Servicio diario - 10 de septiembre de 2019


 

Mozambique, Madagascar y Mauricio: Discursos del Papa Francisco
Redacción

El Papa agradece a la Virgen tras su viaje cuarto viaje a África
Rosa Die Alcolea

Fin del viaje a África: Francisco regresa a Roma
Larissa I López

Mons. Salvador Piñeiro: Europa y Asia ven muy distante el tema de la Amazonía
José Antonio Varela Vidal

La Amazonía ecuatoriana representa el 48% del territorio nacional
Larissa I López

Ucrania: El Papa confirma al nuevo obispo de la eparquía de Kamyanets-Podilskyi
Rosa Die Alcolea

Nicaragua: La Santa Sede aboga por reformas electorales
Héléne Ginabat

Padre Antonio Rivero: "Jesús es el rostro de la misericordia de Dios"
Antonio Rivero

San Juan Gabriel Perboyre, 11 de septiembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

10/09/2019-12:25
Redacción

Mozambique, Madagascar y Mauricio: Discursos del Papa Francisco

(ZENIT — 10 sept. 2019).- Los lectores de zenit tienen la posibilidad de leer todos los discursos y homilías que el Papa Francisco ha pronunciado durante su reciente viaje apostólico a África, que tuvo lugar del 4 al 10 de septiembre de 2019 y en el que visitó Mozambique, Madagascar y Mauricio.

Así, a continuación se ofrecen todos los enlaces a ellos para poderlos leer online en la página de zenit, seleccionando el que se desee.

 

Mozambique

· Encuentro con las autoridades políticas, la sociedad civil y el cuerpo diplomático. Jueves 5 de septiembre, Palacio Ponta Vermelha.
· Encuentro Interreligioso con jóvenes. Jueves 5 de septiembre, Estadio Maxaquene.
· Encuentro con los obispos, sacerdotes, religiosas y religiosas, seminaristas y catequistas. Jueves 5 de septiembre, catedral de la Inmaculada Concepción.
· Visita al Hospital de Zimpeto. Viernes 6 de septiembre de 2019.
· Santa Misa. Viernes 6 de septiembre, Estadio de Zimpeto.

 

Madagascar

· Encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático. Sábado 7 de septiembre, Ceremony Building.
· Hora Intermedia con las religiosas contemplativas. Sábado 7 de septiembre, Monasterio de las Carmelitas Descalzas.
· Encuentro con los obispos de Madagascar. Sábado 7 de septiembre, Catedral de Andohalo.
· Vigilia con los jóvenes. Sábado 7 de septiembre, Campo Diocesano de Soamandrakizay.
· Santa Misa. Domingo 8 de septiembre, Campo Diocesano de Soamandrakizay.
· Visita a la Ciudad de la Amistad de Akamasoa. Domingo 8 de septiembre.
· Encuentro con los sacerdotes, religiosos, religiosas, consagrados y seminaristas. Domingo 8 de septiembre.

 

Mauricio

· Santa Misa. Lunes 9 de septiembre, Monumento de María Reina de la Paz.
· Encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático. Lunes 9 de septiembre, Palacio Presidencial.

 

 

 

10/09/2019-18:52
Rosa Die Alcolea

El Papa agradece a la Virgen tras su viaje cuarto viaje a África

(ZENIT — 10 sept. 2019).- El avión Boeing de Air Madagascar con el Papa Francisco a bordo aterrizó a las 17:55 horas en el aeropuerto de Ciampino de Roma, procedente de Antananarivo, concluyendo su 21° viaje internacional a Mozambique, Madagascar y Mauricio.

Nada más llegar a Roma, el Pontífice ha acudido a la basílica de Santa María la Mayor, para agradecer el buen trayecto y los frutos de su visita apostólica a la Virgen, la imagen bizantina "Salus Populi romani", y dejarle un ramo de flores como signo de gratitud por el viaje apenas concluido como tiene por costumbre, informa Vatican News en español.

 

"Salus Populi romani"

Es el nombre que se le da en el siglo XIX al icono bizantino de la Virgen y el Niño, que procede de los primeros cristianos, y se encuentra en la basílica Santa María la Mayor.

Como ocurre con la mayoría de los iconos marianos del área greco-bizantina, según la tradición la Salus Populi Romani fue pintada por San Lucas en un trozo de madera de la mesa que se utilizó en la Última cena de Jesús con sus apóstoles o bien, en una mesa construida por el propio Redentor que la Virgen María guardó tras su cruxifición.

Esta misma tradición dice que es una copia de una imagen aparecida de forma milagrosa en Lydda, en una iglesia construida por los apóstoles Pedro y Juan.

 

 

 

10/09/2019-07:59
Larissa I. López

Fin del viaje a África: Francisco regresa a Roma

(ZENIT — 10 sept. 2019).- El avión de regreso del viaje pontificio a Mozambique, Madagascar y Mauricio, despegó hoy, 10 de septiembre de 2019, desde Antananarivo, Madagascar, a las 9:40 de la mañana, hora local (8:40 h. en Roma).

