Tomar las calles en días de vacuna con larga lista de espera

 

 

Miguel del Río | 28.02.2021


 

 

 

 

 

Hace nada que se ha empezado la vacunación, y escuchar pretensiones de convocar manifestaciones, o hacer llamamientos a la movilización de turistas, provoca asombro. La relajación individual no se puede convertir en colectiva, porque aún estamos en alerta roja, y hay que dar tiempo a que la población reciba alguna de las vacunas que inmunizan. Ante insensateces que pueden propagar más el Coronavirus, se debe imponer la razón sanitaria y movilizar voces autorizadas que pidan prudencia.

 

Un nuevo año y la vacuna han generado nueva mentalidad  sobre el Covid-19, aunque hay otra cuestión que supera a las dos anteriores: el hartazgo. Como quiera que España es país predecible al igual que cansino, en este marzo de 2021 retrocedemos al mismo mes e iguales debates a los que ya vivimos en el año pasado (déjà vu), tan trágico y mortal. ¿Habrá manifestaciones por el 8-M?, ¿tendremos una Semana Santa repleta de viajeros y turistas?, ¿debe la hostelería seguir tutelada sanitariamente o funcionar a pleno rendimiento?

Relajación, bajar la guardia u olvidarse de recomendaciones como la distancia de 2 metros, son otras de las cuestiones que inquietan, sin que por supuesto nos vayamos a poner nunca de acuerdo. Más que hacer cambiar a la sociedad, el coronavirus y lo malo que ha traído va a dejar hipotecas en todo, además de la certeza de que hemos construido un mundo terriblemente egoísta, no queremos renunciar a nada, y tampoco vamos a acometer los cambios profundos que se necesitan, especialmente para proteger al planeta de todas nuestras agresiones y destrucción. Cuando superemos el virus, ¡pelillos a la mar!

De haber aprendido algo de este último desastre, estaríamos ya tomando decisiones sobre educar mejor a nuestros jóvenes, y a ser posible igual en todo el mundo, para que haya similares formas de actuar con respecto al medio ambiente, al cuidado de la sanidad o de nuestros mayores, los peor parados de la pandemia. Lo mismo planteo de la tolerancia, en el sentido más amplio, con clara referencia a culturas, ideas, religiones o elección individual de vivir, siempre bajo la única condición de tener que respetar a los demás. Jhon Dos Passos, uno de los padres del Nuevo Periodismo, escribió que “la creación de una visión del mundo es el trabajo de una generación más que de una persona, pero cada uno de nosotros, para bien o para mal, añade su propio ladrillo”. Sabias palabras que siempre se pueden poner en práctica, pero mejor momento que este, ninguno.

 

“De haber aprendido algo, estaríamos tomando decisiones sobre educar mejor a nuestros jóvenes respecto al medio ambiente, sanidad o mayores”

 

La pesadilla actual pasará de verdad cuando los ciudadanos recuperemos la calle sin toque de queda que valga. No sé si este año nos deparará esa suerte, pero lo que sí tengo muy claro es que todos debemos aportar el ladrillo del que habla Jhon Dos Passos, para que el próximo verano sea seguro, y no volver a vivir la película del Fantasma de las Navidades pasadas. Hay que dar tiempo a la vacunación masiva, que ahora va lentísima, al menos en Europa, porque comprobamos que el año corre que se las pela, al tiempo que la situación sanitaria sigue sobrepasada.

La falta de confianza ha estado muy presente en la pandemia, porque éramos muchos los que no veíamos una temprana vacuna y ahora, ya ven, hay donde elegir: Pfizer BioNTech (EE.UU-Alemania), Moderna y Johnson & Johnson (EE.UU), Oxford-Astra Zeneca (Reino Unido), Sputnik V y EpiVacCorona (Rusia), Convidicea y BBIBP-CorV (China).

Como humanidad, somos un auténtico desastre debido a la gran capacidad que tenemos para jorobarlo todo, aunque la ciencia se ha erigido una vez más como auténtico salvavidas de las veces que hemos rozado el Apocalipsis (Chernobyl o Fukusima). Pasamos página rápido, pero ya hemos estado demasiadas veces al borde del abismo, como para que frente al Covid-19 y los millones de muertos y contagiados, no haya un antes y un después. Por eso, en el caso de España, sobran los viejos debates y enfrentamientos de siempre. Esto es lo que toca. Toca mirar hacia delante. Toca la seguridad permanente. Toca la recuperación de los diferentes sectores económicos y sociales dañados. Toca dar salidas a nuestros jóvenes en edad de trabajar. Y toca volver a mirar a la cultura de frente, con sus diferentes muestras y espectáculos. Todo esto es lo que debe demandar nuestra atención y esfuerzos.

 

“La falta de confianza ha estado presente en la pandemia, porque éramos muchos los que no veíamos temprana vacuna, y ahora hay donde elegir”

 

 

Miguel del Río