Biblia

 

David, rey transgresor de la religión

 

David ofrece a sus compañeros el pan consagrado a Dios. ¿Qué derecho tiene a dar estos panes consagrados? ¿No está transgrediendo uno de los ritos sagrados de Israel?

 

 

 

20 ene 2022, 21:00 | Jean-Pierre Rosa, La Croix


 

 

 

 

 

Yahvé acaba de desafiar al rey Saúl y le ha quitado su reinado. Tras ser coronado -casi en secreto- rey de Israel, David, que había entrado al servicio de Saúl, obtuvo una serie de victorias prodigiosas. Pronto tiene que huir de su amo Saúl, que lo ve como un peligroso rival. De hecho, Saúl, celoso de David, intenta matarlo. David huye y se detiene en Nob, en la casa de Abimelec, en el santuario de los sacerdotes. Para aplacar su hambre y la de sus compañeros, pide a Abimelec, temblando, el pan ofrecido a Dios y, tras obtenerlo, lo comparte con los que están con él. ¿Qué derecho tiene David a dar el pan consagrado a sus compañeros? ¿No está transgrediendo uno de los ritos sagrados de Israel?

David es "el ungido del Señor". En él, el Dios de Israel ha encontrado una persona para dirigir a su pueblo y cumplir las promesas hechas a Abraham, Isaac, Jacob y Moisés. Es esta elección la que permite a David utilizar los panes consagrados a Yahvé para su protección. Porque al protegerse de Saúl, no es solo su persona lo que David protege, sino que a través de él la figura del Mesías y todo el pueblo de la promesa con él.

Lo que nos enseña este episodio de la historia de David es que la religión, sus ritos y sus ministros son secundarios respecto al cumplimiento de la promesa de Yahvé. Así lo entendió Jesús (Mateo 12,1-8) cuando utilizó este pasaje de la Escritura (1 Samuel 21) para defender a sus discípulos que espigaban trigo en sábado, para arrojar luz sobre su identidad mesiánica y para afirmar, frente a los fariseos, la preeminencia de su persona sobre todas las prescripciones religiosas. Así concluye: "El Hijo del Hombre es dueño hasta del sábado".