26.11.11

¿Es la organización de los Testigos de Jehová una secta? (4)

A las 2:58 AM, por José Miguel Arráiz
Categorías : Sectas, Testigos de Jehová
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Parte IV –Transfusiones de Sangre

Uno de los asuntos más delicados de la doctrina de la organización de los testigos de Jehová, es precisamente el tema de las transfusiones de sangre, y lo es, porque es un asunto de vida o muerte para miles de testigos. Esta quizá una de las características que más pesan a la hora de considerar a la organización una secta destructiva.

Su doctrina respecto a las transfusiones de sangre la explican ellos mismos en muchas de sus publicaciones, la que he considerado más clara está en un folleto pequeño que tienen titulado “La cuestión de la sangre”:

 

“Esta es la firme posición que adoptan los testigos de Jehová. Ellos están plenamente convencidos de que es correcto cumplir con la ley de Dios que manda abstenerse de sangre. En esto no están siguiendo un capricho personal ni algún punto de vista fanático sin fundamento. Es por obediencia a la más encumbrada autoridad del universo, el Creador de la vida, que rehúsan introducir sangre en su organismo por comerla o por transfusión. Por lo tanto, la cuestión de la sangre para los testigos de Jehová envuelve los principios más fundamentales sobre los cuales ellos como cristianos fundan su vida. En juego está la relación de ellos con su Creador y Dios”[1]


En el mismo folleto explican que su posición se basa en la interpretación de algunos textos bíblicos del Antiguo Testamento que ordenan abstenerse de “sangre”. Citan por ejemplo Génesis 9,3- 4; Levítico 17,10-16, Deuteronomio 7,26-27; 12,23-25; 1 Samuel 14,31-35 donde alegan que allí Dios estaba “suministrando un reglamento dietético“, además de establecer un “importante principio moral” para todos los descendientes de Noe, ya que la sangre de la criatura “representaba su vida o su alma”. Más adelante sostienen que esa prohibición sigue siendo válida para los cristianos porque el Conclio de Jerusalén decretó “que se abstengan de las cosas contaminadas por los ídolos y de la fornicación y de lo estrangulado y de la sangre[2]

Análisis bíblico

Ante todo es importante aclarar que es cierto que en el Antiguo Testamento se prohibía “comer” sangre, y que en Nuevo Testamento se mantuvo en el Concilio de Jerusalén dicha prohibición. Es aquí donde hay que puntualizar dos cosas:

1. No es lo mismo una transfusión de sangre que alimentarse de sangre, son dos cosas distintas, y cuando se estableció esta prohibición no existían las tranfusiones de sangre. Ni siquiera los judíos, que siguen guardando íntegra la Torá, lo interpretan de esta manera y no ven problema alguno en recibir transfusiones de sangre. Demás está decir que ninguna otra denominaación cristiana, ni secta, comparte su intepretación.

2. Es necesario estudiar el contexto para darse determinar si la prohibición era solo temporal, no permanente. Nos encontramos en un momento histórico donde muchos judíos estaban abrazando la fe cristiana, pero se encontraban muy apegados a la ley moisáica, de allí que pensaran que incluso los cristianos debían cumplir sus antiguas leyes, y comenzaran a predicar que era obligatoria la circuncisión[3].

En cierto sentido es muy comprensible, pues la circuncisión estaba decretada como una “alianza eterna”[4]. Quien no se circuncidara decía “ese tal será borrado de entre los suyos por haber violado mi alianza[5], y así como esta habían muchas leyes decretadas como “perpetuas” para el pueblo, entre ellas la prohibición de comer sangre y otros alimentos incluyendo la carne de cerdo, camello, liebre junto con muchos otros[6]. A esto se sumaba que muchos profetas y santos de la antigüedad habían sido firmes como para dar su vida antes de violar la ley de Dios, como Daniel frente a Nabucodonosor[7], o los propios mártires descritos en el libro de los Macabeos[8].

¿Qué hubiera pensado usted siendo un judío recien converso si viera a los cristianos comiendo y bebiendo alimentos que para los santos profetas eran abominables? ¿Hubieran pensando que eran hombres de Dios o farsantes pecadores?.