Así, el Papa Francisco ha puesto final a un viaje a África que comenzó el 4 de septiembre y en el que el ha visitado los tres citados países. Este periplo no constituye la primera visita de Francisco al continente africano, pues previamente ha estado en Egipto, Kenia, Uganda, la República Centroafricana y Marruecos.

Por otra parte, entre 1988 y 1989, en varias expediciones, Juan Pablo II acudió también a los tres países africanos mencionados.

 

Mensajes del Papa

Durante este viaje, el Santo Padre ha pronunciado en total 4 homilías, 8 discursos y 2 saludos, con un programa cargado de actos. A través de ellos, ha transmitido los distintos mensajes para cada uno de los pueblos que ha visitado.

En Mozambique, país que se encuentra aún inmerso en un dilatado proceso de paz, el Papa ha confirmado y animado a los mozambiqueños en su deseo paz y reconciliación. En Madagascar, una de las cinco naciones más pobres del mundo, el de la esperanza en la justicia social. Y, finalmente, en Mauricio, territorio que ostenta uno de los ingresos per cápita más altos de África, el Pontífice ha hablado de promover una política económica orientada hacia las personas.

 

Ceremonia de despedida

Esta mañana, después de celebrar la Misa en privado, el Obispo de Roma dejó la Nunciatura Apostólica de Antananarivo. Antes de trasladarse en coche al aeropuerto para la ceremonia de despedida, saludó al personal de la residencia, a los benefactores, a los amigos de la Representación Pontificia y a una docena de ancianas pobres que representan a las personas asistidas por la Nunciatura cada viernes.

A su llegada al aeródromo a las 8:50 de la mañana, hora local (7:50 h. en Roma), el Pontífice fue recibido por el presidente de la República de Madagascar, Andry Rajoelina, y por su esposa a la entrada del Pabellón Presidencial, donde tuvieron una breve conversación.

A la salida del Pabellón, el Papa saludó a los obispos malgaches y se dirigió al avión. Allí estaban congregadas unas 300 personas para decir adiós al Papa Francisco y un coro ha acompañado el acto.

Después de saludar a los obispos y de cruzar el pasillo de la Guardia de Honor, el Papa se ha despedido del presidente y de su consorte y ha subido a la aeronave de su vuelo papal, que tiene previsto llegar a Roma a las 19 horas.

 

Regalos para la Nunciatura de Madagascar

El Santo Padre ha ofrecido una Medalla del Viaje Apostólico como regalo a la Nunciatura Apostólica de Madagascar.

En el espacio de la izquierda de la medalla hay una imagen del Baobab, símbolo de Mozambique, flanqueada por la fecha en latín del Viaje Apostólico. A la derecha está la Palma del Viajero, emblema nacional de Madagascar, y junto a ella el mar y una parte del sol, que hace referencia al Océano Índico, que baña las costas de los tres países, y al clima tropical.

En el centro está la Cruz, rodeada de rayos; un “Paille-en-queve”, el ave símbolo nacional de Mauricio, vuela hacia ella; en la parte inferior se presenta el texto en latín relativo al Viaje Apostólico.

 

Mosaico del pontificado

El Pontífice también ha regalado a la Nunciatura un mosaico que representa el escudo de armas de su pontificado. En la parte superior del mismo se encuentra el símbolo de la Compañía de Jesús, compuesto de un sol radiante y ardiente, en el que se encuentra el acrónimo IHS y, sobre él, una cruz con tres clavos en su base.

El acrónimo IHS puede interpretarse como Iesus Hominum Salvator (Jesús, Salvador de la Humanidad), o In Hoc Signo (Vinces), de la memoria constantiniana. Posteriormente los jesuitas lo consideraron como Habemus Iesum Socium (Tenemos a Jesús como Compañero) y Societas Iesu Humilis (Sociedad Humilde de Jesús).

Además del símbolo de la Compañía de Jesús, se localizan una estrella, que simboliza a la Virgen María, y la flor de nardo, que en la iconografía hispana alude a la castidad de san José.

El lema que acompaña al escudo de armas del Papa Francisco, Miserando atque eligendo, constituye un homenaje a la misericordia divina. Está tomado de las homilías de san Beda el Venerable, que comentando el episodio evangélico de la vocación de san Mateo, escribió: “Jesús vio al publicano y, porque lo amó, lo eligió, y le dijo: Sígueme”.

 

 

 

 

10/09/2019-17:50
José Antonio Varela Vidal

Mons. Salvador Piñeiro: Europa y Asia ven muy distante el tema de la Amazonía

(ZENIT — 10 sept. 2019).- "El río Amazonas nace en el Perú", recuerda monseñor Salvador Piñeiro, arzobispo de Ayacucho, quien regresó días atrás de la asamblea mundial de Religiones por la Paz en Alemania, donde asistió como presidente del Consejo Interconfesional del Perú.

