Oído Cocina

 

RETRASOS

 

 

Miguel del Río | 10.02.2018


 

 

Es lógico que si cito a un tal Michael Bates, no le suene a nada el nombre de este inglés, que aún sigue siendo secretario de Desarrollo Internacional del Reino Unido. Pues bien, Bates presentó su dimisión en el último día de enero de este 2018 y lo asombroso es el por qué. Llegó dos minutos tarde al Parlamento británico, donde tenía que contestar a una pregunta formulada por una diputada de la oposición. La dimisión no le fue aceptada por la primera ministra británica, pero el gesto se recordará por los tiempos.

Inglaterra se va de la Unión Europea y, entre los aspectos que echaremos en falta, estará su famosa puntualidad. Hay países, como España, donde convivimos con los retrasos cotidianos en muchísimos aspectos de nuestras vidas. La tardanza impera en la salida o llegada de los transportes públicos; son de locura los horarios comerciales en las aperturas o cierres de los establecimientos; pero, con todo, no se educa desde la misma infancia sobre la importancia que tiene ser fiel al reloj a la hora de quedar bien, lo primero.

Horario, productividad y competitividad deben contemplar un maridaje perfecto, porque cuando falla lo primero, ser puntual, las otras dos necesarias cualidades no van, no funcionan. Europa, como unidad política, social y económica, tampoco lo ha hecho bien en este aspecto. No es de recibo que en cada uno de los 28 Estados miembros haya diferentes horarios para levantarse de la cama, entrar a trabajar o al colegio. No acaba aquí la cosa: en Francia o Alemania se coma al mediodía, mientras en España, a las cuatro de la tarde, aún estamos en la sobremesa.

La nota made in spain respecto a tiempos y horarios viene de la mano de que cada vez nos quejamos más porque un tren de cercanías no cumple con lo establecido para su ruta, o lo mismo si sucede con el metro o autobús urbano. En cambio, somos incapaces de poner orden general, a la británica si es necesario, sobre la puntualidad y el respeto supremo a cumplir con la hora en que se ha quedado, entrar y salir del trabajo o no superar jamás el margen previsto para un descanso. No quiero pensar en lo que ocurriría aquí, si al personal le diera de repente por empezar a dimitir tras llegar tarde a algo.

 

Miguel del Río