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¿Los judíos esperan un mesías?

 

La tradición judía oscila entre dos concepciones del mesianismo: la esperanza en la venida de un personaje salvador y la espera de una era de felicidad universal. ¿Qué pasa actualmente? ¿Nuestros "hermanos mayores" siguen esperando la venida de un mesías?

¿Cuál es el sentido de la palabra mesías en hebreo?

Responde Mireille Hadas-Lebel, presidente de la Amistad judeocristiana, profesora emérita de la Universidad de la Sorbona, París, catedrática de historia de las religiones (1):

 

 

03 ene 2021, 21:15 | La Croix


 

 

 

 

 

Si nos atenemos al texto de la Biblia judía, el adjetivo hebreo mashiah (39 ocasiones) se aplica a un personaje -el sacerdote o el rey- consagrado por la unción del óleo perfumado. El rey es, así, el "ungido del Señor" y la coronación de los reyes cristianos en Francia retomó esta costumbre. Isaías es el único profeta de la Biblia que recurre al término mashiah: lo aplica al rey persa Ciro, conferido de una misión divina, la de reunir a los judíos en Jerusalén después de su exilio babilonio (538 a.C.). Fue al final de este largo camino que duró varios siglos cuando el término mesías adopta el sentido con el que lo conocemos ahora.

 

¿Hace cuánto que los judíos esperan un mesías?

La vuelta del exilio es una forma de salvación incompleta, tanto que la dinastía davídica no es restaurada. Lo que se espera en un primer momento es esta restauración, pero no se lleva a cabo. La "semilla" de David anunciada por los profetas no se ve («Mirad que llegan días —oráculo del Señor—  en que daré a David un vástago legítimo: reinará como monarca prudente, con justicia y derecho en la tierra» - Jeremías 23,5). La decepción culmina en el primer siglo a.C., bajo el reino de Herodes, impuesto como rey a los judíos por Roma, mientras que la dinastía davídica que debía reinar para siempre no aparece. La profecía del capítulo XI de Isaías enciende de nuevo la esperanza en un rey ideal con una dimensión sobrehumana, el Mesías. Sin embargo, la espera no es uniforme entre los judíos de la gran diáspora, repartida entre el Imperio romano y el Imperio parto, y los judíos de Judea, divididos en, por lo menos, tres corrientes (fariseos, saduceos y esenios). Para algunos, el final de la Historia se acerca; se espera el reino de Dios, el Reino. Los Evangelios relatan bien esta atmósfera de espera.

 

¿Cómo reciben los judíos el mensaje de Jesús el Nazareno?

Hay que darse cuenta de que este mensaje llegó a una parte pequeña del mundo en el que vivió Jesus. Los apóstoles, la Iglesia de Jerusalén, representaba una pequeña minoría entre los dos millones de judíos de Judea o los seis o siete millones de judíos del Imperio romano. En el conjunto del mundo judío, lo que conmocionó a la gente fue el cataclismo que supuso la revuelta contra Roma (66-73). En el grupo cristiano, aún poco numeroso y cada vez más abierto a los paganos helenizados, prevalecía la predicación de Pablo. La "buena nueva" para él es, sobre todo, la Resurrección de Cristo (Christos, traducción del hebreo mashiah), anunciador de la Salvación, más que la llegada inminente del Reino.

 

¿Qué pasa con la espera del mesías entre los judíos?

Solo tenemos algunos testimonios de las repercusiones inmediatas del aplastamiento de la revuelta. Dos textos judíos conservados por las Iglesias orientales (II Baruc y IV Esdras) conservan las improntas de una desesperación profunda que agudiza la espera de un Salvador. La catástrofe implicó el difícil nacimiento de los tiempos mesiánicos. El esfuerzo desesperado de acelerar la Salvación condujo a una nueva revuelta de Judea, rápidamente ahogada en sangre bajo el reinado de Adriano, del 132 al 135. Los rabinos mencionados en el Talmud se esfuerzan inmediatamente por prohibir "el cálculo del tiempo", es decir, la fecha de llegada del Mesías, pero esta prohibición, a lo largo de los siglos, no fue respetada, y varios falsos mesías surgieron en distintas comunidades. Sin embargo, la espera mesiánica mantuvo la esperanza en los periodos más negros, convirtiéndose en un elemento central de la fe judía. Pero la llegada del Mesías se ha pospuesto a una fecha lejana y vinculada al comportamiento de los hombres.

 

¿Qué pasa hoy en día?

Es difícil hablar en nombre de un judaísmo más diverso de lo que ha sido nunca. Actualmente, solo las ramas más místicas, como ciertos movimientos jasídicos, esperan verdaderamente un mesías personal. La espera del Mesías, siempre muy presente en la liturgia, se confunde para muchos con la creencia en el progreso de la humanidad, lo que se reconecta, de manera nueva, con el mensaje de los profetas.

 

 

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(1) Une histoire du Messie, Mireille Hadas-Lebel, Albin-Michel.