Fue así como, junto a los temas de la paz y el desarrollo, se abordó la urgencia de voltear la mirada hacia la Amazonía, ahora que el Papa Francisco ha convocado a un Sínodo para ese fin.

 

zenit: ¿Qué impresión le ha dejado el reciente encuentro de Religiones por la Paz?

Mons. Piñeiro: Fue una experiencia muy interesante al encontrar los novecientos delegados de todo el mundo y de todas las creencias para reflexionar en esa urgencia que tenemos de cuidar esta casa común, como nos recuerda el Papa Francisco. Y trabajar por estrechar lazos de fraternidad para que se alejen los odios, para que no estemos recordando situaciones de guerra y de conflicto que entristecen, sino ver con mucha esperanza el futuro.

 

zenit: ¿Cómo estuvo conformada la delegación latinoamericana?

Mons. Piñeiro: De América Latina éramos cien delegados bien distribuidos, como veinte obispos de la Iglesia Católica, también otros representantes de las diversas confesiones en un ambiente de comunicación y de diálogo. Por eso Pablo VI nos invitaba a buscar lo que nos une para ser un mundo de hermanos, para que respondamos a ese Dios que nos llama a trabajar y a cuidar nuestro mundo, por hacer una sociedad de hermanos.

 

zenit: ¿Se habló de la actual persecución religiosa?

Mons. Piñeiro: Los testimonios que hemos recibido han sido muy elocuentes, sobre todo en aquellos lugares donde son perseguidos por el credo religioso, donde se denigra a la mujer. Hemos escuchado testimonios de personas que han estado en la cárcel, y con qué paz lo contaban, fruto del perdón que es el gran signo del amor.

 

zenit: ¿Por qué las religiones tienen que estar juntas para estos temas como la paz o el desarrollo?

Mons. Piñeiro: Un tema de comunicación es la paz, esa paz que brota en el corazón del hombre cuando no anida el odio, ni la venganza, esa paz que se construye en el santuario del hogar, en la familia. La paz tenemos que compartirla sin trincheras, sin guerras, sin odios. Porque religio es el verbo latino unir, es el hombre que busca a Dios, es Dios que viene a nuestro encuentro; y si nos unimos con Dios tenemos que vivir como hermanos.

 

zenit: Algunos piensan que son muchas religiones y credos... ¿Es voluntad de Dios que haya tantas manifestaciones religiosas?

Mons. Piñeiro: En este camino, en esta unión del hombre con Dios, el hombre tiene muchos caminos para llegar a Dios y hay que respetarlos, esa es la libertad religiosa. Yo tengo que respetar al sintoísta, al musulmán, a las religiones de los pueblos originarios que buscan a Dios. Para mí es una seguridad la presencia de Jesús en la historia, en su evangelio. Yo respeto todos los caminos de los hombres que buscan a Dios, pero también yo tengo la seguridad de que Dios ha venido a encontrarse conmigo.

 

zenit: En los días de la reunión se avivaron los incendios en los bosques de Sudamérica... ¿Llevarán alguna posición para el Sínodo de la Amazonía?

Mons. Piñeiro: Era unánime la preocupación por los incendios en la Amazonía. Todos presentaron sus inquietudes y el aporte latinoamericano fue muy valioso. Esto al final lo asumió la asamblea y es el que llevaremos también al sínodo de octubre, sobre lo que significan nuestros pueblos amazónicos. El Perú aporta con buen porcentaje a esa cuenca amazónica y además el río Amazonas nace en nuestra patria.

 

zenit: El Sínodo, para muchos era un tema pendiente y urgente, pero para otros es un tema periférico, secundario... ¿Por qué el Papa ha asumido eso como algo tan importante?

Mons. Piñeiro: En esta reunión me llamó la atención que muchos pueblos sobre todo de Europa, de Asia, ven muy distante nuestra América y todo el tema de la Amazonía. Por eso fue necesario este campanazo que nos ha dado el Papa Francisco para cuidarla, porque también en África hay zonas que se depredan, que no se cuidan y ahí está el pulmón del mundo con tanta riqueza. La Amazonía es un lugar en el que muchos hemos estado de espaldas, donde hubo olvido a esos hermanos porque "no son muchos", pero basta que uno sufra para que nos preocupemos.

 

zenit: Pero no es reciente esta preocupación, ¿verdad?

Mons. Piñeiro: Hace cien años, el único que defendió a los nativos del problema del abuso de los caucheros, fue el Papa san Pío X que escribió una encíclica en 1912. Qué buenas informaciones tendría, cuando abogó por los hijos de Iquitos (Perú) en un hermoso documento. Hace cien años un papa se preocupaba de la selva, hoy día lo hace Francisco que también tiene esa gran motivación.

 

zenit: ¿Cómo podría involucrarse un ciudadano de otras partes del mundo en esta preocupación pastoral de la Amazonía?

