Colaboraciones

 

Tarik el cazador

Una historia con mensaje

 

 

03 septiembre, 2019 | por Roberto Plana Abadía


 

 

 

El poblado tenía unos 70 indígenas y su problema principal era que hubiera comida para todos cada día del año. Estaban organizados y el jefe se nombraba por aclamación entre el conjunto de los notables, que lo eran solamente por reconocimiento de los pobladores de haber hecho algo en bien de la comunidad. La obligación principal del jefe era que todo funcionara, principalmente que no faltara la comida y para ello tenían su propio modo de hacer. También se nombraban dos ayudantes de los que uno de ellos tenía que ser mujer y junto con el chamán dirigían el poblado.

Dependían de la caza que no era abundante según la estación y hacía falta una habilidad especial para seguir huellas, cercar la pieza y abatirla con sus herramientas rudimentarias. Las jornadas de caza duraban desde el amanecer hasta el ocaso y eran agotadoras. Dos miembros de la tribu sobresalían claramente en estas habilidades, Tarik el cazador y Zonás el trampero y por su especialidad se dedicaban a grandes y pequeños animales respectivamente. El equipo de caza era más numeroso y por este motivo, Tarik tenía cierta preponderancia respecto a Zonás. Los dos cazadores eran competidores y éste siempre trataba de que la cantidad de su suministro compensara el menor peso de las piezas. Este afán no era gratuito porque ser la fuente de alimentación del poblado tenía sus ventajas en términos de reconocimiento y comodidades. En efecto, el poblado les permitía tener sus propias cabañas con todo su contenido, les facilitaba el material necesario para su trabajo, no participaban en las tareas comunes de mantenimiento del poblado y se quedaban con una parte pactada de su caza. De este modo sus comidas podían ser más abundantes con las partes más escogidas de las piezas cobradas. La comida que era comunitaria, se completaba con frutas y raíces del bosque recogidas directamente pero el valor nutritivo provenía de la carne.

La caza duraba varias jornadas y se necesitaba la participación de otros miembros y todos los hombres deseaban ser uno de ellos. La razón era que recibían una parte de lo cazado, que podían consumir cómo y cuándo quisieran, y al mismo tiempo recibían reconocimiento del poblado. La elección del grupo de caza dependía de Tarik y de Zonás según fueran las piezas a conseguir, del buen o mal tiempo, de las épocas de celo y de las necesidades del poblado. Solamente se aceptaban los que eran necesarios y era norma que de tanto en tanto se incorporaban algunos ayudantes sin experiencia para renovar las habilidades cazadoras del poblado en su conjunto.

En consecuencia, un mismo indígena podía gozar de las ventajas de formar parte de los equipos de Tarik o de Zonás y en otro momento quedarse en el poblado y recibir solamente la ración genérica que era suficiente pero no especial. Además, en este caso tenía que participar en todas las tareas complementarias del poblado puesto que si no lo hacía no tenía derecho a su ración.

La organización social, si se puede emplear este concepto, era muy simple siempre bajo la consigna de que todos los miembros del poblado tenían que recibir el alimento necesario:

El jefe del poblado y su grupo de apoyo. Su ventaja era ser los primeros en elegir sus raciones y no hacer tareas manuales. Organizaban el reparto de carne con un criterio de suficiencia sin ningún exceso.

Los Cazadores. Tarik y Zonás y sus grupos del momento que suministraban la caza necesaria para el poblado y para su propio excedente que les proporcionaba mejores raciones.

El resto del poblado que recogía fruta, mantenía las chozas, confeccionaba la vestimenta, cuidaba de los niños y de los ancianos y preparaba las diferentes celebraciones anuales. Su alimento de carne dependía del reparto hecho de las piezas cazadas.

Todo el poblado estaba muy interesado en el resultado de la caza y no querían que Tarik ni Zonás se dedicaran a otras tareas que no estuvieran dirigidas a suministrar la carne necesaria. Pero no siempre la caza daba el mismo resultado y el jefe acordaba con los dos cazadores cuál debía ser la parte destinada al poblado y la que podían reservarse ellos mismos. En estos acuerdos, Tarik y Zonás no competían sino que compartían sus criterios comprendiendo que la salud del poblado dependía del acierto en su tarea. Aportaban su experiencia sobre lo que se podía conseguir en cada época del año y según estas informaciones se convenía el reparto a efectuar. En algunas ocasiones la caza había sido escasa y no quedaba ninguna reserva para ellos. En estos casos todo el poblado, incluyendo a los grupos cazadores, compartía la carne disponible y en alguna ocasión extrema solamente hubo frutas y raíces para alimentarse.

