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El protocolo contra la pederastia de Escuelas Católicas no es de ahora: se aplica desde 2014

 

Acaban de lanzar un decálogo para afrontar posibles casos de abuso sexual en el que se incluye alejar al presunto agresor del contacto con menores

 

 

20/03/19


 

 

Ante la repercusión que ha tenido la noticia sobre el envío por parte de Escuelas Católicas a todos sus centros de un decálogo para afrontar los posibles casos de abuso sexual que puedan sufrir, EC ha manifestado en un comunicado que "no es del todo nuevo, sino que trata de explicar de forma sencilla el procedimiento que se viene aplicando y que se inscribe en un marco de diversas acciones que se vienen desarrollando desde hace años.

El declaraciones a Religión Confidencial, el Secretario General adjunto de Escuelas Católicas, Luis Centeno revela que ya en 2014, fueron ellos los que propusieron al entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón  que se aprobara la legislación por la que se solicita a todos los trabajadores de los centros un certificado negativo del Registro Central de Delincuentes Sexuales, para proteger a la infancia y a la adolescencia. A esta propuesta se unieron después otras instituciones.

Dos años después, desde Escuelas Católicas se promovió un código de conducta  de todos los trabajadores de los centros católicos para proteger la seguridad de los menores."Por ejemplo, no se permite a un docente comunicarse de manera privada con un alumno por whastapp o que vaya a su casa", explica Centeno a RC.

 

Protocolo jurídico

Actualmente se está en fase de elaboración de un protocolo jurídico a tener en cuenta en las actuaciones que se deban llevar a cabo en el ámbito laboral de los centros ante situaciones de abuso a menores por parte de su personal.

Como parte de este proceso se ha elaborado este decálogo, un documento sencillo que trata de orientar a quienes deben intervenir ante un caso de abusos a menores en los centros e instituciones, informa Escuelas Católicas.

"Este decálogo se ha definido en sintonía al mensaje del Papa Francisco y en colaboración con la Conferencia Episcopal y con la Conferencia de Religiosos (Confer)", señala Centeno.

Aunque se ha dirigido a los directores, cada miembro de la comunidad educativa deberá saber en todo momento cómo actuar en estas circunstancias, y por ello la elaboración de este documento. Se ofrece con afán divulgativo a la sociedad, tal y como ha pedido el Santo Padre en su discurso al final del encuentro sobre la protección de los menores en la Iglesia: “Ha llegado la hora de colaborar juntos para erradicar esta brutalidad del cuerpo de nuestra humanidad, adoptando todas las medidas necesarias”.

"Por tanto, nuestro trabajo no acaba aquí. Como ha venido haciendo hasta ahora, Escuelas Católicas colaborará en todo lo que esté en su mano en la erradicación de una lacra que afecta a toda la sociedad y también a nuestro entorno, y contra la que todos debemos luchar", apuntan desde esta entidad.

Por último, Escuelas Católicas quiere resaltar la labor de la inmensa mayoría de los educadores que día a día trabajan con fidelidad a su misión evangélica en sus centros y logran hacer de ellos espacios seguros y de crecimiento integral para sus alumnos. Nuestro agradecimiento a todos ellos, así como a las familias que siguen confiando en la educación católica.

 

Algunas pautas

En dicho decálogo se insta a los colegios entre otras medidas a comunicar a la dirección lo sucedido o cualquier indicio; acoge a la víctima y hablar con la familia: "Una persona con autoridad moral se asegurará de que la víctima no corre peligro inmediato (si la agresión se ha producido recientemente) y averiguará su estado físico y emocional, poniendo a su disposición la ayuda psicológica o de otro tipo que precise, y acompañándola siempre que sea necesario. Le mostrará en todo momento comprensión, no juzgará, ni pedirá detalles morbosos. Es importante que la víctima se sienta creída y protegida, independientemente de que una ulterior investigación confirme o desmienta lo denunciado", apunta el decálogo.

Así mismo, se proporcionará atención médica y se abrirá una investigación interna "para realizar un análisis de las acusaciones realizadas, su alcance y consecuencias, respetando siempre la voluntad de las posibles víctimas y el derecho de presunción de inocencia".

 

Alejar al acusado de los menores

 El decálogo también propone alejar preventivamente al acusado de los menores para proteger a ambas partes y una orden de protección.

Además, se activará el comité de crisis y se reforzará con las personas adecuadas (en el caso de ser un religioso o sacerdote, se le abriría un proceso canónico que puede concluir con la prohibición del ejercicio del ministerio sacerdotal, expulsión de la entidad religiosa…; y en el caso de ser un profesor o personal del centro -no religioso-, se abriría un expediente disciplinario con suspensión de actividades con menores y con la aplicación del resto de medidas cautelares que se pueden adoptar, pudiendo finalizar con una sanción de despido).

Por último, el decálogo insiste en interponer una denuncia y comunicarlo a las autoridades.

 

Lo que no hay que hacer

En definitiva, Escuelas Católicas subraya diez medidas que nunca hay que hacer: No escuchar a la posible víctima; negar, de entrada, la posibilidad de que su denuncia sea cierta, o infravalorarla; culpar al niño, adolescente o adulto, del abuso o de las, enjuiciar, juzgar o acusar a otros; no denunciar o comunicar, si hay constancia de un daño a un menor; no acompañar a las personas abusadas, negarse a hacer declaraciones, pedir rectificaciones a los medios de comunicación, salvo casos flagrantes y no tomar las medidas necesarias para que hechos de este calibre vuelvan a ocurrir.