Muchas gracias por su ayuda. Muchos de nosotros enfrentamos dificultades, pero nunca nos fallaron con su apoyo".

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Ayuda a la Iglesia Necesitada es una Fundación Pontificia bajo la responsabilidad de la Santa Sede. Como caridad Católica, ACN apoya a los fieles donde son perseguidos, oprimidos o necesitados a través de la información, la oración y la acción.

Fundada en 1947 por el Padre Werenfried van Straaten, a quien el Papa San Juan Pablo II llamó "destacado apóstol de la caridad", la organización trabaja actualmente en 140 países de todo el mundo.

Realizando miles de proyectos cada año, la organización de caridad proporciona apoyo de emergencia para personas que sufren persecución, transporte para clérigos y laicos, biblias infantiles, medios de comunicación y proyectos de evangelización, iglesias, estipendios de Misa y otros tipos de apoyo para sacerdotes y monjas y capacitación para seminaristas.

Ayuda a la Iglesia Necesitada del Reino Unido es una organización benéfica registrada en Inglaterra y Gales (1097984) y Escocia (SC040748). La oficina de ACN en el Reino Unido está en Sutton, Surrey, y hay una oficina escocesa en Motherwell, cerca de Glasgow y otra oficina en Lancaster que cubre el noroeste.

Josué Villaión

Traducción de Richard Maher

 

 

10/01/2019-15:56
Enrique Díaz Díaz

Mons. Enrique Díaz Díaz: 'Hijo amado de Dios'

Isaías 42, 1-4. 6-7: "Miren a mi siervo en quien tengo mis complacencias" Salmo 28: "Te alabamos, Señor"
Hechos de los Apóstoles 10, 34-38: "Dios ungió con el Espíritu Santo a Jesús de Nazaret"
San Lucas 3, 15-16. 21-22: "Después del bautismo de Jesús, el cielo se abrió"

 

Hijo de Dios

Hace un año, celebrábamos la fiesta del Bautismo del Señor, y resaltábamos la importancia de ser hijos de Dios. Después de casi un mes, se acercó a mi una mujer, de aproximadamente treinta años de edad, y me comentó: "Vengo a darle las gracias. El año pasado estaba yo completamente decepcionada. Las fiestas de Navidad en lugar de llenarme de alegría me sumieron en una profunda depresión y ya había decidido quitarme la vida. No le veía sentido, me sentía inútil, despreciada, sucia, sin valor. No sé por qué vine a la catedral. Usted insistió varias veces que hoy Papá Dios nos repetía a cada uno de nosotros: 'Tú eres mi hijo amado, mi hija amada'. No sabe cómo penetraron esas palabras en mi corazón y tomé la decisión de enfrentar la vida como viniera puesto que Dios me amaba. Todavía me llegan las depresiones y no supero bien mis crisis, pero recuerdo esas palabras y me ayudan mucho. Gracias" Yo no recuerdo mucho qué dije ese día, ni he sabido qué sucedió después con esta persona, solamente sé que si pensamos seriamente en que somos hijos de Dios y que Él nos ama, nuestra vida tendrá otro sentido.

 

Manifestación de Jesús

El ciclo de la Navidad se cierra con la celebración del bautismo de Jesús que es una manifestación más de su persona. El nacimiento nos lo muestra como el "Dios-con-Nosotros", el "Verbo Encarnado", el "Verdadero Salvador. La Epifanía nos abría nuevos horizontes con el universalismo de la salvación, es un Dios para todos, que rompe las barreras y hermana a todos los pueblos, "Luz que alumbra a todas las naciones". El Bautismo de Jesús, como un preludio de su vida apostólica, nos muestra por una parte su vinculación y hermanamiento con todos los hombres que en el Bautismo de Juan buscaban el arrepentimiento y la conversión, pero por otra es la revelación de Jesús como Hijo de Dios y enviado del Espíritu Santo. Así al mismo tiempo que asume el bautismo de Juan, con agua, para la purificación según el uso judaico antiguo, muestra la gran diferencia con el bautismo según el Espíritu, que transforma el corazón, dando una vida nueva. El Espíritu revela la verdadera identidad de Jesús y marca cuál es su misión en la historia.