 

Era un pueblo conformado y feliz sin tensiones internas.

Pero no siempre había sido así. Hacía ya algunos años, un grupo de jóvenes se opusieron a la preeminencia de Tarik y de Zonás. Decían que no estaba justificada y que ellos podrían suministrar las mismas piezas sin pedir ninguna ventaja a cambio. ¿Por qué había que aceptar que no todos eran iguales? El tema se debatió con ardor y el propio Tarik sugirió que se hiciera la prueba dando la oportunidad del suministro de caza a esta nueva opción.

El nuevo grupo se organizó para decidir conjuntamente los planes de acción y partió a cazar.

Volvieron al cabo de unas semanas con pocas piezas e insuficientes para colmar las necesidades del poblado. Explicaron que había muy poca caza y que les costó mucho encontrarla. Tratando de resolver el problema, hubo varias propuestas pero les costó decidir la que fuera más ventajosa y no todos estuvieron bien dispuestos a aceptarla. No hubo peleas entre ellos pero ninguno se erigió en jefe para imponer su criterio y marcar el camino a seguir. La razón es que faltaba la autoridad que proviene del saber hacer y de la experiencia y ante las dificultades no supieron realmente qué hacer.

Tarik les pidió una información detallada de lo acaecido día a día y expuso delante de la asamblea las muchas equivocaciones en que se había incurrido. Y la principal era la ausencia de un jefe con carácter y conocimientos que forzara al grupo a conseguir las piezas escasas aumentando el esfuerzo y la dedicación. Desde el alba hasta más allá del anochecer si era necesario, aprovechando las horas de oscuridad para desplazarse bajo las estrellas.

El jefe resumió la situación: el poblado era muy afortunado de tener en su seno dos cazadores con experiencia y autoridad que podían liderar con eficacia a sus grupos de caza. El mejor suministro dependía de ellos y así se seguiría. Llegado el momento del relevo, que esperaba que ocurriera después de muchos años, se vería si en el poblado ya existían otros Tarik y Zonás con cualidades equivalentes para asegurarlo. Pero no era seguro que fuera así porque, según su experiencia de muchos años, sus cualidades aparecían solo de tanto en tanto entre los miembros del poblado.

 

El poblado de Tarik se perdió en la historia. No sabemos cómo evolucionó.

Lo que si se conoce es que en aquellos tiempos se fue imponiendo otro poblado de guerreros comandado por un jefe expansionista que controlaba a sus miembros por el poder de su fuerza y el de sus colaboradores más próximos. Esta élite poco numerosa se aprovechaba del trabajo de la población y le dictaba sus normas de actuación en su propio provecho. No todos podían alimentarse cada día pero las mesas de la élite siempre estaban bien repletas.

Sí que sabemos que muchos otros poblados siguieron estas pautas y las luchas entre ellos fueron inacabables.

 


 

El poblado de Tarik se gobernaba por la decisión de sus gentes al reconocer a sus notables que elegían a su jefe. Los pobladores eran respetados y todos contribuían al funcionamiento global, cada uno con funciones propias e intereses comunes.

Hace más de 20.000 años ya se habían organizado siguiendo los principios de la HUMANA DEMOCRÀCIA:

El Ciudadano es el Protagonista de la acción política

La Plena Ocupación es la Prioridad del Gobierno

La Riqueza se crea y se distribuye

El Bien Común es la Norma a seguir

Con Nueva Fiscalidad, Transparencia i SOLIDARIDAD

Ofreciendo a todos TRABAJO y DIGNIDAD

Con Nueva Fiscalidad, Transparencia i SOLIDARIDAD

Ofreciendo a todos TRABAJO y DIGNIDAD

 

¡OPORTUNIDAD PERDIDA!

En las sociedades futuras se impuso la organización de los poblados autoritarios y expansionistas imponiendo la razón de la fuerza, y que desgraciadamente ha llegado hasta nuestros días.