Cáritas | Acción social • 01/12/2020

 

Contra la pandemia de indiferencia ante el sida

 

Reiteramos nuestro compromiso con las personas que viven con el VIH tanto en nuestro entorno próximo como a nivel mundial

 

 

Por Equipo de Inclusión desde los Derechos de Cáritas Española


 

 

 

 

 

El 1 de diciembre celebramos el Día Mundial del Sida apoyando a las personas que viven con el VIH tanto en nuestro entorno próximo como a nivel mundial.

En plena pandemia, la COVID-19 ha puesto de manifiesto, una vez más, lo que ya había revelado la propia pandemia del sida: la salud está relacionada directamente con la reducción de la desigualdad, los derechos humanos, la igualdad de género, la protección social y el modelo de crecimiento económico. Continúa la evidencia de que nadie está a salvo hasta que todas las personas lo estemos, pero el sida continúa azotando a los países más pobres y vulnerables.

“Solidaridad mundial, responsabilidad compartida” es el lema que ONUSIDA propone para este año, incorporando una nueva perspectiva: ningún país puede avanzar solo para asegurar unas condiciones básicas como son la total financiación y acceso garantizado a la salud; el refuerzo de los sistemas sanitarios; el respeto a los derechos humanos y a la igualdad de género, y el respeto inquebrantable y central a las mujeres y las niñas con falta de seguridad ante la violencia de género, imposibilidad de permanencia en el sistema educativo y acceso a servicios de salud adecuados a su edad. En África subsahariana, las mujeres y las niñas representaron el 59 por ciento del total de nuevas infecciones por el VIH en 2019. Donde el derecho a la salud y a la vida está en peligro, el VIH se propaga.

La erradicación total de la enfermedad se ha fijado para 2030: es una de las metas incluidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que los países adoptaron en septiembre de 2015 y que constituyen la agenda mundial en materia social.

Para ello es fundamental la cercanía con las personas y comunidades. Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA, en su presencia en la Jornada Mundial de la Juventud de 2019 en Panamá, explicó que la Iglesia Católica actúa de «puente» entre el organismo internacional y las personas con VIH y que su labor se centra principalmente en acabar con la discriminación, acercarse a los más pobres y promover el acceso universal al tratamiento. «Para ganarle a esta epidemia, necesitamos llegar a las comunidades y a las familias, y las iglesias pueden hacerlo, están ahí. Nunca podremos ganar sin ellas, es imposible».

Desde esta proximidad y compromiso, la Confederación de Cáritas Española acompaña a personas con VIH-sida y sus familias en sus domicilios y en hospitales asegurando el acceso a los tratamientos, el apoyo psicológico y emocional y la conexión con la comunidad. Para personas sin apoyo familiar ni recursos residenciales, pone a su disposición casas de acogida centradas en las personas y sus capacidades, la participación y la calidez de la convivencia. Todo ello sería imposible, también en nuestro país, sin el aporte solidario del voluntariado de nuestras comunidades parroquiales.

Esta proximidad expresa nuestro compromiso contra esta otra pandemia mundial de discriminación e indiferencia.