Mons. Piñeiro: En primer lugar, estar informados. No podemos estar de espaldas ante una situación tan difícil, no podemos decir que es un problema de los que viven en la selva, sino que todos tenemos que ser solidarios en esta situación. Por eso invito también a los hombres de ciencias y de la técnica, para que nos ayuden a valorar esos territorios, a cuidar de las personas originarias que cuidan su tierra.

 

zenit: Hay un tema que aparecerá en el Sínodo, que es la evangelización en las zonas amazónicas... ¿Se debe predicar e inculturar el Evangelio o dejar que los pueblos originarios permanezcan tal como están?

Mons. Piñeiro: Hay dos interpretaciones. Una dice que mejor dejemos a esos pueblos originarios para que sigan su ritmo, no metámosles nuestras civilizaciones. Por otro lado, también hay quienes dicen que hay que cuidarlos, promoverlos. A mí me gusta mucho el pensamiento de san Agustín, cuando se habla de este tema de las idolatrías: sobre todo hay que arrancar las idolatrías del corazón. Las cosas externas son secundarias, pero hay que llegar al corazón del poblador amazónico para que no esté amarrado a estas idolatrías, como las tenemos también los citadinos.

 

zenit: Se insiste en la necesidad de tener un mayor número de presbíteros, involucrando incluso a laicos casados...

Mons. Piñeiro: Yo creo que el tema de formación es a largo plazo, son iglesias que tienen cien años, no hay tantas raíces, no hay mucha historia, no queramos tampoco el cultivo inmediato. Yo conozco un poco el tema porque también tengo una zona que es el Vraem (Valle de los ríos Apurímac, Ene y Marañón ndr),donde hay que catequizar con mucha paciencia, con mucha serenidad. No podemos tener la misma medida para nuestros andes que han sido evangelizados hace quinientos años, que tienen tradiciones, y estas zonas que recién están despertando a la luz del evangelio.

 

zenit: Finalmente, ¿cree que el resultado del sínodo cambiará el trabajo que se realiza en la Amazonía?

Mons. Piñeiro: El instrumento de trabajo tiene cosas muy valiosas. Y he visto también encuestas a gente que está en la faena, que está en esos trabajos. Muchas veces nos quedamos en una pastoral de laboratorio, sin embargo, hay que cuidar a esas personas que dejan sus comodidades, su ritmo de vida y están en zonas inhóspitas, donde el clima y la alimentación no son fáciles. Por eso debemos acompañar a los misioneros con nuestra oración, nuestra amistad, con nuestra colaboración económica porque son iglesias que tienen pocos recursos y muchas demandas. Ya me imagino el pobre obispo, quien tiene que ir consiguiendo la gasolina para movilizarse a través del río...

 

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10/09/2019-11:13
Larissa I. López

La Amazonía ecuatoriana representa el 48% del territorio nacional

(ZENIT — 10 sept. 2019).- El próximo mes, del 6 al 27 de octubre de 2019, tendrá lugar en el Vaticano la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos sobre la Panamazonía, convocada por el Papa Francisco y sobre el tema: "Amazonía, Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral".

Ecuador es uno de los 9 países que constituyen un territorio amazónico, que cuenta con casi 8 millones de kilómetros cuadrados y está formado por parte de Brasil, Bolivia, Venezuela, Perú, Ecuador, Colombia, Guyana, Suriname y Guayana Francesa.

 

Amazonía en Ecuador

El área amazónica del Ecuador se extiende en 120.000 km2 (el 48% del territorio nacional) y comprende las provincias de Sucumbíos, Orellana, Napo, Pastaza, Morona y Zamora. En ella vive aproximadamente el 5% de la población ecuatoriana, cerca de 740 mil habitantes.

En esta zona existen pueblos que voluntariamente se mantienen sin contacto con la sociedad, como los Tagaeri, Taromenane y Oñamenane, establecidos en las provincias de Orellana y Pastaza.

Si bien es cierto que Ecuador ocupa una porción pequeña de la Amazonía, un 2 o 3 por ciento del total, esta es considerada"la región más biodiversa" de la cuenca, según declaró recientemente Natalia Greene, presidenta de la Coordinadora de Organizaciones para la Defensa de la Naturaleza y Medio Ambiente (Cedenma), a la agencia de noticias EFE.

 

Actividad económica

La principal actividad económica de la Amazonía ecuatoriana es la extracción de petróleo, oro y cobre, causa de constantes conflictos sociales y daños ambientales.

Así, desde la década de los años sesenta los habitantes luchan contra las consecuencias dañinas para la salud y la dignidad de los habitantes a causa de la actividad extractiva.

Por otra parte, la tala en este área ecuatoriana es incluso superior a la de Brasil, primer país en extensión de territorio amazónico. Así lo indicó Carlos Larrea Maldonado, coordinador del programa de cambio climático y sustentabilidad de la Universidad Andina Simón Bolívar a la misma fuente, apuntando que dicha deforestación afecta a entre un 15 y un 20 por ciento de la Amazonía.

