Oído Cocina

 

HAY TRENES QUE NUNCA SE COGEN

 

 

Miguel del Río | 12.10.2018


 

 

Los trenes siempre han sido inspiración de novelistas y guionistas de películas, porque su salida o su llegada forma parte de la propia vida de las ciudades, los pueblos y sus habitantes. Pese a que se hable de tantos avances que nos lleven algún día a colonizar otros planetas, cuando realmente un país se siente moderno es por tener unos trenes que dan auténtico sentido a visualizar nítidamente el desarrollo.

La primera vez que tuvimos noticias en Europa de lo que suponía la alta velocidad ferroviaria (entre 200 y 300 kilómetros por hora) fue de la mano de los trenes TGV franceses. Luego vinieron otros muchos, como ETR italiano o el AVE español. La línea inaugural de alta velocidad en España discurre entre Madrid y Sevilla, y a partir de ahí todas las comunidades españolas se han subido, nunca mejor dicho, a estos vagones. Bueno, todas, menos Cantabria. Se sobrepasan ampliamente los veinte años que se habla en esta comunidad de la mejora de su vieja red ferroviaria y, con ella, la implantación de un tren de alta velocidad, de altas prestaciones o rápido. Estos tres conceptos no son en absoluto parecidos, dados los muchos anuncios y los consiguientes incumplimientos que se han venido produciendo de habitual a la hora de comunicar una llegada definitiva de un tren, vamos a llamarlo moderno, para la Comunidad Autónoma de Cantabria.

Ahora se da fecha nueva, la de 2024, para que se haga realidad esta inauguración, aunque los hechos son tozudos, y el principal es que no hay iniciada una sola obra al respecto que haga visible este tren por nuestras ciudades y pueblos. Todo lo contrario que ha venido sucediendo durante los últimos años con respecto al AVE a Galicia, Asturias, Castilla y León y no digamos el País Vasco, con la famosa Y vasca, que va a llevar la alta velocidad a las tres capitales vascas, de aquí al 2024.

Pero en Euskadi las obras de su TAV (como allí se llama) son visibles y van a velocidad de rayo, como estos trenes. Hasta que los trabajos no se inicien en Cantabria, difícilmente se puede dar una fecha que resulte creíble a la hora de que los cántabros sientan verdaderamente que algún día pueden llegar a coger un tren veloz, como sucede ahora con el resto de españoles que cuentan con estas modernas comunicaciones que se hacen de rogar durante años y años, según se trate de un territorio u otro.

 

Miguel del Río