Tribunas

Atención a la eutanasia que viene (I)

 

Jesús Ortiz


 

 

Durante el verano también se pude pensar, incluso sobre cuestiones importantes como es el derecho a la vida. Por contraste uno puede reflexionar por qué la eutanasia es un atentado contra la dignidad de la persona y una desmoralización de la sociedad.

 

Próxima ley de la eutanasia

Comencemos por decir lo más obvio y es que una ley de eutanasia no pretende una muerte digna sino una muerte rápida y menos costosa, y que el supuesto derecho se convierta en desecho. Nadie aspira a sufrir el fantasma del «encarnizamiento terapéutico» y menos los profesionales de la salud. Todos queremos morir sin sufrimiento y es algo que hoy día la medicina puede garantizar. Los cuidados paliativos son la mejor muestra de ello. Sin olvidar que los sufrimientos más duros son el no sentir cariño ni encontrar sentido a esa etapa final, sobre todo para quienes carecen de esperanza en el más allá, que no son tantos, pues lo natural es intuir alguna pervivencia personal.

El PSOE Y Unidas Podemos piden despenalizar la eutanasia como primer paso de la ley de eutanasia, que puede ser de las más «progresistas» de la Comunidad Europea. Ya lo hicieron en legislaturas anteriores y ahora van con fuerza a por ello. Ya se encargarán sus televisiones de «convencer a la gente» sobre las bondades de una ley encuadrada en los nuevos derechos sociales. Como hemos visto y veremos, se presentan a bombo y platillo unos pocos casos tremendos de sufrimiento, mientras se silencian otros muchos de pacientes atendidos incluso en sus hogares que unen y fortalecen a una familia.

 

Bypass eutanásico

Los expertos consideran como una falacia idealizar la autonomía del paciente como justificación moral de la eutanasia. Estos enfermos, más o menos terminales, son víctimas de la presión social y admiten con facilidad que son un peso para la familia y para la sociedad, de modo que son otros los que deciden por ellos. Se produce lo que denominan como «bypass eutanásico»: el salto de la autonomía del paciente a su muerte sin ser suficientemente atendido.

Los cuidados paliativos avanzan pero todavía son escasos los recursos destinados al cuidado de esos enfermos, porque algunos prefieren precipitarse por el camino de la inhumanidad, eso sí, bajo capa de dignidad ante la muerte. R. Andorno llega a decir que en estos casos el médico se convertirá en una suerte de mercenario al servicio de cualquier pretensión del paciente (Bioética y dignidad de la persona), Pueden consultarse los estudios de J. Habermas (El futuro de la naturaleza humana ¿Hacia una eugenesia liberal?, o de E. García-Sánchez (La autonomía del paciente como justificación moral de la eutanasia).

(Continuará)

 

Jesús Ortiz López
Doctor en Derecho Canónico