La misteriosa Llama

Por la gloria de Chiquito

 

 

Alejandro Sanz | 11/11/2017


 

Suspira hoy España conteniendo la tristeza gracias al recuerdo divertido y bondadoso de Chiquito de la Calzada, que se nos ha ido dejando un vacío asombrosamente común. Y digo esto porque si alguien ha conseguido reunir un insólito consenso en nuestro país, ha sido este humorista malagueño que consiguió paladear las mieles del triunfo a una edad en la que ya poco espera uno de su vida profesional.

Pero lo mejor del caso es que este consenso nacional no era tanto por sus dotes artísticas como por su formidable bonhomía. El humor es una cosa personal, incluso regional; lo que suena divertido en el sur, a veces cuesta comprenderlo en el norte, pero si hay una mínima cosa en la que toda España estaba de acuerdo es en que Chiquito de la Calzada era buena gente.

Su tardío éxito después de una vida humilde y azarosa es el premio gordo que casi nadie obtiene de este enrevesado mundo y, por una vez, la gente lo vivió sin una sombra de ibérica envidia, sino con el aplauso del reconocimiento. Yo admito que me costaba mucho entenderle media palabra, pero según le veía salir al escenario ya me estaba muriendo de risa, de modo que su misteriosa fórmula para hacerme feliz era para mí tan desconocida como eficaz.

Aunque fue distinguido como Hijo Predilecto de Málaga, no recibió ese mismo honor de toda la comunidad de Andalucía. Las malas lenguas insinúan que su solidaridad manifiesta en un conflicto gremial le privó de ese merecido nombramiento. Pero para vergüenza de quien tomó esa vengativa y miserable decisión, también hay quien propone que los semáforos de Málaga lleven su silueta con un “al ataqueerrrr” para el verde y un “altorrrr” para que los peatones se detengan con la luz roja.

Nunca le lloraremos lo bastante, aunque debe consolarnos el hecho de que ahora podrá reencontrarse al fin con su mujer, Pepita, cuya pérdida jamás superó. Se nos ha ido una buena persona, que Dios le conceda la misma gloria de cuya madre presumió.

 

Alejandro Sanz