Jesús ya les había enseñado a sus apóstoles que “No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que al hombre le hace impuro[9], pero arrancarlos de un solo “tirón” de todas sus antiguas leyes podía perjudicar a muchos en su fe.

Evidencia de esto lo encontramos en que en una de las ordenanzas del Concilio de Jerusalén estaba también no comer carne ofrecida a ídolos, pero Pablo luego explica la razón de la prohibición, que no es que el ídolo realmente signifique algo, pues es un dios falso, sino para no escandalizar al hermano, que al verlo no iba a comprender por qué tenían libertad de hacerlo.

“Ahora bien, respecto del comer lo sacrificado a los ídolos, sabemos que el ídolo no es nada en el mundo y no hay más que un único Dios. Pues aun cuando se les dé el nombre de dioses, bien en el cielo bien en la tierra, de forma que hay multitud de dioses y de señores, para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para el cual somos; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por el cual somos nosotros. Mas no todos tienen este conocimiento. Pues algunos, acostumbrados hasta ahora al ídolo, comen la carne como sacrificada a los ídolos, y su conciencia, que es débil, se mancha. No es ciertamente la comida lo que nos acercará a Dios. Ni somos menos porque no comamos, ni somos más porque comamos. Pero tened cuidado que esa vuestra libertad no sirva de tropiezo a los débiles. En efecto, si alguien te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un templo de ídolos, ¿no se creerá autorizado por su conciencia, que es débil, a comer de lo sacrificado a los ídolos? Y por tu conocimiento se pierde el débil: ¡el hermano por quien murió Cristo! Y pecando así contra vuestros hermanos, hiriendo su conciencia, que es débil, pecáis contra Cristo.

Por tanto, si un alimento causa escándalo a mi hermano, nunca comeré carne para no dar escándalo a mi hermano
[10]

Observe como Pablo reconoce que el cristiano tiene libertad incluso para comer lo sacríficado a ídolos (prohibido por el Concilio de Jerusalén) pero se abstiene hacerlo para escandalizar a los otros cristianos que no están preparados todavía para entenderlo. La misma situación aplica perfectamente a la sangre, porque si nada de lo que entra al hombre puede contaminarle, no habría razón para pensar que la sangre, por el simple hecho de simbolizar la vida para los antiguos, sea diferente.

De esta manera, una prohibición temporal que fue dictada para no escandalizar a los cristianos judaizantes, en manos de una secta destructiva se ha convertido en una manera de perjudicar a miles de personas, convenciéndolas que al negarse a recibir transfusiones están obedeciendo a Dios.

Historia e importancia de la doctrina para
la organización de los testigos de Jehová

Es precisamente porque “la cuestión de la sangre para los testigos de Jehová envuelve los principios más fundamentales sobre los cuales ellos como cristianos fundan su vida”, que la violación de esa norma es considerada una falta gravísima de la ley de Dios que amerita la expulsión:

“En vista de la seriedad de introducir sangre en el sistema humano por medio de una transfusión, si violara las Santas Escrituras en este respecto ¿estaría sujeto el recibidor dedicado y bautizado de la transfusión de sangre a ser expulsado de la congregación cristiana?

Las Santas Escrituras inspiradas responden sí. …

Esta es una violación de los mandamientos de Dios a los cristianos, la seriedad de la cual no debe reducirse al mínimo por medio de excusarla a la ligera como si fuera un asunto optativo para que el individuo decida en cuanto a ello según su conciencia
[11]

Observe como en esta publicación sin lugar a dudas rechazan que sea un asunto de conciencia. Según ellos las propias Escrituras responden que un individuo que viole semejante norma es digno de la expulsión (curioso, porque independientemente de que ellos interpreten que la prohibición del concilio de Jerusalén sigue vigente, allí no se menciona que quienes violen la norma deban ser expulsados).

Aunque la prohibición sobre las transfusiones fue promulgada por primera vez en 1945[12], en el libro Proclamadores se indican que “a partir de 1961 se expulsó de las congregaciones de los testigos de Jehová a cualquiera que pasara por alto este requisito divino, aceptara transfusiones de sangre y manifestara una actitud impenitente[13]

Finalmente en la revista ¡Despertad! del año 1997 escriben:

“Otra pregunta que se plantearon varios de los doctores presentes tenía que ver con la presión de grupo. ¿Qué ocurriría -se preguntaban- si un testigo flaqueaba y aceptaba una transfusión sanguínea? ¿Sería excomulgado de la comunidad de los Testigos?

La respuesta dependería del caso, pues la desobediencia a la ley de Dios es ciertamente un asunto grave, que deben examinar los ancianos de la congregación. … Seguramente, el testigo se sentirá muy mal y estará preocupado por su relación con Dios. Dado que el cristianismo tiene por fundamento el amor, los ancianos deberán, como en los demás casos judiciales, equilibrar la firmeza y la misericordia.”

Aquí, la postura parece suavizarse, pero en esencia la doctrina no ha cambiado en cuanto a que si un testigo de Jehová se hace una transfusión, y alega que considera que no es pecado por cuestión de consciencia, será sin lugar a dudas expulsado, porque sería considerado que tiene una actitud impenitente.

En entregas anteriores hemos visto las consecuencias doctrinales y prácticas que tiene la expulsión dentro de la organización, pues inmediatamente a partir de ella el adepto pasa a ser considerado un “apóstata”, “parte integrante del anticristo”, a quienes no hay que dirigirle la palabra. Adicionalmente a esto, si la persona cree la doctrina de la organización, pensará que ha roto su relación con Dios y estará junto con todos los demás “incrédulos” destinado a la destrucción en el ya “cercano” Armagedón. El impacto psicológico es tan tremendo, que no es difícil entender por qué algunos prefieren arriesgarse a morir antes de recibir una transfusión.

Contradicciones

Otra de las tremendas contradicciones de la organización respecto a las transfusiones de sangre es su incomprensible criterio para alegar que queda a cuestión de consciencia recibir algunos compuestos de la sangre, mientras otros no.

Un ejemplo lo tenemos en la revista ¡Despertad! del 22 de Febrero de 1995, pág. 20-22, en la cual narran la historia de una joven llamada Mi que estuvo a punto de morir por rechazar las transfusiones de sangre. La joven solo permitió que la trataran con inmunoglobulinas y al final luego de una lenta recuperación se recuperó. Ella es presenteda en esa revista como un ejemplo de obediencia a Dios.

Esto por supuesto llama poderosamente la atención, porque las inmunoglobulinas son parte de la sangre, sin embargo la propia revista agrega que “la decisión de usar inmunoglobulinas, que contienen una fracción mínima de sangre, debe tomarla cada persona basándose en su conciencia, como se mostró en La Atalaya del 1 de junio de 1990, páginas 30 y 31”.

Sorprendente que no sea una cuestión de conciencia recibir una transfusión de sangre, pero si lo sea recibir inmunoglobulinas que según ellos reconocen tienen “una fracción mínima de sangre”.

Pero las contradicciones no paran allí, porque si uno va a la Atalaya a la que hacen referencia, se encuentra que hacen una arbitraria selección de componentes de la ley de Dios si permite, descartando otros que no permite:

“¿Aceptan los testigos de Jehová inyecciones de una fracción sanguínea, como la globulina inmunológica o la albúmina? Algunos de ellos sí, pues creen que las Escrituras no descartan con claridad el aceptar una inyección de una pequeña fracción, o componente, sacada de la sangre”[14]

Puede que alguien opine que puede aceptarlas con buena conciencia, pero otra persona concluya que no puede hacerlo. Cada uno tiene que decidir esta cuestión personalmente ante Dios”

Sin embargo, allí mismo agregan que no aceptan no solo sangre completa, sino ninguno de lo que ellos llaman “sus componentes básicos” (glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas o plasma) que se usen con un propósito similar.

Para no aburrir con citas resumiré que en La Atalaya del 1 de Octubre de 1994, pág. 31 parten del mismo razonamiento para admitir una inyección que contenga una pequeña cantidad de albúmina. En La Atalaya 15 de Junio del 2004, pág. 29-31 explican que no aceptan glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas y plasma porque son los componentes básicos de la sangre. Podríamos resumir su posición con el siguiente resumen:

Prohibido:

….Glóbulos rojos
….Glóbulos blancos
….Plaquetas
….Plasma

Cuestión de conciencia:

….Albúmina
….Inmunoglobulinas
….Concentrados de plaquetas.[15]

Tanto los componentes prohibidos como no prohibidos son fracciones de la sangre. ¿Quién dedice hasta que punto una fracción de la sangre es permitida y hasta que punto no?. Después de todo si ellos interpretan que la prohibición del Concilio de Jerusalén sigue vigente, allí ni siquiera se menciona en que proporción si deben ser aceptadas fracciones de la sangre (asumiendo sin conceder que las transfusiones puedan equipararse con alimentarse de sangre).