 

Hijo amado de Dios

Aunque ya Juan el Bautista lo proclamaba como "otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias",es la voz del Padre Celestial y la confirmación por la presencia del Espíritu quienes dan la plena manifestación de la persona y de la tarea de Jesús. La declaración: "Tú eres mi Hijo, el predilecto; en ti me compiazco",ratifica la misión que realizará Jesús en la historia de la salvación. Jesús se compromete con entera libertad en la obra de Dios Padre, camina en la construcción de un Reino nuevo, donde los pobres y los olvidados tienen un lugar especial. El sentido del bautismo de Jesús es insertarse en el Proyecto de Dios Padre que quiere que todos tengan vida y la tengan en abundancia. Pero estas palabras y este proyecto no quedan sólo en Jesús, se extienden a todo ser humano que debe reconocerse y reconocer a los hombres y mujeres como "hijos predilectos de Dios". Si nos miramos con verdaderos hijos de Dios no podemos tener complejos de inferioridad ni arrastrar a cuestas una vida considerada inútil. Si reconocemos que tenemos la dignidad de ser hijos de Dios, ahí radica toda la fuerza y vitalidad del creyente. Pero también nos compromete en el reconocimiento de los demás como verdaderos hijos de Dios con quienes tenemos que construir su sueño y su plan de salvación. Por eso, cuando realmente nos reconocemos como hijos de Dios, son absurdas tantos las tentaciones del desaliento, como las discriminaciones e injusticias en contra de los que participan de la misma filiación divina.

 

Participación trinitaria

La manifestación de Jesús como una persona de la Santísima Trinidad, tiene también una gran importancia para enseñarnos lo que acontece en el bautismo de cada creyente. Cada bautizado es recibido e invitado a vivir plenamente esta comunión trinitaria. Por eso son absurdos esos bautismos que queriendo hacerlos más solemnes, se hacen privados y especiales, pues rompen la comunidad y el sentido de hermandad que el bautismo nos otorga. El bautismo, siendo un compromiso muy personal, en nuestro caso asumido por los padres y padrinos, se sitúa como el inicio de un camino espiritual pero no puede quedarse en un ámbito interior, sino que implica una responsabilidad para con los demás, un reto de hacer de nuestro mundo, un mundo nuevo: el Reino de Jesús.

 

Bautizados en Cristo

Muchos miran el bautismo como una especie de iniciación social y casi como un pretexto para una reunión o fiesta familiar. Pero es mucho más, es el inicio de la participación de la vida divina. Otros lo miran como un requisito o un pasaporte a la eternidad, o como si fuera una credencial o un boleto que nos acredita para participar en eventos religiosos, pero el bautismo es más: un regalo de divinidad y un compromiso personal para sumarnos a la propuesta de Jesús. Cada día deberíamos renovar los compromisos bautismales. Bastaría que recordáramos las renuncias a vivir en un mundo de pecado, de egoísmo y de muerte, y asumiéramos los compromisos de creer en un Dios Padre, de unirnos a su Hijo Jesús y de dejarnos conducir por Dios Espíritu Santo. Tendremos que renovar fuertemente este sentido bautismal tanto los padres y padrinos, como los propios bautizados. Por el Bautismo nos injertamos en el Cuerpo Místico de Jesús y nos hacemos templos del Espíritu Santo, no para vanagloriamos en falsas dignidades, sino para asumir nuestro especial papel de discípulos y misioneros unidos a la misma misión de Jesús.

¿Qué sentido le hemos dado a nuestro bautismo? ¿Cómo estoy viviendo mi dignidad de Hijo de Dios? ¿Cómo construyo mi comunidad a semejanza del Dios Trino de cuya vida participamos por el bautismo? ¿Cómo respeto mi persona y la de los demás, sabiendo que es templo del Espíritu Santo?

Dios Padre Bueno, que en el bautismo de Jesús nos invitas a participar de tu vida Trinitaria, concédenos que, asumiendo con alegría nuestra dignidad de hijos tuyos, trabajemos en la búsqueda de la verdadera unión, armonía y paz de todos los pueblos. Amén

 

 

10/01/2019-18:28
Isabel Orellana Vilches

Santo Tomás de Cori, 11 de enero

«Este franciscano emprendió el camino de su consagración con la decisión irrevocable de ser santo. En él se incluyeron cuatro décadas de aridez y ausencia de consuelos, colmadas de oración, fe y caridad por Dios bendecidas»

Fue un ejemplo de humildad y de caridad. Creció y vivió con la convicción de que tenía que ser santo. Nacido el 4 de junio de 1655 en Cori, Italia, su infancia estuvo marcada por la pérdida de sus padres y la responsabilidad de cuidar de sus hermanas. Aprendió el oficio de pastor y gustó de la presencia de Dios, de la que también le hablaba el espléndido entorno de la campiña en la que pasaba largas horas al día saboreando una fecunda soledad, cual manto en el que envolvía el divino coloquio que sostenía con el Altísimo. En el entorno le habían dado el nombre de el santicopor su manifiesta piedad.

