Sociedad y Familia

 

El consumo de porno como motor de las agresiones sexuales

 

Ante las agresiones sexuales y violaciones producidas ‘en manada’, una asociación propone 10 reflexiones necesarias para confrontarlas y advierte de la adicción a la pornografía, en la que “el hombre es el que ejerce violencia sobre la mujer”

 

 

14 agosto, 2019 | Ferran Esteve


 

 

Tras el reciente fallo del Supremo que determinó que el suceso de los Sanfermines protagonizado por ‘la manada’ fue una violación y no un abuso sexual, bueno es recordar que, al inicio de este mes de agosto, en España ya se habían registrado 42 agresiones sexuales en grupo en todo lo que llevamos de año.

Esta dramática cifra supone más del doble de los ataques ‘en manada’ que se cometieron en 2016 (18) y 2017 (14), aunque en 2018 se registraron 60, según datos del proyecto Geoviolencia sexual.

Esta realidad pone de manifiesto que la sociedad española se enfrenta a un grave problema de delitos sexuales que va en aumento. En este contexto, hay que recordar que el consumo de porno es un factor generador de agresiones sexuales.

Así lo considera la asociación Dale Una Vuelta, que propone 10 reflexiones para confrontar las agresiones sexuales y violaciones ‘en manada’.

En ese decálogo, advierten de que “casi el 90% del contenido pornográfico es agresivo, y en la inmensa mayoría el hombre es el que ejerce violencia sobre la mujer”.

Entre los principios fundacionales de esta asociación están el “defender a la mujer, su dignidad y derechos, tan pisoteados; y una sexualidad sana, asertiva, libre e informada”.


Casi el 90% del contenido pornográfico es agresivo; en la mayoría el hombre ejerce violencia sobre la mujer

 

En el siguiente vídeo, reproducido por esta asociación, Gabriel Núñez, autor de El porno feroz, se pregunta por qué, viendo pornografía, se sigue un modelo en el que “la única relación es siempre de dominio del hombre sobre la mujer”, donde “lo que se pretende es que esa humillación sea cada vez más explícita y donde se buscan los límites”.

Considera que “la pornografía acaba siendo una celebración de la agresión a la mujer, que cuenta con un consenso social muy sospechoso, porque no se escuchan voces disidentes”.

Lo que te enseña el porno es “cómo tienes que tratar a una mujer y que la mujer no es nada. Es un proceso de cosificación donde al final la mujer la usas y la tiras”, añade.

El porno es “una propaganda misógina y un sistema de relaciones totalmente retrógrado y donde se pulverizan los pocos logros obtenidos de igualdad en cuanto a derechos de hombres y mujeres”, concluye.

 

 

Consumo de porno, agresiones sexuales y feminicidios

En 2006, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicaba el documento ‘La salud sexual y su relación con la salud reproductiva: un enfoque operativo’, con esta definición: “La salud sexual […] requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia”.

Este planteamiento choca frontalmente con las imágenes que se pueden visionar prácticamente en todas las webs de contenido pornográfico, donde la mujer pasa a ser un mero objeto sexual en manos de hombres; y donde la coacción, la discriminación y la violencia están bien presentes.

De esta manera, hay una clara correlación entre el porno y las agresiones sexuales y violaciones, como ya advertía en 2016 Carmina Serrano, psicóloga especialista en violencia de género.

“El contenido de las páginas pornográficas es cada vez más violento y es visto mayoritariamente por los jóvenes y adolescentes a partir de 12 años”, denunciaba.

Ese mismo año, los datos publicados por el portal Pornhub, uno de los más conocidos, sobre los países con más visitas buscando porno; y los facilitados por el Centro Reina Sofía, acerca de los países donde hay más violencia machista, constataban la relación del consumo de pornografía con los feminicidios.

Un año más tarde, en septiembre de 2017, Carme Sánchez, psicóloga, coincidía con otros expertos en denunciar los efectos del porno en niños y adolescentes.

