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Judit de Iesu Communio y Tere, carmelita descalza, dos testimonios en tiempos de Covid

 

 

03/06/20


 

 

 

 

Con motivo de la Jornada Pro orantibus dedicada a las personas consagradas contemplativas, que se celebra este domingo 7 de junio, la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada ha publicado los datos de sus departamento al cierre de 2019.

En total hay en España más de 50.000 personas consagradas que forman parte de Institutos religiosos y seculares, monasterios de vida contemplativa, vírgenes consagradas y nuevas formas de vida consagrada.

La mala noticia es que España ha cerrado 50 monasterios y perdido 471 monjas de clausura en 2019.

Aún así, a pesar de que los tiempos actuales no parecen propicios para que los hombres y mujeres descubran su vocación a la vida contemplativa, lo cierto es que la última revista de la Conferencia Española de Religiosos (Confer) recoge un buen número de testimonios de personas consagradas que han estado en primera línea durante la pandemia.

La presidenta de la CONFER, Mariña Ríos, comparte su vivencia desde el confinamiento y cómo han tendido una mano a muchas personas desatendidas: "en residencias de ancianos, en hospitales, conviviendo con menores sin familia, personas con enfermedades psíquicas, víctimas de malos tratos, de prostitución, en el compromiso con los más frágiles y vulnerables o en el voluntariado", afirma.

Os recomiendo que leáis el testimonio de Tere Granero, carmelita descalza, que nos descubre como, entre las paredes de su monasterio, sufre, vive y se une al resto del mundo.

Mira qué bonito lo que escribe: "Las ocho. Un rugido de aplausos rompe el silencio y estremece el alma. ¿Acaso no intuís que algo más grande que nosotros mismos nos iguala y nos trasciende? La noche nos descubre humanos y hermanos. Nos ha movido a salir a los balcones para encontrarnos, a cuidarnos unos a otros, a valorar el trabajo de los demás. Las comunicaciones se han multiplicado. También en el monasterio… porque decirte que pienso en ti y que te abrazo con mi oración es acercarte a Dios y transmitirte esperanza".

Unos monasterios se cierran y otros se llenan de vocaciones. Es el caso de Iesu Communio. Las religiosas también han sufrido la pérdida de sus seres queridos sin poderles acompañar físicamente, como la hermana Judit María.

Su testimonio también es impresionante. Comparte el paso de Dios por su vida en la enfermedad y en la muerte de su padre por Coronavirus. "Esta situación que Él ha permitido sella en ella la certeza de la fecundidad de su llamada a la vida contemplativa. Todo sufrimiento vivido en Cristo nos abre un horizonte de comunión y de vida eterna", dice. El vídeo llena de esperanza.

Vale la pena dedicar un rato para leer y contemplar la vida contemplativa de muchas personas.

 

Zenón de Elea.