 

Historia Iglesia en la Amazonía

Los misioneros dominicos fueron los primeros en instalarse en el este de Ecuador, en 1541, mientras que los franciscanos iniciaron sus incursiones en 1632.

A partir de 1638, los jesuitas tomaron contacto con más de 40 pueblos, hasta que en 1767 fueron expulsados ??por orden del Carlos III de las regiones amazónicas. No obstante, regresaron en 1869 y empezaron a encargarse de las misiones en Oriente.

 

Aportaciones de la misión

Los padres dominicos, los josefinos, las hermanas doroteas, las religiosas dominicanas y de otras comunidades femeninas colaboraron en la misión, algo proporcionó frutos importantes para los pueblos nativos.

Los sacerdotes salesianos llegaron a Ecuador en 1888 y superaron enormes dificultades en las misiones. Con la ayuda de las Hijas de María Auxiliadora, construyeron carreteras y puentes, y también compusieron diccionarios y gramáticas.

Los frailes franciscanos recibieron la Prefectura de Zamora en 1892 , y en 1936 las Hermanas Franciscanas se adhirieron a la obra misionera.

Las Carmelitas Descalzas llegaron a Ecuador en 1928, con la ayuda de las Hermanas Mercedarias, fundaron escuelas, facultades y puestos de salud. A ellas les siguieron misioneros carmelitas y los Dominicos de la Presentación.

Los capuchinos regresaron al Ecuador en 1949, tras la expulsión decretada en tiempos del gobierno liberal anticatólico de Eloy Alfaro. En 1954 las misioneras Lauritas contribuyeron en un amplio campo de trabajo apostólico, hasta su retirada en 1977 por falta de personal.

En ese mismo año llegaron a Ecuador los Capuchinos Terciarios de la Sagrada Familia.

 

 

 

10/09/2019-17:11
Rosa Die Alcolea

Ucrania: El Papa confirma al nuevo obispo de la eparquía de Kamyanets-Podilskyi

(ZENIT — 10 sept. 2019).- El Papa Francisco ha dado su consentimiento a la elección del reverendo Ivan Kulyk como obispo de la eparquía de Kamyanets-Podilskyi, que ha designado este 10 de septiembre de 2019 el Sínodo de los Obispos de la Iglesia greco-católica de Ucrania.

La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha informado sobre el nombramiento este martes, 10 de septiembre de 2019, a través de un comunicado.

Hoy ha concluido el Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana, que comenzó en Roma el 1 de septiembre. El Santo Padre se reunió con los obispos participantes en la mañana del 2 de septiembre de 2019.

 

Sin Espíritu Santo, no hay Sínodo

Durante el encuentro, Francisco no pronunció discurso, pues en el que mantuvo el pasado 5 de julio de 2019 con los miembros de la Iglesia greco-católica "dijo todo lo que tenía que decir", pero sí respondió con unas breves palabras al saludo de su beatitud Shevchuk, jefe de la Iglesia greco-católica de Ucrania. El Papa precisó que la sinodalidad "no constituye una mera encuesta ni un Parlamento" y recordó la "necesaria" presencia del Espíritu Santo: "Si no hay Espíritu Santo, no hay Sínodo. Si el Espíritu Santo no está presente, no hay sinodalidad".

Los 47 obispos, miembros del Sínodo, trataron durante estos días temas en torno a "La comunión y la unidad en la vida y el testimonio de la Iglesia ucraniana hoy". La Asamblea se ha celebrado en Roma, en el 50° aniversario de la Co-catedral de Santa Sofía, sede de los fieles greco-católicos ucranianos en Italia, y en el 90° aniversario de los primeros encuentros de los obispos de la Iglesia greco-católica ucraniana, celebrados también en Roma por el Metropolita Andriy Sheptytsky.

 

Conferencia de prensa

Tras su reunión con el Papa, los obispos recibieron los saludos de los cardenales Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano; Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales; Angelo de Donatis, vicario del Papa para la Diócesis de Roma y administrador apostólico sede vacante del Exarcado Apostólico, erigido recientemente por el Papa Francisco para los fieles greco-católicos ucranianos en Italia, y Gualtiero Bassetti, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana.

Por otra parte, al término del Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana, su beatitud Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de Kiev-Galitzia y de Rusia y primado de esta Iglesia, presidirá mañana, 11 de septiembre, una conferencia de prensa, a mediodía en la Sala Marconi de Radio Vaticano para dar a conocer las conclusiones del Sínodo.

 

Rev. Ivan Kulyk

El reverendo Ivan Kulyk nació el 16 de marzo de 1979 en Perevolka, en la región de Ternopil.

En 1997 comenzó la formación sacerdotal en el Seminario Mayor en Ternópil, que posteriormente continuó en el Seminario de Lublin (Polonia). Concluido el proceso de formación, el 8 de mayo de 2005 recibió la ordenación presbiteral.

