Cáritas Santander | Noticia • 28/10/2021

 

200 personas se concentran en Santander para defender los derechos de las personas sin hogar

 

Representantes de distintas instituciones y organizaciones sociales se han sumado a esta propuesta de Cáritas Diocesana de Santander para denunciar la grave situación de desprotección social que sufre este colectivo

 

 

 


 

 

 

 

 

Coincidiendo con la celebración del Día de las Personas sin Hogar, cerca de 200 personas se concentraban en la Plaza Porticada de la capital cántabra convocados por Cáritas Diocesana de Santander para denunciar las dificultades continuadas y permanentes que afronta este colectivo a la hora de acceder a los derechos fundamentales. Entre los asistentes, representantes de las instituciones y también de distintas organizaciones sociales que trabajan con personas sin hogar.

En el transcurso de la concentración, se ha leído un manifiesto en el que se ha recordado que garantizar la protección social es un derecho fundamental para salir de la situación en la que se encuentran estas personas. Por eso, se han reclamado medidas para prevenir las situaciones de exclusión social y se ha insistido en la necesidad de poner en marcha políticas públicas que faciliten recursos y herramientas para poder vivir con dignidad en un hogar propio, en paz y permanente.

Concretamente, a las administraciones se les reclama un parque público de viviendas sociales para personas y familias en situación de sin techo. Desde Cáritas también se considera importante la puesta en marcha de políticas de empleo para personas con difícil acceso al mercado laboral así como el acceso real y gratuito al derecho a la salud de todos los ciudadanos.

Lo que Cáritas ha pedido a los ciudadanos a través del manifiesto es que superen prejuicios y miedos y se interesen por las distintas situaciones personales y sociales de estas personas para buscar el bienestar general por encima del particular.

 

Datos en Cantabria

El sinhogarismo en Cantabria, al igual que en el resto del país, es un fenómeno básicamente urbano que en las áreas rurales se concentra en viviendas inadecuadas o inseguras y, aunque los datos reflejan que afecta fundamentalmente a los hombres, hay una realidad cada vez más escondida e invisibilizada de mujeres también en esta situación.

A falta de datos oficiales se calcula que en nuestra región puede haber unas 300 personas sin hogar, incluyendo viviendas inadecuadas (chabolas, chupanos, lonjas o espacios similares), viviendas inseguras por el hacinamiento o malas condiciones de salubridad o directamente en la calle, encontrando cobijo en cajeros bancos, puentes, etc…

La mayoría de las personas en esta situación en nuestra región no tiene ingresos regulares y, en caso de haberlos, suelen ser muy bajos (pensiones no contributivas o ingreso mínimo vital, rentas básicas…) Se calcula además que aproximadamente la mitad de ellos han vivido algún tipo de agresión verbal, física, robo o abuso sexual.

En Cantabria, las personas de nacionalidad española que no tienen hogar presentan, en su mayor parte, edades comprendidas entre los 40 y los 50 años, mientras que la población extranjera que se encuentra en esta situación es más joven, situándose en una franja de edad que abarca entre los 20 y los 30 años.

La aparición de la Covid-19 ha generado una realidad extraordinaria en la que las personas más frágiles y vulnerables viven con mayor crudeza la desprotección social. Como afirma Oliva Olga Martínez, Coordinadora del área de acompañamiento especializado en Cáritas Diocesana de Santander: “el sistema de protección que existe es muy vulnerable y, para estas personas sin hogar, resulta muy difícil acceder a los recursos necesarios para poder vivir con dignidad, con lo que la falta de oportunidades les asfixia cada día más, impidiendo que puedan salir de su círculo de pobreza. Por eso, es necesario responder sin más dilaciones a los retos que esta emergencia humana nos lanza a todos”.