Tribunas

Crisis pandémica: Información, libertad y responsabilidad

 

Julio Tudela


 

 

 

 

 

Asistimos en los últimos días a una reactivación del debate sobre el origen de la pandemia causada por el coronavirus SARS-COV 2.

Las tesis que se han tenido como más probables para identificar el origen de este extraño virus son las relacionadas con un salto de un virus de los murciélagos a la especie humana a través de un hospedador intermedio, que nadie ha sido capaz de identificar todavía.

El hecho de que los primeros casos de COVID-19 se identificaran en Wuhan, ciudad china donde precisamente se localiza un laboratorio de investigación con coronavirus, hizo despertar la sospecha de que la actividad en ese laboratorio tuviera relación con la aparición de la enfermedad.

Por razones nunca bien explicadas, los organismos internacionales, con la O.M.S. a la cabeza, se apresuraron a considerar como altamente improbable cualquier relación de este laboratorio con la pandemia, insistiendo en que la hipótesis más plausible era la de un salto natural de animal a humano, como ha ocurrido en otras ocasiones con otros virus.

Pero alguna pieza de este complejo puzle no encaja. A diferencia de lo que ha ocurrido en el caso de otros virus, a fecha de hoy no ha podido identificarse el hospedador intermedio entre el murciélago y el hombre, a pesar de haber transcurrido año y medio desde su aparición y ser muchos los investigadores involucrados en dilucidar esta cuestión.

 

Comisión de la O.M.S.

Los intentos de la O.M.S. por esclarecer el origen de la pandemia han chocado con el hermetismo del gobierno chino que, durante más de un año, se ha negado a colaborar activamente en la investigación sobre el origen del virus SARS COV-2. Finalmente, tras sus reiteradas negativas, China accedió a recibir una comisión de la O.M.S entre cuyos objetivos figuraba el de la investigación de la posible relación del laboratorio de virología de Wuhan con la pandemia.

El resultado del trabajo de esta comisión fue totalmente decepcionante, como así lo ha afirmado alguno de los científicos que la componían. La ausencia de colaboración suficiente por parte de las autoridades chinas, la ocultación de datos o su inexistencia han hecho imposible un trabajo científico eficaz.

Los cuatro folios que el informe de la comisión dedica a la investigación relacionada con este laboratorio, frente a las 120 páginas del informe, parecen totalmente insuficientes, pero tampoco había mucho más que decir cuando no existen datos ni registros accesibles suficientes.

Tampoco la comisión fue capaz de identificar otra causa que explicase el origen del virus. El supuesto hospedador intermedio sigue sin conocerse.

 

Nuevos datos reveladores

La confirmación de varios ingresos hospitalarios de trabajadores del laboratorio de virología de Wuhan con síntomas compatibles con la COVID-19 un mes antes de que China reconociera la existencia de la enfermedad ha avivado la polémica. ¿Fueron estos trabajadores los primeros infectados por el SARS COV-2 en su propio laboratorio y extendieron la infección posteriormente?

 

El laboratorio de Wuhan

Las investigaciones desarrolladas en el laboratorio ahora bajo sospecha comprendían, entre otras, la modificación genética de virus de murciélagos precisamente para lograr que adquirieran la capacidad de infectar células humanas y proliferar en ellas, con el fin de diseñar vacunas que fueran eficaces frente a una gran parte de los coronavirus hoy conocidos que son patógenos humanos.

Y esto es exactamente lo que ha ocurrido en el caso que analizamos. Algún tipo de mutación genética, provocada artificialmente o acontecida de modo natural ha propiciado que un virus que no afectaba a la especie humana se haya convertido en un nuevo patógeno, con un comportamiento sorprendente e impredecible.

Un numeroso grupo de científicos junto a gobiernos como el estadounidense y el británico han insistido en la necesidad de retomar la hipótesis del accidente en el laboratorio y la infección de su personal como la posible explicación del origen de la pandemia, demandando investigaciones complementarias que traten de aclararlo.

 

Manejo de la información, principio de libertad y responsabilidad y autonomía

Los principios bioéticos personalistas de Libertad y Responsabilidad definen la necesidad de veracidad y rigor en el suministro de la información que permita a los ciudadanos tomar decisiones libres conociendo las opciones disponibles y pudiendo evaluar correctamente sus consecuencias.

La ocultación, invención o tergiversación de la información supone el principal ataque a la autonomía de los pacientes, a su libertad y su ejercicio de responsabilidad en la toma de decisiones.

Si además esta manipulación de la información procede de quien debería ser el garante de su rigurosidad y veracidad, el ciudadano ha perdido a uno de sus mejores aliados en la compleja labor de conocer la evidencia para poder obrar en consecuencia.

Cuando la ciencia no es transparente en sus procedimientos, dificulta que sus hallazgos puedan ser corroborados o desmentidos por otros científicos. La ocultación por parte de China de información relevante, negándose a facilitar las inspecciones de sus laboratorios demorándolas innecesariamente y no suministrando las evidencias solicitadas por la comisión de investigación de la O.M.S., no supone solo un atentado contra la buena praxis científica y la salud de los ciudadanos, sino, sobre todo, contra su dignidad, que exige la veracidad y el rigor en la información como corresponde al ejercicio de la libertad y el derecho a la salud.

 

 

Julio Tudela
Observatorio de Bioética

Instituto Ciencias de la Vida
Universidad Católica de Valencia