El Espinar 4 julio 2015
Al celebrar los 25 años de los Encuentros Ecuménicos de “El
Espinar”, hemos analizado y constatado que, en este momento del
camino, es necesario resaltar el carisma de sanación y curación
del ecumenismo, porque lo ecuménico nos invita al encuentro, a
la solidaridad, a la acogida al otro y al perdón. Pero también
nos invita a mirar y caminar con decisión y convencimiento hacia
una nueva oikoumene donde todas esas decisiones serán
realizadas, en la que es y será Jesús mismo el que todo lo sea y
lo sea en todos.
Este camino hemos de entenderlo como un proceso continuo que va
convirtiendo esta historia y nuestra casa común que es la
tierra, en un lugar habitable donde pueda convivir toda la
familia humana. Un lugar sin fronteras, ni siquiera las de la
propia historia. Por tanto, necesita de nuestro compromiso y
trabajo.
Nuestra sociedad, y hoy de manera urgente, necesita ver una
auténtica reconciliación entre las diferentes confesiones
cristianas. Necesitamos un profundo ejercicio de sanación, de
aceptación los unos a los otros, de perdón; y en este ejercicio
la Iglesia en general tiene mucho que ver y que decir, pero
también mucho que hacer.
Necesitamos urgentemente aprender a mirar con la mirada de
Jesús. Acercarnos al sufrimiento de los otros, pero como lo hizo
Él, sin juicios ni condenas, solamente con ese amor que todo lo
soporta, todo lo cree, todo lo sufre…
Hay muchas heridas abiertas y sangrantes en nuestros días, en el
mundo en general y en nuestro país en particular y no podemos
ignorarlas y mirar hacia otro lado. No podemos ser ajenos a
tanto dolor. Tenemos una buena noticia que proclamar y hacer
realidad en el mundo, pero esa Buena Noticia sólo es una y hemos
de proclamarla y hacerla realidad en la Unidad.
Ya es hora de que trascendamos muchos inconvenientes que son los
que nos impiden, por un lado concretar y terminar, de una vez
por todas, nuestro propio ejercicio de sanación, sanar los
recuerdos, los sentimientos, nuestra historia. Por otro, ser
realmente instrumentos de sanación y reconciliación para el
mundo.
Para continuar con nuestra misión de proclamar el Evangelio y
construir el Reino, reconocemos que hoy vivimos una progresiva
descristianización y secularismo de nuestra sociedad. Al mismo
tiempo, constatamos ciertas limitaciones en el progreso hacia la
unidad. Nos damos cuenta, y aceptamos que la división de la
Iglesia “va contra la voluntad de Dios”, es “un escándalo” y
“daña la predicación” del mensaje evangélico (UR1)
Por tanto, reafirmamos nuestra convicción de que es preciso
continuar trabajando por la unidad de la Iglesia, curando las
heridas del pasado y reconciliando realmente la memoria
histórica.
Para ello es necesario
1. Concretar la misión de la Iglesia en: la liturgia, que hace
presente el misterio cristiano la acción social, que exige hoy
la lucha por la justicia, la paz y la integridad de la creación.
2. Comunicar a toda la sociedad la realidad de la misericordia
de Dios.
3. Estudiar los aspectos negativos de la historia de nuestras
confesiones para “curar las heridas del pasado” y también sus
aspectos positivos, para enriquecernos y compartir los dones que
tan generosamente se nos han entregado.
4. Insistir en potenciar la espiritualidad ecuménica, en el
sentido del diálogo del Amor y el diálogo de la Verdad.
Estamos convencidos de que este camino exige de todos nosotros y
de todas las confesiones un proceso continuado de amor y amistad
sinceros y un esfuerzo insistente y humilde en la búsqueda de la
verdad.
Finalmente, la mirada hacia “Cristo reconciliador” nos dará luz
para concretar nuestros compromisos ecuménicos en la Iglesia y
en la sociedad.
Comité Organizador
Alfredo Abad – IEE
Angel Hernández Ayllón – Iglesia Católica
Felipe Carmona – IEE
Gloria Uribe – Iglesia Católica
Hector Vall – Iglesia Católica
Juan Larios – IERE
Mª José Delgado – Misionera de la Unidad. Iglesia Católica
Teófilo Moldovan – Iglesia Ortodoxa Rumana
El Espinar 4 julio 2015