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DEL AÑO JUBILAR DAN BUENA CUENTA LOS PEREGRINOS

 

Miguel del Río | 30.04.2017


 

El Año Jubilar Lebaniego es ya un éxito desde el punto de vista de lo que se pretende: situar este camino de peregrinación entre los más importantes del mundo como son Jerusalén, Santiago o Roma. El 23 de abril de 2017 se abrió la Puerta del Perdón del Monasterio de Santo Toribio, y los testimonios de muchos peregrinos presentes en el acontecimiento histórico se decantaron porque Cantabria, como punto de destino, es una experiencia única en la vida, que recomiendan a quienes quieran seguir el mismo camino que lleva a Liébana. Este es solo uno de los puntos fuertes de Santo Toribio. El más importante se llama Lignum Crucis, la reliquia que contiene el trozo más grande que perdura hasta nuestros días de la cruz de Cristo.

El músico Jean-Michel Jarre, que ha ofrecido un concierto único en el Monasterio de Santo Toribio con motivo del Año Jubilar Lebaniego, es desde ya uno de los mejores referentes que tendremos por el mundo para explicar lo que sintió cuando le mostraron la madera de la cruz. Al reclamo de la peregrinación, pero también de los muchos actos organizados para conmemorar este año jubilar, están acudiendo a Cantabria visitantes desde todos los puntos de España y también del resto de Europa.

El éxito también hay que buscarlo en que se hable a partir de ahora mucho y bien fuera de la región. La consejería de Turismo que dirige Francisco Martín ha hecho los deberes a la hora de implicar a gremios y asociaciones relevantes de Cantabria de cara a que todos divulguemos este gran año. El Club de Prensa forma parte de estos apoyos, porque los periodistas y comunicadores integrantes del mismo pensamos que hay que entregarse de lleno para situar al Camino Lebaniego como uno de los cuatro destinos mundiales preferido de los peregrinos. Esto es lo realmente importante, se están sentando las bases para ello, y el trabajo realizado va en esta dirección, la de Santo Toribio en Liébana, y que sean miles de personas las que nos visiten año tras año, al mismo nivel de Roma, Jerusalén o Santiago de Compostela.

Miguel del Río