Tribunas

Los desvelos del señor Nuncio

 

 

José Francisco Serrano Oceja

 

 

 

 

 

Es muy posible que el señor Nuncio, monseñor Bernardito Cleopas Auza, se haya llevado un susto cuando ha visto que la noticia del encuentro, -¿audiencia privada, pública, semipública, visita de Estado, visita personal?-, de Pedro Sánchez al Papa se ha publicado en la prensa y no han sido voceros de la causa los canales habituales vaticanos, de acuerdo con un Gobierno al que le gusta hablar.

Es muy posible que el señor Nuncio haya rezado por Pedro Sánchez y por su conversión. Para Dios nada hay imposible y torres más altas han caído. A mí, que me gusta  “la filosofía del caldito”, pienso que igual Sánchez, después de hablar con el Papa, se cae del caballo.

Es muy posible que el señor Nuncio haya pasado noches en vela sopesando si informar positivamente sobre el encuentro. Incluso después de consultar a la cúpula de la Conferencia Episcopal y que haya visto como había quién era más entusiasta que otro, que incluso haya oído que se la atribuye a él la responsabilidad de la visita de Sánchez a Roma. El mundo líquido fluye pero amicus, Plato, sed…

Es muy posible que el señor Nuncio no haya escuchado a cardenales y obispos españoles decir que esta visita es inoportuna y que, como la gente de Iglesia tiene buena memoria, -no en vano es el pueblo de la memoria-, en un futuro quizá alguien se lo recuerde.

Es muy posible que el señor Nuncio diga, al final, que Dios proveerá.

Tranquilo señor Nuncio. Non praevalebunt. Ya sabemos que la diplomacia tiene estas cosas y que es necesario que el Gobierno oficialmente invite al Papa a visitar nuestro país.  Por cierto, que ya me gustaría que fuera el jefe del Estado, el Rey Felipe VI, quien firmara esa invitación.

El Papa Francisco va a recibir a Pedro Sánchez, el presidente más sectario y más mentiroso –que no dormiría tranquilo…- desde que en España hay democracia; el presidente que gobierna con la izquierda radical más agresiva de Europa y que quiere dinamitar el pacto al que tanto contribuyó la Iglesia, el pacto de la reconciliación entre los españoles; el presidente de la maquinaria legislativa más agresiva contra la antropología cristiana…

Un presidente fuera de todo control moral con un Gobierno también fuera de toda referencia moral, que actúa agudizando los conflictos y ahondando en la fragmentación social. Y con un presidente y un Gobierno así, ¿alguien piensa que no van a utilizar al Papa para su proceso de deriva política sectaria?

Supongo que en alguno de los sesudos informes que llegarán estos días a Roma desde Madrid se dirá que este Gobierno tenía tres objetivos diana en su proyecto de deconstrucción: la monarquía, el poder judicial y la Iglesia.

Una vez iniciado el proceso de deslegitimación de los dos primeros, está la Iglesia. Pero como saben que este actor social es el que menos problemas va a dar, se pueden permitir el lujo de jugar a varias bandas, incluso de aparecer aliados de cierta forma de catolicismo, de clericalismo, estéril todo, por otra parte.

Es lógico que ahora se esté preparando bien la visita. Es decir, que esa sutilezas vaticanas no pasen inadvertidas entre la maquinaria propagandística de La Moncloa, viento en popa a toda vela, no corta el mar...

Hay quien podrá pensar que esta visita de Sánchez rompe con la neutralidad tradicional de la Santa Sede respecto a la política interna de los Estados. La polarización de la sociedad es grande. Cuando se ha sopesado la posibilidad de la visita se habrá tenido en cuenta el riesgo de que cierto catolicismo reaccione dando un paso más a un lado en el espectro político. Máxime cuando, si analizamos los artículos publicados en la prensa generalista sobre la última encíclica, lo que se está vendiendo es una ya recurrente y manida identificación del Papa con la izquierda.

Y la segunda reacción es que incluso a no pocos católicos de a pie haya temáticas, actuaciones, personas, que comiencen a importarles nada, casi nada o menos que nada. Que se incremente la desafección en la base social del catolicismo. Los líderes eclesiales no pueden decir que no perciben esta desafección…

Ah,  por cierto, el PP, que siga ensimismado. Cuando despierte del sueño de la razón ubicua, igual se ha refundado la derecha y ya sabemos por qué vía.

 

José Francisco Serrano Oceja