Tribunas

¿Manipulación del poder?

 

 

Ernesto Juliá


 

 

 

 

 

“Tras casi dos años de polémica, el Tribunal Superior de Justicia de Navarra ha anulado la implantación de Skolae -un programa educativo obligatorio para todos los colegios de la Comunidad foral desde los 3 a 18 años- al que se opusieron muchos padres por considerarlo marcada por los presupuestos del feminismo radical y de la ideología de género”.

Hasta aquí la escueta noticia. Y desde aquí la opinión de un ciudadano con derecho a voto.

La idea de que el poder político está –y existe- para servir a los ciudadanos y respetar la buena convivencia social y civil entre todos, parece haber desparecido de la perspectiva mental de muchos profesionales de la política.

Las buenas orientaciones de buscar el “bien común” de todos los ciudadanos, de respetar la libertad de las personas y a las personas en sí mismas, da la impresión de no estar muy de moda.

¿Qué diríamos si un día los parlamentarios tuvieran la inspiración de imponer a los alumnos de 3 a 18 años la obligación de cantar la “internacional” con el puño alzado, o al “cara el sol” con la palma de la mano alzada?  Quizá no pocas personas protestarían con los calificativos pertinentes para esas medidas. Otros las pondrían al mismo nivel de las disposiciones de Stalin, Hitler, Mao Tse Tung, si todavía estos nombres dicen algo.

El gran pecado que tendrían de común esas “leyes” sería el de arrebatar los hijos a los padres; el de tratar de manipular las conciencias de los hijos, y arrancar de las familias la libertad de educar a sus hijos. En definitiva, la de manipular a las personas.

En Navarra, los padres sensatos han ganado, esperemos que por ahora y para siempre, esta batalla.

¿La ganarán los padres andaluces que se opongan a esa “manipulación” que quiere obligar a todos los colegios a celebrar la “semana del orgullo gay”?

¿Quién es el Estado para imponer una ley como la de la “memoria histórica”?

¿De qué manga saca el derecho el Estado para dar el “derecho a matar”, que es el aborto?

¿Quién es el Estado para permitir la nueva esclavitud del ser humano, al permitir la “fabricación” de un ser humano, manipulado desde su origen, fruto de la compra de semen, de óvulo, y del alquiles de un vientre?

Esos padres navarros que han defendido su familia, sus hijos, sus nietos de las manipulaciones estatales, o de la Comunidad autonómica, que para el caso es lo mismo, han dado una lección magistral a tantos padres y madres que no pueden quedar callados e inactivos, ante la intromisión de ningún poder, y mucho menos el político, en la educación de sus hijos.

Los hijos son de sus padres, de la familia; nunca del Estado, ni de ninguna Comunidad, por muy autonómica que sea.

 

Ernesto Juliá Díaz
ernesto.julia@gmail.com