Fe y Obras

Perseguidos

 

 

16.10.2014 | por Eleuterio Fernández Guzmán


Esto que ha sucedido ahora no es nada extraño. Además, nos lo tenemos merecido por ser como somos.

En realidad, es lo que ya dijo Jesús que sucedería.

Es más, sólo nos cabe dar gracias a Dios por lo acaecido pues ha de estar en su corazón mostrarse gozoso cuando las cosas van como van. Y me refiero no a las cosas como tales sino a la franca oposición a las mismas.

Lo dicho arriba no es parte de un enigma ni nada por el estilo sino la expresión de lo que el mundo nos tiene preparados a los discípulos de Cristo y que, además, honra a los que nos consideramos hijos de Dios y, además, como diría San Juan, ¡Lo somos!

El caso es que el tema del aborto es muy peliagudo. Lo es porque hay dos bandos claramente diferenciados: los que lo defienden, promueven y extienden y los que nos negamos a creer que matar a un ser humano inocente (el más inocente de todos) está, siquiera, medianamente bien.

Las cosas están como están. Y, difícilmente van a cambiar con facilidad pues el ser humano, ciertos seres de nuestra especie, se han creído dueños de la vida ajena y ante tamaña aberración poco se puede hacer que no sea rezar por ellos y que sea lo que Dios quiera.

Bueno. Este es el tema. Y lo sucedido ahora con el obispo de Alcalá de Henares, Monseñor Juan Antonio Reig Pla y, de paso, con el portal católico Infovaticana.com es ejemplo de por dónde va cierta parte de la humanidad cuando se empeña en precipitarse al abismo. Así de simple.

Y es que Monseñor tuvo a bien plantear el caso del aborto, de lo que supone matar,  relacionándolo con los trenes que llevaban a los judíos a los campos de concentración donde solían acabar asesinados. Y es que el bueno de Reig Pla tenía en su memoria un denominado “Tren de la libertad” que es una especie de plataforma que defiende el imposible y aberrante derecho al aborto.

No podemos negar que tiene maldita la gracia que se presente una querella “criminal” contra quien, simplemente, ha manifestado una relación que muestra realidades muy parecidas aunque, claro está, con las convenientes diferencias. El caso es que el citado “Tren de la libertad” defiende y promueve lo que es la muerte de seres humanos de una forma poco misericordiosa…

El caso es que Monseñor Reig Pla puede estar orgulloso de recibir una puñalada como la que pretenden asestarle los defensores de la muerte ajena del inocente. Bien sabe el obispo de Alcalá de Henares que la razón está de su parte y que, pase lo que pase con los asuntos civiles o criminales, la voluntad de Dios es la que es y poco tiene que ver con estar de acuerdo con tal tipo de muertes. Y que tiene, además, otra mejilla para ponerla y, con él, todos los que nos consideramos fieles de la Iglesia católica. Con él, todos. Y eso nadie debería olvidarlo.

Lo bien cierto es que, como suele decirse de forma coloquial, a Monseñor Reig Pla le tienen ganas muchos malcarados y discípulos del Mal desde hace mucho tiempo. Pero deben saber que nunca van a prevalecer las nefastas opiniones de aquellos que tienen por corazón una piedra y por alma una cartera llena de monedas ganadas a precio de sangre inocente.

Y eso, también lo deben de saber y lo tiene más que claro Monseñor Reig Pla y todos aquellos que no nos dejamos manipular por el mundo y sus nigérrimas aberraciones.

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net