Biblia

 

La Torre de Babel, ¿un pecado contra nosotros mismos?

 

"Construyamos una ciudad y hagámonos un nombre" podría ser el resumen conciso del episodio bíblico de la Torre de Babel. Hacerse un nombre, darnos nuestra propia ley, construir proyectos desmesurados, eso es lo que causó la caída de Babel...

 

 

20 sep 2021, 03:40 | La Croix


Pieter Brueghel el Viejo, La Torre de Babel, 1563,
Museo de Historia del Arte de Viena.

 

 

 

 

 

Conocemos la historia de la humanidad original que hablaba una sola lengua y decidió construir una torre gigante cuya cima llegaría al cielo. Recordemos la reacción de YHWH, preocupado por esta competencia desleal y decidiendo "revolver el lenguaje" de los humanos estableciendo una multiplicidad de lenguas para evitar que se entiendan entre sí y que prosigan con su empresa.

Es bastante fácil entender la culpa de los hombres que se proponen escalar los cielos para competir con Dios, pero es difícil imaginar a un Dios celoso de sus prerrogativas, sembrando la discordia entre los hombres para protegerse. Pero quizá esta imagen esté ahí precisamente para hacernos comprender el inmenso peligro que corremos cuando pretendemos, todos juntos, "hacernos un nombre", es decir, en lenguaje bíblico, darnos nuestra propia ley. Cuando actuamos así, cuando nuestro legítimo deseo de autonomía sobrepasa sus límites y nos lleva a creernos creadores de nosotros mismos y de nuestras propias leyes, no estamos cometiendo un "pecado contra Dios", sino que estamos cometiendo un pecado contra nosotros mismos, que corre el riesgo de llevarnos al totalitarismo de los pueblos que solo tienen una ideología, un proyecto, un líder.

Por desgracia, hay muchos ejemplos de este pecado colectivo en el último siglo. Es más justo y más humano aceptar la diversidad de las personas y de los pueblos y tratar, sobre esa base, de entenderse mutuamente, sin proyectar en el otro ideas preconcebidas. Este será el milagro de Pentecostés.

 

 

Jean-Pierre Rosa,
La Croix