De 2005 a 2009 estudió en el Instituto Patrístico "Augustinianum" en Roma, donde obtuvo una licencia en Patrística y Patrología. De 2006 a 2009 llevó a cabo el ministerio pastoral para los fieles greco-católicos ucranianos residentes en Italia, en particular en Cattolica, Pesaro, Padua, Este, Tiene, Bassano del Grappa y Chioggia. En 2009 fue nombrado administrador de la Parroquia de los Santos Sergio y Baco en Roma. Desde 2013 es párroco de la misma parroquia.

 

 

 

10/09/2019-16:32
Héléne Ginabat

Nicaragua: La Santa Sede aboga por reformas electorales

(ZENIT — 10 sept. 2019).- En vista de la situación sociopolítica de Nicaragua, la Santa Sede invita a los actores interesados a "aplicar los acuerdos celebrados el pasado mes de marzo", "reanudar inmediatamente las negociaciones abiertas y mutuamente respetuosas" y "llevar a cabo, lo antes posible, reformas electorales para la celebración de elecciones libres y transparentes en presencia de observadores internacionales".

Mons. Ivan Jurkovič, Nuncio Apostólico y Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales en Ginebra, se dirigió a la 42ª sesión del Consejo de Derechos Humanos sobre “la situación en Nicaragua” el 10 de septiembre de 2019 en Ginebra.

Aquí está nuestra traducción del discurso de Mons. Jurkovič.

***

 

Intervención de Mons. Ivan Jurkovič

Sr. Presidente,

La Santa Sede sigue muy de cerca la situación sociopolítica de Nicaragua y considera que las controversias no resueltas deben resolverse lo antes posible, con el debido respeto de los derechos humanos fundamentales y de los principios consagrados en la Constitución del país.

Para facilitar la armonía social en el país y sentar las bases de un futuro estable de paz y prosperidad, la Santa Sede recomienda que los distintos actores políticos y sociales, en un espíritu renovado de responsabilidad y reconciliación, encuentren juntos una solución que respete la verdad, restaure la justicia y promueva el bien común.

La Santa Sede cree firmemente que es esencial aplicar los acuerdos alcanzados el pasado mes de marzo, reanudar inmediatamente las negociaciones abiertas y mutuamente respetuosas y llevar a cabo, lo antes posible, reformas electorales para la celebración de elecciones libres y transparentes en presencia de observadores internacionales.

Gracias, Sr. Presidente.

 

 

 

10/09/2019-09:32
Antonio Rivero

Padre Antonio Rivero: "Jesús es el rostro de la misericordia de Dios"

 

VIGÉSIMO CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO COMÚN

Ciclo C

Textos: Ex 32, 7-11.13-14; 1 Tm 1, 12-17; Lc 15, 1-32.

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: El rostro de la misericordia es Jesús (Papa Francisco).

Síntesis del mensaje: En las tres lecturas el corazón de Dios rebosa de amor misericordioso. Tanto Yahvé, que perdona a su pueblo por intercesión de Moisés (la lectura), como Pablo, que se siente personalmente objeto del perdón de Cristo (2a lectura), como las tres parábolas de Jesús en el evangelio —el reencuentro de la oveja perdida, de la moneda perdida y del hijo perdido-, nos invitan hoy, no sólo a meditar y experimentar la misericordia de Dios, sino también a ser misericordiosos con nuestros hermanos.

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, Moisés paró la ira de Yahvé y Yahvé tuvo misericordia de su pueblo (la lectura). El pueblo de Israel cometió el gravísimo pecado de la idolatría, con el becerro de oro que se fabricaron y en torno al cual cantaron y bailaron, adorándole como el "dios" que les había liberado de Egipto, y rompiendo la Alianza que hacía poco había hecho Dios con ese pueblo. Pecado éste que merece de por sí un castigo divino muy severo, tanto que hace indignar al mismo Dios y quiere encender su ira contra ese pueblo infiel hasta consumirlos, y le pide a Moisés que destruya este pueblo y forme otro. Entonces, Moisés no acepta esta propuesta, e intercede por su pueblo, suplicando misericordia. Comienza a pleitear con Dios con toda confianza para que se apiade de su pueblo. ¿Qué argumentos le da Moisés para persuadir a Dios? "Señor, es tu pueblo, no mío...Fuiste tú quien los libraste de la esclavitud, no yo...Hiciste una promesa con Abrahán, Isaac y Jacob, y tienes que cumplirla". Y Moisés convenció a Dios. Y Dios se arrepintió de la amenaza.

En segundo lugar, Pablo hace hoy una especie de confesión general para agradecer a Cristo su gran misericordia con él (2' lectura). Se confiesa que fue un blasfemo, un perseguidor y un violento. Confiesa que no es digno de ser apóstol y pregonero de la Buena Nueva de Jesús. Y como se siente perdonado, se abre totalmente al Señor. Termina su confesión con una profesión cristológica de su fe. El perdón de Dios provocó en él una grande alegría, gratitud y un deseo inmenso de ir por todo el mundo pregonando la gran noticia: "Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero". Pablo se benefició de esta misericordia de un modo particular. Además, su ejemplo debe infundir ánimo a todos: "si a mí me perdonó, mucho más a vosotros". Y no todo fue fácil para Pablo, lo sabemos. Él mismo confesó: "No hago lo que quiero sino lo que no quiero" (Rom 7, 15). Esto mismo dijo el poeta Ovidio, pagano del siglo I y II y desterrado de Roma a la desembocadura del Danubio por un lío de faldas imperiales: "Veo lo mejor y lo apruebo, pero hago lo peor" (Metamorfosis 1.7, v.20-21). ¡Gran misterio esto del pecado! Pero mayor y más lúcida es la misericordia de Dios.