“Si la única educación sexual que reciben los adolescentes proviene del porno, puede distorsionar el concepto de sexualidad y relaciones sexuales y puede afectar negativamente en su desempeño sexual a corto plazo”, advertía.


El consumo de porno por parte de menores distorsiona su visión de la sexualidad

 

10 reflexiones frente a las agresiones sexuales

Ante este escenario y el incremento de las agresiones sexuales en España, la asociación Dale Una Vuelta recuerda que “en una agresión sexual en grupo, no parece que se cumpla la definición de salud sexual elaborada por la OMS” y propone un decálogo de reflexiones para hacer frente a esta lacra, que reproducimos a continuación:

  1. Un acto sexual se caracteriza por respetarte a ti mismo y a los demás. El respeto es un sentimiento positivo que tiene como base el reconocimiento y aprecio por esa persona y por ti mismo. Y tú, ¿te quieres a ti mismo?
  2. La vinculación y la intimidad de cualquier acción sexual son necesarias para conectar con la otra persona. La esfera de la intimidad es el espacio privado que una persona protege. ¿Ella te ha dado permiso para entrar?
  3. La mujer, como cualquier ser humano, tiene emociones, pensamientos, preocupaciones, deseos, ilusiones y proyectos. Es algo más, mucho más, que objeto de tu placer. ¿Por qué vas a truncar sus sueños?
  4. En una agresión sexual, ella está sufriendo por lo que estás haciendo. La empatía es un sentimiento que hace que alguien sienta lo mismo que otra persona, te acerca a su dolor y sufrimiento. ¿Cómo vas de empatía, de cercanía, de ponerte en su piel?
  5. Para alcanzar la salud sexual existe una condición: disfrutar del acto sexual. En una agresión sexual se funde la sexualidad con la violencia verbal y conductual. Recuerda, para ser “sexualmente sano” el sexo y la violencia no van de la mano. Realmente, ¿disfrutas agrediendo?
  6. Respeta su NO. Ella es libre de elegir no querer tener sexo contigo. Y si no lo haces, ¿por qué crees que no lo estás haciendo? ¿Miedo? ¿Soledad? ¿Por pertenecer al grupo? ¿Satisfacción sexual? Reflexiona sobre las emociones que hay debajo. ¿Qué sentimientos alimentan esos impulsos?
  7. La sexualidad también tiene que tener coherencia con tus valores. Los valores definen los pensamientos, creencias de las personas en como desean vivir y compartir la vida con quienes le rodean. La violencia, la coacción, ¿es tu marca de la casa? ¿Has reflexionado sobre cómo quieres vivir tu propia vida?
  8. Una relación sexual sana incluye igualdad, equilibrio, armonía. En una agresión sexual hay dos roles: el agresor y la víctima. Y tú eres el único protagonista. Sigamos la regla habitual: dos mejor que uno. ¿Por qué no eliges un sexo donde los dos os miréis de tú a tú, de igual a igual? Donde los dos seáis protagonistas.
  9. En tu propia sexualidad también hay una parte de responsabilidad. Los actos tienen consecuencias, y no solo legales. ¿Has pensado a la hora de tomar esa decisión? Quizás no, ya que muchas veces las drogas o el alcohol actúan de aceleradores. Antes de salir de casa con ganas de darlo todo y pasarlo bien, ¿has pensado en que una noche loca puede no ser tan divertida al día siguiente, los años siguientes?
  10. Casi el 90% del contenido pornográfico es agresivo, y en la inmensa mayoría el hombre es el que ejerce violencia sobre la mujer. Si el porno es tu principal fuente de educación sexual, ¿crees que estás imitando a esos actores que ves en tu móvil? ¿Quieres ese tipo de sexo para siempre?

Visto todo ello y el aumento de agresiones sexuales en España, habría que insistir en que, si recientemente Reino Unido restringió el acceso al porno de los menores, con una ley con medidas “rigurosas” al respecto, ¿por qué el Gobierno español no adopta medidas parecidas?

 

Las cifras de los efectos nocivos del consumo de pornografía, reproducidos a partir de la web de ‘Dale Una Vuelta’: