RV - Este domingo 18 de setiembre en Castel Gandolfo, después de la
oración del Ángelus, el Papa Benedicto manifestó a los peregrinos de lengua
española que la inmensa generosidad y bondad de Dios está por encima de los
cálculos humanos.
Palabras del Papa a los peregrinos de lengua española:
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta
oración mariana. En el Evangelio de este domingo, el propietario de la viña
representa al Padre Celestial, que sale, una y otra vez, en busca de aquellos
que quieren trabajar en su viña, y “da como recompensa, dice San Agustín, un
denario a cada uno porque a todos será igualmente dada la misma vida eterna”.
Invito a todos a reconocer la inmensa generosidad y bondad de Dios, que está
por encima de los cálculos humanos. Lo que el Señor espera de nosotros es que
cada uno haga bien y confiadamente su trabajo, y que reciba con gratitud lo
que de Él procede. ¡Feliz Domingo!
Traducción completa de la reflexión previa a la oración del Ángelus
¡Queridos hermanos y hermanas!
En la liturgia de hoy inicia la lectura de la Carta de San Pablo a los
Filipenses, es decir, a los miembros de la comunidad que el Apóstol mismo
fundó en la ciudad de Filipos, importante colonia romana en Macedonia, hoy en
la Grecia septentrional. Pablo llegó a Filipos durante su segundo viaje
misionero, proveniente de la costa de Anatolia y atravesando el mar Egeo. Fue
esa la primera vez en la que el Evangelio llegó a Europa. Estamos en torno al
año 50, por lo tanto, unos veinte años después de la muerte y resurrección de
Jesús. Y sin embargo, en la Carta a los Filipenses, está contenido un himno a
Cristo que ya presenta una síntesis completa de su misterio: encarnación,
kenosis, o sea, humillación hasta la muerte de cruz, y glorificación. Este
mismo misterio se ha hecho un todo con la vida del apóstol Pablo, que escribe
esta carta mientras se encuentra en prisión, en espera de una sentencia de
vida y de muerte. El afirma: “para mí la vida es Cristo, y la muerte, una
ganancia” (Fil 1,21). Es un nuevo sentido de la vida, de la existencia humana
que consiste en la comunión con Jesucristo viviente; no sólo con un personaje
histórico, un maestro de sabiduría, un líder religioso, sino con un hombre en
el que habita personalmente Dios. Su muerte y resurrección es la Buena Noticia
que, partiendo de Jerusalén, esta destinada a alcanzar a todos los hombres y a
todos los pueblos y a transformar desde el interior todas las culturas,
abriéndolas a la verdad fundamental: Dios es amor, se ha hecho hombre en Jesús
y con su sacrificio ha rescatado a la humanidad de la esclavitud del mal,
donándole una esperanza confiable.
San Pablo era un hombre que resumía en sí mismo tres mundos: el hebreo, el
griego y el romano. No por casualidad, Dios confió a él la misión de llevar el
Evangelio desde Asia Menor hasta Grecia y luego a Roma, lanzando un puente que
habría proyectado al Cristianismo hasta los extremos confines de la tierra.
Hoy vivimos en una época de nueva evangelización. Vastos horizontes se abren
al anuncio del Evangelio, mientras regiones de antigua tradición cristiana
están llamadas a redescubrir la belleza de la fe. Protagonistas de esta misión
son los hombres y mujeres que, como San Pablo, pueden decir: “Para mi vivir es
Cristo”. Personas, familias, comunidades que aceptan trabajar en la viña del
Señor, según la imagen del Evangelio de este domingo (cfr Mt 20,1-16). Obreros
humildes y generosos, que no piden otra recompensa si no aquella de participar
en la misión de Jesús y de la Iglesia. “Si el vivir en len cuerpo – escribe
aún San Pablo- significa para mí trabajo fecundo, no sé qué escoger” (Fil
1,22): si la unión plena con Cristo más allá de la muerte, o el servicio a su
cuerpo místico en esta tierra.
Queridos amigos, el Evangelio ha transformado al mundo, y todavía lo está
transformando, como un río que riega un inmenso campo. Dirijámonos en oración
a la Virgen María, para que en toda la Iglesia maduren vocaciones
sacerdotales, religiosas y laicales para el servicio de la nueva
evangelización
Saludos en diversas lenguas
Después del rezo mariano del Ángelus, el Pontífice ha saludado en distintas
lenguas a los presentes.
Dirigiéndose a los fieles italianos, el Papa ha recordado que ayer en Turín
fue proclamado Beato monseñor Francesco Paleari, de la Sociedad de los
Sacerdotes de San Giuseppe Cottolengo. Nacido en Pogliano Milanese en 1863, de
humilde familia campesina, entró muy joven en el seminario y, tras la
Ordenación, se dedicó a atender a los pobres y enfermos en la Pequeña Casa de
la Divina Providencia, pero también a la enseñanza, distinguiéndose por su
afabilidad y paciencia. “¡Demos gracias a Dios -ha pedido el Papa- por este
luminoso testimonio de su amor!”
A los peregrinos de lengua francesa, el Santo Padre les ha recordado que
“estamos empezando el curso escolar”. Y ha dicho que “los años pasados en la
escuela son muy importantes. “Se expande la mente y el campo de conocimiento,
pero en la escuela también se aprende a vivir juntos”. Benedicto XVI ha
exhortado a los padres, que son los primeros educadores de sus hijos, a
animarles en su tarea escolar. “Tómense el tiempo que necesiten para escuchar
y hablar con ellos, acerca de lo que están viviendo”. “Así les ayudaréis a
tomar las decisiones correctas. La familia y la escuela, son la buena tierra
que da forma al futuro de la humanidad del mañana. Para ello, les pido que
recen para que cada niño pueda recibir toda la educación a la que tienen
derecho”.
El Papa dirigiéndose después a los peregrinos de lengua inglesa ha
recordado que en el Evangelio de hoy, Jesús compara el reino de los cielos a
las acciones de un propietario que es generoso con todos los trabajadores en
su viña. “Quizás a veces podemos sentir envidia del éxito de los demás o, que
no hemos sido suficientemente beneficiados por nuestro servicio”, ha señalado
el Pontífice. Pero esforzaos siempre en ser humildes siervos del Señor y
alegraos cuando Dios derrame abundantes gracias sobre quienes nos rodean”.
Saludando a sus compatriotas, en lengua alemana, el Santo Padre ha
comentado también las lecturas bíblicas de este domingo. Así mismo, ha
afirmado que está deseando que llegue el momento del encuentro con la gente
que le espera, durante su visita a Alemania, esta próxima semana. “Les pido
que me acompañen en la oración el día de mi viaje, y que en el Señor
redescubramos la belleza y la frescura de la fe”.