Finalmente, Cristo, narrando las parábolas de la misericordia, está sintetizando el núcleo de todo el evangelio: la misericordia de Dios. Pero la misericordia de Dios pide estas condiciones: reconocerse pecador, pedir perdón y abrirse a la misericordia divina. Primero, todos somos pecadores. Hemos idolatrado tantas cosas: dinero, trabajo, personas. Halagados por los incentivos de este mundo y ansiosos de libertad sin frenos ni límites, nos fuimos de casa, y nos pusimos a las órdenes de tantos porquerizos que nos contrataron por un puñado de plata, pero nos quitaron la dignidad; y hasta sentimos envidia de los gruñones cerdos que se revolcaban ahí libremente. Como ovejas aventureras, dejamos el redil para probar suerte en otros rebaños y recorrer caminos de muerte, llenos de zarzas y lobos, y nos quedamos balando día y noche en busca de nuestro auténtico Pastor. Dilapidamos, no una moneda sino muchas joyas del alma de manera superficial y pecaminosa, por estar jugando en tantos casinos cuyo resplandor nos atrajo. Segundo, pero tenemos que pedir perdón, pues nuestro pecado ofende a Dios Padre, a Cristo nuestro Hermano mayor, al Espíritu Santo, nuestro Huésped del alma, a la Iglesia de la que formamos parte, y a nuestros hermanos, pues todos formamos el Cuerpo místico de Cristo. Y, tercero, debemos abrirnos con confianza a los brazos misericordiosos del Padre Dios, lleno de ternura y comprensión, que no sólo nos espera en casa, sino que nos busca, y al encontrarnos alegre nos limpia, nos sube a su cuello y nos besa y acaricia. ¡Qué grande y misericordioso es Dios! También nosotros, como dice el Papa Francisco forzando neologismos, una vez "misericordiados", debemos ser "misericordiosos" para con nuestros hermanos, y no duros e implacables como esos fariseos criticones y soberbios del evangelio.

Para reflexionar: ¿Adoro otros dioses? ¿Me reconozco pecador? ¿Me arrepiento de mis pecados? ¿Acudo con frecuencia al sacramento de la confesión? ¿He experimentado la alegría del perdón de Dios? ¿Me he alegrado al ver tan feliz a Dios perdonándome? ¿Soy misericordioso con mis hermanos? ¿O soy duro e implacable con ellos?

Para rezar:

Padre, me declaro culpable, pido clemencia, perdón por mis pecados.
Me acerco a ti con absoluta confianza porque sé que tú prefieres la penitencia a la muerte del pecador (cfr. Ezequiel 33,11). A ti no te gusta ni la venganza ni el rencor, tu corazón es compasivo y misericordioso, y sé que sólo estás esperando a que tenga la humildad de reconocer mi pecado, arrepentirme y pedir perdón para desbordar la abundancia de tu misericordia. "Cuando confesamos nuestros pecados, Dios, fiel y justo, nos los perdona" (1 Jn 1,9). Miro al horizonte: veo tus brazos abiertos y un corazón de Padre queriendo atraerme con lazos de un amor infinito. Padre, perdóname, quiero recibir el abrazo eterno.

 

Para cualquier duda, pregunta o sugerencia, aquí tienen el email del padre Antonio, arivero@legionaries.org

 

 

 

10/09/2019-07:00
Isabel Orellana Vilches

San Juan Gabriel Perboyre, 11 de septiembre

«Presbítero francés, integrante de la Congregación de la Misión. Apasionado por Cristo, aspiró al martirio que obtuvo en la misión de China en medio de atroces sufrimientos»

Su espeluznante martirio en la misión de China, plagado de torturas, puede equipararse por su refinada crueldad a otros estremecedores que tantas veces han segado la vida de los fieles seguidores de Cristo. Era natural de Puech de Montgesty, Francia, donde nació el 6 de enero de 1802. Fue el primogénito de ocho hermanos. Al parecer, su vocación al martirio como misionero se suscitó siendo niño ante la encendida prédica que un sacerdote hizo en una de las iglesias que solía frecuentar. Que ingresara en la Congregación de la Misión era algo comprensible ya que un tío paterno formaba parte de la misma, y sus allegados vivían este hecho como una bendición. Gran parte de los varones de la familia fueron ordenados sacerdotes. Poco antes de cumplir los 15 años, Juan Gabriel afirmó que quería ser misionero. Y cumplió su deseo ingresando en el seminario de Montauban, regido por los padres lazaristas que estaban impregnados del carisma de san Vicente de Paúl. En realidad él fue como simple acompañante de su hermano pequeño Luis, con la idea de permanecer allí por una temporada. Pero se sintió llamado al sacerdocio y a lo largo del noviciado ratificó su anhelo de derramar su sangre por amor a Cristo.

