Oído Cocina

 

EL TURISMO NOS DA OXÍGENO

 

 

Miguel del Río | 28.01.2018


 

 

El turismo es la mejor fuente de recursos que tiene España. No hay que estrujarse el cerebro para llegar a semejante conclusión. Pero sucede que todo lo que en este país se da por hecho, termina en riesgo de echarse a perder. Desde que tengo uso de razón, creo que al turismo le debemos los grandes desarrollos que ha tenido este país, incluida la exagerada abundancia de aeropuertos de punta a cabo del mapa nacional.

El nuevo maná se llama turismo. La producción de azúcar en Cuba va siendo anécdota en favor de los dólares y euros que dejan los extranjeros en La Habana, Varadero o Cienfuegos. Puigdemont espanta actualmente al turismo que elige como destino Barcelona, aunque lo cierto es que incluso durante los peores años de la crisis reciente han sido los visitantes llegados los que nos han sacado las castañas del fuego para darnos oxígeno financiero. Es increíble: cada año nos visitan más turistas. Parece que la cifra no tiene techo, de ahí que conviva ya entre nosotros el debate de la saturación que viven muchos lugares de la península donde, allá por los meses cálidos, ya no cabe un alma.

Fitur, la Feria Internacional de Turismo que se celebra en Madrid, es cada año el escaparate donde nos mostramos como es debido al resto del mundo. El turismo extranjero se ha aliado de manera permanente con una España que no deja de ingresar dinerito caliente por esta vía. Y más vale pájaro en mano que ciento volando, en el sentido de que nadie sabe si industria, agricultura o construcción volverán a ser algún día motores alternativos de nuestra economía. Por lo tanto, hay que cuidar el turismo como si nos fuera en ello la vida. Somos un ejemplo a imitar por franceses, ingleses y norteamericanos, que saben e ingresan lo suyo de la mano del turismo. No sé si podemos hacer más para ampliar el número de turistas, pero tenemos que salvaguardar las cuestiones que nos hacen diferentes de verdad. Aquí contamos con la tranquilidad; somos gente acogedora, que sabe vivir y divertirse; y, por si fuera poco, tenemos la mayor red mundial de restaurantes, bares y locales de ocio, que nos hacen únicos gracias al verbo alternar. Eso sí: sobra ese turismo low cost, barriobajero, que aterriza por unas horas para emborracharse o tirarse a la piscina desde un balcón de hotel barato. ¡Hasta ahí podíamos llegar!

 

Miguel del Río