Editorial

 

Defender la dignidad del hombre es defender la integridad de la persona

 

 

18 enero, 2019 | por ForumLibertas.com


 

 

Lo que la ideología de la perspectiva de género y su feminismo promueve atenta gravemente contra la dignidad del hombre y la integridad de la persona, porque lo culpabiliza colectivamente de oprimir y coaccionar a las mujeres, y la actual legislación española -impulsada por Zapatero y ratificada luego por Rajoy- lo establece. Es esta pretendida agresión global la que justifica la grave asimetría de las penas sobre violencia de género en función de si el autor es hombre o mujer. Esta concepción crece y crece, y ha construido un peligroso sistema totalitario, en el sentido de que se condena y censura toda discrepancia por bien avalada que esté por datos y hechos.

El hombre se ha convertido en el chivo expiatorio de una España, de una sociedad occidental, en crisis. El chivo expiatorio, como señala René Girard en Veo a Satán caer como el relámpago, es fruto de la mimética que se utiliza para abjurar la crisis que padecemos como personas y como sociedad, evitando así entrar en las causas reales que la provocan. Para el modelo económico de la élite globalizadora es una solución ideal porque desvía todos los conflictos de destrucción de la igualdad, del sentido e identidad del trabajo, de la identidad religiosa, a un terreno que le parece marginal para sus intereses. Para la izquierda desnortada, le permite falsear el discurso de la igualdad, sin necesidad de enfrentarse realmente con el poder económico, y defender la dignidad del trabajo y sus frutos. Resulta escandalosamente revelador que los ministerios socialistas que se denominan de igualdad no posean ni la más mínima competencia económica. ¿A qué igualdad se refieren?

El resultado de todo ello, el hombre como chivo expiatorio, es la destrucción de su dignidad, y con él la del marido, el padre, el adolescente, el joven, porque todos ellos son responsables de la opresión de la mujer, porque todos ellos grupalmente han conjurado un sistema que las persigue, las discrimina, abusa, viola y mata. ¿Cómo pueden ser dignos los hombres cuando todos ellos son culpables de tamaños crímenes, por acción, colaboración, complicidad u omisión?

Naturalmente esta no es la realidad, pero no importa porque esto es lo que se enseña en escuelas y universidades, se legisla lo que se lee, ve y escuchan los medios de comunicación y se dedican grandes recursos económicos a aplicarlo.

Una sociedad está condenada cuando a su propia crisis une la criminalización de la mitad de la población.