La concentración normal en la sangre humana de la albúmina oscila entre 3,5 y 5,0 gramos por decilitro, y supone un 54,31% de la proteína plasmática. El peso de la albúmina en la sangre es mucho mayor peso que el de los glóbulos blancos y plaquetas juntos (que están prohibidos). Sin embargo, ellos adminten unos en base a una cuestión de conciencia mientras para los otros no. Simplemente alarma como depende del criterio del cuerpo gobernante la vida la vida de miles de personas.

No han faltado testigos de Jehová que han intentado transmitir a la organización lo arbitario de este punto de vista, alegando que si lo primero es una cuestión de conciencia, lo segundo también debería serlo ¿resultado? Les han acusado de apostasía y les han expulsado[16].

Más contradicciones

Pero si todo esto ya es contradictorio, mucho más lo es el incluso negarse rechazar transfusiones de la propia sangre si esta es “almacenada”, mientras si la aceptan si es pasada por un aparato de hemodialisis porque allí puede ser considerado como “un organo artificial” de manera que consideran que la sangre no les fue “quitada”.

“¿Admiten los testigos de Jehová transfusiones de su propia sangre, dejando que se almacene su propia sangre y después se les devuelva?

los testigos de Jehová NO aceptan este procedimiento. Desde mucho tiempo atrás hemos comprendido que tal sangre almacenada ciertamente ha dejado de ser parte de la persona. Ha sido completamente quitada de ella, y por lo tanto hay que deshacerse de la sangre de acuerdo con la Ley de Dios: “Debes derramarla sobre el suelo como agua”. (Deuteronomio 12:24.)

En un proceso algo diferente, puede que se desvíe la sangre del paciente hacia un aparato de hemodiálisis (riñón artificial) o a una bomba cardiopulmonar (corazón-pulmón artificial). Esa sangre fluye por un tubo desde el cuerpo del paciente a un órgano artificial que la bombea y filtra (u oxigena), y entonces regresa al sistema circulatorio. Algunos cristianos han permitido esto si no se ceba el equipo con sangre almacenada. Han visto el sistema exterior de tubos como una extensión de su propio sistema circulatorio para que la sangre pase por un órgano artificial. Les ha parecido que la sangre que ha fluido por este circuito cerrado ha seguido siendo parte de ellos y no ha tenido que ser ‘derramada’”
[17]

Ocurre aquí lo mismo, porque para un caso es lícito porque a algunos les ha “parecido” que la sangre ha seguido siendo parte de ellos, pero en el primer caso no permiten que a otro le parezca que aquella sangre todavía viva y almacenada (1 segúndo, 1 hora, etc.) es también parte de ellos.

Justificaciones de la organización

Si uno se toma el tiempo de investigar en las publicaciones de la Watchtower, uno encuentra muchísima información al respecto, donde insisten profusamente en los riesgos sanitarios que implican las transfusiones: probabilidad de efectos adversos, riesgos de contraer enfermedades, etc., mientras hacen extensas apologías a favor de las terapias alternativas.

Evidentemente, salta a la vista que hagan tantos esfuerzos en demostrar que hay riesgo en las transfusiones de sangre, o en las bondades de las distintas alternativas médicas, porque si ciertamente es ley divina que las transfusiones de sangre son intrínsecamente pecaminosas, no habría nada que hablar: son pecado y punto. No sería necesario decir “es pecado y es riesgoso” o “es pecado y hay opciones”, porque sería sencillamente irrelevante.

Sin embargo, para la organización no lo es, porque el tema de las transfusiones es una pesada carga que lleva sobre sus hombros. Les afecta enormemente ante la opinión pública, e incluso es causa constante de “apostasía”.

