Tribunas

La mujer que más sirve en el Opus Dei

 

 

José Francisco Serrano Oceja

 

 

 

 

 

No iba yo con muy buena predisposición a la lectura del libro de Isabel Sánchez y también Serrano, “Mujeres brújula”. Pero me había comprometido con mi amigo Manolo Garrido, que bastantes disgustos le doy ya. La campaña de los medios presentándola como la mujer con más poder, que más manda, en el Opus Dei me parecía un pantano estratégico.

Introducir el concepto de poder, relacionarlo con el poder en y del Opus Dei, seguir el “frame” de “La mujer que más manda en el Vaticano, en el Banco Santander…”, pues eso, puede desencadenar un mecanismo y una imagen psicosocial que, si te quedas en la epidermis, se te puede volver en contra. Ya sé que se trataba de entrar en los medios. Y que después, en las entrevistas, se reorientaba la línea. El anzuelo, vamos.

Quizá todo esto esté en relación con la alergia que le tengo a la palabra “empoderamiento”, tótem de los nuevos feminismos. Es cierto que, en un adecuada teoría política, poder tiene quien puede condicionar la vida del otro.

Pero en la Iglesia y en el Opus Dei, entiendo, la clave es el servicio, y no el poder, o el poder que radica en el servicio. Tiene poder quien más sirve y sirve mejor. Por cierto, poder y Opus Dei es un binomio que había que ir deshaciendo. Pero también entiendo que el reto está en vender el “servicio”, el quicio del poder en estos mundos de Dios.

Al grano. Me metí en el libro y me encontré con un coro polifónico. Porque es cierto que al autora es Isabel Sánchez y también Serrano. Aunque las autoras son unas cuántas mujeres con su vida, con sus acciones, con su pensamiento. Esta mezcla de experiencia personal, de géneros literarios, el tono periodístico, el predominio de historias sobre las reflexiones, hacen que el libro sea muy atractivo. El carácter universal, la amplitud del mundo, de la presencia femenina del Opus Dei en los lugares más insospechados, son un valor añadido. Por cierto, que tiene movimiento, es dinámico, te lleva de un sitio a otro.

Tengo que decir que me han gustado especialmente las referencias a san Josemaría y las mujeres en el Opus Dei. Quizá porque esta historia esté aún inédita. O porque las mujeres del Opus Dei hayan entendido  con claridad que “su soltura –refiriéndose a Marlies Kücking- la debía al ejemplo de Escrivá, poco amigo de encasillamientos y rigideces, para el cual primero venía la vida y luego la norma, y quien deseaba gobernar con un estilo suelto y optimista” (p. 149).

Una cuestión importante es la división temática sobre conceptos que hoy están de moda, seculares y secularizados, pero que tienen una profunda raíz cristiana. El ejemplo no es solo el de la manida solidaridad, sino el del “cuidado”, un término clave en esta sociedad y que ahora está pegando fuerte en el mudo filosófico, y no solo por la pandemia.

El libro, al final, es una propuesta de humanización y sirve para el encuentro, para el diálogo en lo que ahora se llaman las periferias existenciales. Si se ha pretendido la visibilización de la mujer, de la mujer del Opus Dei, se ha conseguido. Bueno, ahora el libro lo está leyendo mi santa esposa. Veremos a ver cuál es su juicio al respecto.

Pero también me gustaría encontrarme con el paso siguiente, con el siguiente libro escrito con la misma técnica narrativa de mosaico. El de una narración, también de historias, de experiencias de fe y de vivencia cristiana, de Iglesia y de vida y participación en la Iglesia, de las mujeres del Opus Dei. Pero éste, insisto, es otro nivel.

Curiosidades en el libro hay muchas. La anécdota de Rafael, conductor de la EMT, que seguro me he encontrado algún día en esa línea, o la cita de mi admirado Pérez Soba, el moralista del Juan Pablo II…

Y como en mi Facultad, y en mi washap, tengo a varias mujeres brújula de éstas, voy a comentar con ellas el libro…

 

José Francisco Serrano Oceja

 

 

 

 

 

Isabel Sánchez Serrano,
Mujeres brújula en un bosque de retos.
Espasa.