Fue ordenado en septiembre de 1825 por el obispo de Montauban, y aunque le urgía partir a las misiones tuvo que esperar doce años para cumplir su sueño. Quiso ocupar el lugar de su hermano Luís que había muerto de unas fiebres mientras navegaba rumbo a China. Pero no gozaba de buena salud, y sus superiores lo nombraron subdirector del noviciado de París después de haber ejercido la docencia brillantemente en el seminario de Saint-Flour. Hasta allí llegaban noticias del martirio de otros hermanos que no hacían más que alimentar su deseo de morir por Cristo. Ante las prendas que vestía el P. Clet, uno de los religiosos que había alcanzado esa palma añorada por él, manifestó: «He aquí el hábito de un mártir... ¡cuánta felicidad si un día tuviéramos la misma suerte» [...]. «Rezad para que mi salud se fortifique y que pueda ir a la China, a fin de predicar a Jesucristo y de morir por Él».

Pero sus hermanos ya conocían su afán por restablecerse físicamente para que su débil constitución no le impidiera viajar a China, difundir allí el Evangelio y obtener la corona martirial. No ocultaba que había ingresado en la Orden con ese exclusivo fin.

Finalmente, como en 1835 los médicos autorizaron su partida, los superiores dieron también su visto bueno. El intrépido apóstol llego a Macao en marzo de 1836. Estudió con verdadero ahínco la lengua china y adoptó las costumbres y vestimenta de los ciudadanos, rapándose la cabeza y dejando crecer su pelo y bigotes. Los dos años que permaneció en Ho-nan y en Hu-pé se caracterizaron por una intensa acción apostólica entre los niños abandonados a los que asistía, alimentaba e instruía. Las duras inclemencias del tiempo no le detuvieron. Padeció innumerables fatigas, entre otras, las provenientes de sus agotadores desplazamientos que solía realizar a pie o bien en carretas tiradas por bueyes, siempre alegre, sin importarle pasar hambre y sed, o mantenerse en un estado de vigilia. «Hay que ganarse el cielo con el sudor de la frente» , decía. Todo se le hacía poco para poder transmitir el amor a Cristo: su única pasión: « Jesucristo es el gran maestro de la ciencia; sólo Él da la verdadera luz. Toda ciencia que no procede de Él y no conduce a Él es vana, inútil y peligrosa. No hay más que una sola cosa importante: conocer y amar a Jesucristo». Con su gracia superó momentos de desánimo que le asaltaron alguna vez.

En 1839 se desató una persecución y los misioneros de la comunidad de Hu-pé donde Juan Gabriel estaba destinado, tuvieron que huir. Llegaba su momento; se hallaba preparado. Tanto su familia como su superior conocían su absoluta disponibilidad a cumplir la voluntad divina, su deseo de unirse al Redentor. El valeroso misionero había escrito a su padre anticipándose a darle consuelo ante la más que previsible muerte que sabía que le aguardaba y que ansiaba: «Si tuviéramos que sufrir el martirio, sería una gracia grande que se nos concedería; es algo para desear, no para temer». Y al superior general le transmitía su paz con la sabiduría encarnada en Cristo, fruto de su oración, exponiendo con claridad lo que conocía sobradamente acerca de la vida misionera; de forma implícita ratificaba su cotidiano abrazo a la cruz y su serena espera ante el martirio: «No sé qué me reservará el futuro. Sin duda muchas cruces. Es la cruz el pan cotidiano del misionero».

No era temerario. Y cuando todos huyeron, él se refugió en un bosque. Pero un mandarín convertido lo delató por treinta taéis, moneda china. A partir de ese instante los atroces suplicios que tuvo que sufrir fueron indecibles. En un papel impregnado de sangre escribió a la comunidad narrando parte de lo que había padecido hasta ese momento, dando respuesta a la petición el P. Rizzolati. Le torturaron salvajemente con tal de lograr que apostatase de su fe en Cristo. Pero él se mantuvo inalterable, sin proferir ninguna queja. Como sobrevivía a los crueles tormentos, lo encarcelaban para volver a atormentarlo con más violencia si cabe. El virrey no logró que pisoteara el crucifijo. Y el 11 de septiembre de 1840 después de haber permanecido aherrojado con grilletes y haber sido tratado con tanta ferocidad en Ou-tchang-fou, lo ataron a un madero en forma de cruz muriendo estrangulado. Tenía 38 años. León XIII lo beatificó el 10 de noviembre de 1889. Juan Pablo II lo canonizó el 2 de junio de 1996. Sus restos reposan en París, en la capilla de la sede general de su Congregación.