Nadie discute que recibir una transfusión tenga sus riesgos (efectos adversos, ser contagiado de SIDA, hepatitis,etc.) y aunque estos disminuyan con el avance de la ciencia siempre estarán allí. El punto es que aún siendo riesgosas, si a alguien le ponen a escoger entre un 80% de probabilidades de morir por shock anafiláctico, y un 0,0002% de ser contagiado de SIDA escogerá la transfusión.

De nada sirve entonces que los testigos de Jehová se intenten defender en muchos casos, alegando que es probable que muchas de esas personas hubieran muerto de todos modos, porque muchas otras no. También es inutil citar casos donde las personas que recibieron transfusiones murieron o sufrieron efectos adversos, pues estas son minoría y se entiende que se requiere la transfusión en aquellas situaciones donde el beneficion de una posible transfusión supera con creces los riesgos. Un completo análisis de estos argumentos realizado por un especialista puede ser consultado en Internet.[18].

Mientras tanto seguirán muriendo personas, tal como la propia organización reconoce e incluso pone como ejemplo a otros testigos de Jehová. La siguiente portada de la revista ¡Despertad! del 22 de mayo de 1994 se hizo ampliamente conocida, porque en ella por primera vez reconocían que miles de personas incluyendo niños, estaban muriendo por su forma de interpretar la Biblia en este punto. En ella escribían:

“Jóvenes que pusieron a Dios en primer lugar

En el pasado, miles de jóvenes murieron por poner a Dios en primer lugar. En nuestros días la historia se repite, solo que ahora tiene como escenarios los hospitales y los tribunales, y como desencadenante, la cuestión de las transfusiones de sangre.”

¿Cambiará la posición de la organización respecto a la sangre?. Es dificil decirlo. Muchas veces han rectificado puntos de vista cuando no les quedaba alternativa (como las veces en que el fin del mundo nunca llegó), otras veces cuando no encontraron manera de justificar sus desvaríos. Las vacunaciones estuvieron proscritas desde 1921 como prácticas demoníacas hasta 1952[19], durante veintiún años, y los trasplantes de órganos desde 1967[20] hasta 1980[21], durante veintiun años, porque eran según ellos “canivalismo”. Muchas personas fueron a la carcel por que era causa de expulsión presentar servicio militar sustitutivo, hoy se les permite. El día de mañana quizá también en esto cambién de opinión.

¿Cuántos morirán mientras tanto?

¿Está usted dispuesto a dejar de morir un familiar en base a la interpretación bíblica de una organización que ha demostrado cambiar de doctrina tantas veces en el pasado?

¿Cree usted que Dios quiere dejar morir una persona, solo porque en algún momento de la historia la sangre simbolizó la vida?

Medítelo, la vida de un ser querido, o la suya propia, puede depender de esto
.

NOTAS

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[1] Folleto pequeño La cuestión de la sangre, año 1977

[2] Hechos 15,19-21 Traducción del Nuevo Mundo de las Sagradas Escrituras (abreviado TNM)

[3] Leer completo el capítulo 15 de los Hechos de los apóstoles

[4] Génesis 17,13

[5] Génesis 17,14

[6] Levítico 11

[7] Daniel 1,8

[8] 2 Macabeos 6

[9] Mateo 15,11

[10] 1 Corintios 8,4-13

[11] La Atalaya, 1 de Julio de 1961, pág. 414-415

[12] La Atalaya 1 Julio de 1945

[13] Proclamadores, año 1993, pág. 187

[14] La Atalaya, 1 de Junio de 1990, pág. 30-31

[15] Luis Miguel Torres Morena, Fernando Neira Reina, Tratado de Anestesia y Reanimación 1.800 soluciones, Arán Ediciones, España 2007, pág. 29

[16] Ilustrativo en este punto el testimonio de de Rado Viugel, “Expulsado por cuestiones de conciencia

[17] La Atalaya, 1 de Marzo de 1989, pág. 30-31

[18] Puede consultar a esterespecto, Javier Garrido, Los testigos de Jehová y las transfusiones

[19] The Golden Age, 12 de octubre, 1921, pág. 17

[20] La Atalaya, 15 de noviembre, 1967

[21] La Atalaya, 15 de septiembre, 1980, pág. 31