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Pre-JMJ con los jóvenes indígenas: «celebrar la fe y la riqueza de las culturas»

 

Vatican News entrevista al padre José Fitzgerald, uno de los organizadores del evento: "Deseamos que los jóvenes indígenas sean conscientes de que son herederos de una gran riqueza espiritual, de una alegría y de una cultura que el mundo tanto necesita".

 

 

16 enero 2019, 12:00 | Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano


 

 

El Encuentro Mundial de la Juventud Indígena es una iniciativa inspirada en el discurso del Papa Francisco a los voluntarios de la JMJ Cracovia 2016, en el que el Pontífice instó a los jóvenes a ser la "esperanza del futuro". Y para ello- dijo el Santo Padre- hay que tener memoria y coraje:

«Primero memoria... preguntarme de dónde vengo: memoria de mi pueblo, memoria de mi familia, memoria de toda mi historia y segundo... tener coraje; ser valiente, no asustarse».

 

Memoria y coraje para ser la esperanza del futuro

Después de estas palabras de Francisco, nació la idea de que los jóvenes de los pueblos originarios tuvieran una ocasión para celebrar la fe en Jesucristo desde la riqueza milenaria de sus culturas, además de compartir los retos y esperanzas. Tras meses de esfuerzos y organización se llevará a cabo el Encuentro Mundial de la Juventud Indígena (EMJI),  en la comunidad de Soloy, comarca Ngäbe-Buglé, Diócesis de David en Panamá como parte de la pre JMJ.

“Una oportunidad propicia para responder a la invitación del Sucesor de Pedro a la juventud de agradecer por la historia de pueblos y asumir con valentía los desafíos que nos rodean, para seguir adelante llenos de esperanza en la construcción del otro mundo posible”, afirma en entrevista para Vatican News el padre José Fitzgerald, secretario ejecutivo de la Coordinación Nacional de Pastoral Indígena (CONAPI) –principal organización promotora de este encuentro, que se realizará en Panamá, entre los días 17 y 21 de enero de 2019; en el que participarán delegaciones de pueblos originarios panameños y también de otros países como Argentina, México, Chile, Venezuela, etc.

 

Desafíos de la juventud indígena

“Asumimos la memoria de nuestro pasado para construir la esperanza con valentía”, es el lema del encuentro que fue escogido por los jóvenes indígenas panameños del equipo organizador: unas palabras que van en plena sintonía con los principales desafíos a los que se enfrentan estas generaciones, que cada día deben superar obstáculos como la marginación, la precariedad económica y la dificultad de vivir su identidad en un mundo que a veces no aprecia la particularidad de las culturas.

 

Logo del EMJI 2019

Cabe destacar la importancia del significado del logo del EMJI: por un lado vemos la cruz, símbolo central de nuestra fe cristiana, que invita a comprometerse como jóvenes con el ejemplo de Jesús, "Él que es la plenitud de la esperanza de nuestros pueblos".

La casa de penca, además de ser la casa tradicional de muchos pueblos indígenas, simboliza la unidad de una comunidad que camina unida. El cacao es el fruto sagrado de muchos pueblos Mesoamericanos: "Tomamos el cacao en los momentos importantes de la vida de la comunidad en un espíritu de solidaridad, para sentirnos como verdaderos hermanos y hermanas, una sola familia", explica el organizador.

Asimismo, las raíces de la planta representan nuestro respeto a la Madre Tierra que da vida y la gran historia de estos pueblos. "El maíz, además de ser el grano básico de la alimentación mesoamericana, es el alimento sagrado de nuestros pueblos".

Por último, el camaleón invita a respetar toda la creación de Dios en su gran diversidad: a comprometerse como jóvenes a mantener la relación íntima con la creación de Dios como herencia de sus abuelos.

 

¿Cuáles son los frutos que esperan obtener de este encuentro?

"Esperamos que los jóvenes puedan conocerse unos a otros, que se enfoquen en el compromiso y en los buenos ejemplos que hay en sus pueblos, donde tantos han luchado y dado sus vidas para proteger a su gente. Deseamos que los jóvenes indígenas sean conscientes de que son herederos de una gran riqueza, de una alegría y de una cultura que el mundo tanto necesita, y que vuelvan a sus hogares renovados y más fortalecidos en su fe", concluye el padre Fitzgerald.