EN FAVOR DE LOS JÓVENES Y DE QUE PUEDAN TENER SU CASA

 

 

Miguel del Río | 31.10.2021


 

 

 

 

 

Aunque se ayude a los jóvenes con el alquiler de una vivienda, lo que quieren es comprar, y tienen además todo el derecho a llevar a cabo sus sueños, como antes lo hicieron sus padres. Ahora que se habla tanto de fondos europeos, y de la consiguiente lluvia de millones, los Gobiernos deberían atender más y mejor este problema en el que se ve inmersa la juventud. Si antes les propiciamos trabajos seguros y bien pagados, que no les ofrece una caduca reforma laboral, habremos allanado mucho mejor el camino para que logren, no muy tarde, casa en propiedad.

 

No acepto en absoluto que los mayores, sin más, asumamos que la juventud actual, con lo poco que gana en sus trabajos, jamás pueda acceder a una vivienda, y también metemos en el mismo saco sus pensiones, cuando les toque el momento. Tampoco acepto que no se haga nada, mayormente desde las instancias públicas que suponen los Gobiernos, el nacional y los autonómicos, que no promueven las suficientes políticas para que los jóvenes lleguen a tener algún día su piso, como antes lo lograron sus padres y abuelos.

Desde este 2021 contamos en España con el estudio Los jóvenes y el mercado de la vivienda, trabajo elaborado por Fotocasa Reserch. Arroja datos que llevan a la reflexión sobre el muro infranqueable con el que se topan los jóvenes en su pretensión de comprar una vivienda, paso para ellos tan difícil como que te toque una Primitiva. Veamos cuáles son los hechos. El principal es que el 62 % de los menores de 35 años no consiguen emanciparse de sus padres por una cuestión esencial: falta de dinero que ni ganan, ni mucho menos pueden ahorrar, para embarcarse en otras empresas que no sea la fundamental de alcanzarles su sueldo para comer.

Si por un lado, el descenso de jóvenes propietarios cae en picado, por otro, el 59% de juventud que hoy vive de alquiler, sigue mostrando en un 70 % su preferencia por tener casa propia, de aquí a cinco años, aunque no saben si llegarán algún día a hacer realidad su proyecto de vida. Al igual que les pasó a sus padres cuando empezaron a trabajar, tienen las ideas muy claras sobre lo que supone obtener un inmueble. En los casos analizados de jóvenes compradores, un 48 % lo hace porque lo ven como una buena inversión a largo plazo, el 40 % porque es un seguro para el futuro, y el 37 % porque considera el alquiler una forma de tirar el dinero. ¿En qué han cambiado pues nuestros jóvenes con respecto a generaciones anteriores? Será en lo del uso del móvil para todo y meterse en redes sociales como preferencia para contar sus cosas, porque en lo que se refiere a tener su propio piso son iguales a quienes les han criado y educado.

 

“¿En qué han cambiado nuestros jóvenes respecto a generaciones anteriores? En tener su propio piso son iguales a quienes les han criado”

 

A diferencia de otras épocas, los grandes enemigos que tiene ahora la juventud para ver cumplidos sus sueños son un mayor paro, la reforma laboral, el altísimo precio de las casas, la falta de ayudas oficiales o las duras condiciones de los bancos a la hora de ofrecer alguna de sus hipotecas, cuando el cliente no tiene garantías suficientes. Como cuando un joven se presenta a un trabajo, y le piden dos años de experiencia, algo que es ridículo, lo mismo sucede con la banca a la hora de exigir unas garantías que, con 28 años de edad, no se pueden tener, a no ser que sean padres u otros familiares quienes avalen la operación.

Sin embargo, el principal problema, y es lo que manifiestan los jóvenes al respecto, la confianza en ellos es muy pobre. También lo creo. Se les exige más de lo que se les ofrece, y ya está bien de esa vieja cantinela de que cuando acudan a una entrevista de trabajo no se les ocurra preguntar por el horario y cuanto van a cobrar. La caduca reforma laboral que sigue teniendo España ya les ha situado en un mercado que a veces se comporta como abusivo, y que además ofrece una temporalidad laboral, que no les asegura fijeza y de ahí es imposible meterte en pisos, coches, ahorros, emprendimientos, viajes o lo que sea.

El Gobierno y la patronal de la construcción han de colaborar más para invertir esta situación. Por ejemplo, no es mala idea la propuesta por la Confederación Nacional de la Construcción. Pide que los fondos europeos para paliar el Covid sirvan también para facilitar a los jóvenes la compra de su primera vivienda, mediante la emisión de avales que cubran el 20 % del valor de la casa. Otra posibilidad: ofrecer garantías estatales para ayudar a los jóvenes a acceder a una hipoteca, adoptando figuras ya existentes en nuestro entorno europeo como la colaboración con bancos para la concesión de préstamos a interés 0 (Francia); o el programa Help to Buy (Reino Unido). ¿No son también europeos los jóvenes españoles? Tan urgente como alcanzar metas personales, es cambiar las viejas situaciones que aún perviven como los pelotazos urbanísticos, el papel que juegan los ayuntamientos dentro de la construcción de viviendas, el abuso de precios, y la escasez de suelo en el que emprender de verdad proyectos de viviendas con un claro carácter social. Si se quiere, se puede, pero claro, hablamos de pisos, y los muchos intereses que hay ya asentados en todas las partes involucradas en los proyectos. Hagamos posible cambiar este panorama desolador y abusivo.

 

“Un joven se presenta a un trabajo, y le piden años de experiencia, ridículo. Lo mismo con la banca a la hora de exigir garantías con 28 años de edad”

 

 

Miguel del Río