Cuando sus hermanas se desposaron, pudo abrazar la regla franciscana ya que estaba familiarizado con la comunidad de frailes que se hallaba en su ciudad natal. Después de realizar el noviciado en Orvieto, y de cursar los estudios reglamentarios, en 1683 fue ordenado sacerdote. Su primera misión fue la de maestro de novicios en el convento de la Trinidad de esa localidad. Pero Tomás amaba la vida eremítica. Por eso cuando supo que esa vía comenzaba a despuntar en la Orden, y que las previsiones de gobierno de sus superiores incluían la posibilidad de poner en marcha un Retiro en el convento que existía en Civitella (actual Bellegra), se ofreció para esta misión. Aquéllos, que conocían sus dotes singulares, lo destinaron allí. Llamó a la puerta del convento en 1684 con una carta personal de presentación, clara y escueta; rezumaba humildad: «Soy fray Tomás de Cori y vengo para hacerme santo».

Con excepción de un pequeño paréntesis de seis años en los que fue guardián del convento de Palombara, donde llegó con el objetivo de instaurar otro retiro, el resto de su vida lo pasó en Bellegra. Entre sus muchas virtudes se destaca su vivencia de la oración continua, y su amor sin reservas a la Eucaristía; la clave de su vida radicaba en las interminables horas de postración ante el Santísimo.«Si el corazón no está en oración, la lengua trabaja en vano», solía decir, aconsejando a los frailes que leyesen con devoción el oficio divino. Por su fecundidad fue denominado el «apóstol del sublacense». Durante más de cuarenta años experimentó la aridez y ausencia de consuelos.

Exquisito en su caridad, se ofrecía a todos de manera servicial y respondía con paciencia a los hermanos que no veían con buenos ojos la radicalidad de la vivencia de la regla franciscana. Incluso llegaron a dejarle solo para atender el convento. Con tan celeste bagaje recorría los caminos, administraba los sacramentos y veía florecer los milagros a su paso. Fue un apóstol incansable que transmitía el evangelio con la transparencia de quien lo ha hecho vida en sí mismo. Con claridad y sencillez,
conmoviendo con sus palabras a quienes iban a escucharle, su voz resonaba fundamentalmente entre las gentes que poblaban el Lacio.

Como buen franciscano, no ocultaba su predilección por los pobres. Para éstos reservaba también esos actos de caridad con los que ha jalonado su biografía, dejando plasmados rasgos de fe que atraían del cielo bendiciones divinas extraordinarias. Así se cuenta, que habiendo dejado vacías las despensas del convento de pan por haber repartido todo entre los necesitados, al llegar sus hermanos hallaron cubiertas todas las necesidades que tenían. En el «Epistolario» de su autoría se detecta su exquisitez y atención a cada una de las personas que se acercaron a él, junto a las que dispensaba a los hermanos de su comunidad.

Fue agraciado con muchos favores celestiales, entre otros, los éxtasis que en ocasiones se producían públicamente. Uno de ellos sucedió mientras se hallaba repartiendo la Sagrada Comunión y fue elevado hasta el techo portando el copón en sus manos para volver a descender poco más tarde ante los atónitos ojos de los fieles, a los que pudo continuar dando la comunión con toda naturalidad. Falleció el 11 de enero de 1729, mientras dormía, con el sublime gozo de haberse entregado enteramente a Cristo y a los demás; ese mismo día, como era su costumbre, atendió a los penitentes en el confesionario durante horas. Fue beatificado por Pío VI el 3 de septiembre de 1786, y canonizado por Juan Pablo II el 21 de noviembre de 1999. Ese día este pontífice recordó que el santo «fue imagen viva del buen Pastor. Como guía amoroso, supo conducir a los hermanos encomendados a su cuidado hacia las verdes praderas de la fe, animado siempre por el ideal franciscano», haciendo notar que vivió «la realeza del amor y del servicio, según la lógica de Cristo».