Tribunas

Y ahora a la batalla cultural

 

 

José Francisco Serrano Oceja

 

 

Nos llegan, otra vez, tiempos apasionantes en la política española. Pero más entusiasmo nos va a traer la denominada batalla cultural. Se atisba un horizonte inmediato de una ley de eutanasia, de medidas políticas que impondrán la ideología de género y la ingeniería biológica y social.

En este sentido, se va a agudizar una conciencia de normalización del aborto cada vez más libre. Una mentalidad social que se asumirá como normal y que hará muy difícil, por la espiral del silencio, cualquier postulación contraria.

No descartemos que Pedro Sánchez quiera emular al peor Zapatero y se coloque en la pretensión de ser la avanzadilla progresista de Europa. Esto ocurre cuando en Estados Unidos, por ejemplo, la opinión pública está cambiando respecto a algunas cuestiones que tiene que ver con la vida.

Por ejemplo, el aborto. En los EEUU se registra en los últimos 15 años una clara tendencia al alza de la posición pro-vida: en la gran encuesta Gallup de 2009, los que se identificaban como contrarios al aborto superaron por primera vez (51%) a los pro-aborto (42%); en 1996, los porcentajes respectivos habían sido 33% (pro-vida) y 56% (pro-aborto).

En Europa, en cambio, una macroencuesta del Instituto Sofres (2005) reveló que el 62% de los europeos se mostraban de acuerdo con la tesis “cuando una mujer no desea un niño, debe poder abortar”; los contrarios fueron un 34%. En la República Checa, el porcentaje de los que afirman la legitimidad del aborto era de un 81%; en Francia, de un 78%; en Alemania, el 64%; en España, el 59%; en Italia, el 53%; en Polonia, el 47% .

El bando provida avanza en Estados Unidos y retrocede en Europa. Pensar que Trump es causa o efecto es reducir mucho la cuestión. El factor quizás más significativo es la hegemonía cultural, que en EEUU parece corresponder desde los años 70 más bien al modelo conservador, que tiene una más adecuada comprensión del concepto “vida”, en tanto que en Europa pertenece indiscutiblemente al “progresismo”.

La batalla cultural, también en España, no será solo de lenguaje, ni de propuestas políticas. Será de “marcos conceptuales”. Según el lingüista y politólogo de moda, George Lakoff, la clave son los marcos mentales, los “frame”. Debemos desechar el “mito ilustrado” según el cual “basta con explicar los hechos a la gente: como son seres racionales, llegarán entonces a las conclusiones correctas”.

Lakoff sostiene que las personas no analizan los hechos uno a uno, sino que piensan “en paquetes”: están comprometidas previamente con marcos o estructuras intelectuales generales, e interpretan los hechos en función de su acomodabilidad a ellos. Si el nuevo dato es del todo incompatible con el marco sustentado, se lo rechazará o negará (se pensará que se trata de una fábula, una exageración demagógica urdida por el enemigo). Si los hechos no encajan en nuestro marco ideológico previo, son simplemente expulsados por la mente: resulta más “económico” negar el hecho que revisar el marco.

Teoría que debe dar que pensar. Por lo tanto, la batalla cultural en España es una batalla de “marcos mentales”. ¿Cómo se crean? Cultura, educación, medios de comunicación, es decir, industrias culturales y productos culturales… Ánimo pues.

 

José Francisco Serrano Oceja