La opinión de

25/01/2022

 

Sánchez, Albares y Celáa, despiadados

 

 

 

José Apezarena


 

 

 

 

 

Al fin se ha descubierto el pastel. Tal como publica hoy Religión Confidencial, las relaciones entre Iglesia y Gobierno presentan un nudo gordiano que hasta ahora había pasado inadvertido: el propósito del Ejecutivo de hacerse con la Obra Pía de España en Roma.

Aunque aparentemente el objetivo eran las inmatriculaciones (el Gobierno cuestiona cerca de un millar de bienes inmatriculados), lo que de verdad se juega es la propiedad de un importante patrimonio, decisivo para la presencia eclesial y caritativa de la Iglesia española en Roma.

Detrás está, por supuesto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Pero sobre todo lo mueve el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, un tapado que acaba de destaparse, y que es el principal impulsor de las estrategias anti Iglesia, por delante del mismísimo Félix Bolaños, que ya es decir.

Y, como cómplice necesario aparece un personaje multifacético, por llamarle algo: Isabel Celáa, recién propuesta por el Estado para convertirse en embajadora de España ante la Santa Sede.

Ahora se explica ese movimiento, que tanto había extrañado, y que se atribuyó a un detalle del presidente del Gobierno con ella, dada la supuesta condición de católica de la ex ministra. Algo que bien se ha ocupado en desmentir, al menos con los hechos, cuando ocupaba el ministerio de Educación.

O sea, que su nombramiento forma parte principal de la “operación Obra Pía”. Una jugada que ha empezado a ser calificada como una “nueva desamortización” encubierta. Encubierta hasta ahora, claro.

La Obra Pía-Establecimientos Españoles en Italia tiene origen en la Obra Pía de Castilla, y posteriormente, durante el siglo XIII, también con la Obra Pía de Aragón, pero fue en 1840 cuando se erigió como tal, coincidiendo con la desaparición de los Estados Pontificios y ante el peligro de una desamortización por la nueva legislación italiana.

Se trata de una entidad histórica en razón de la procedencia inveterada de sus bienes, privada (no pertenece la Gobierno de España), sin ánimo de lucro, sometida a la tutela del Estado español, propietaria de 24 edificios en el centro de Roma con un total de 273 inmuebles (191 viviendas, 10 oficinas, 66 locales comerciales y 6 estudios).

La gestión de este patrimonio y la renta obtenida se dedica al mantenimiento de establecimientos eclesiásticos en Roma y a obras de caridad, tanto en Italia como en España.

La presidencia de la Obra Pía corresponde al embajador de España ante la Santa Sede. Es decir, el cargo para el que quieren designar a Isabel Celáa.

El Vaticano, la Secretaría de Estado, ha sido advertida de la operación que se prepara, y van a plantear batalla. Además, por supuesto, de la Conferencia Episcopal Española.

Y, tal como cuenta Religión Confidencial, ya se ha producido un primer movimiento sospechoso Uno de los edificios de la Obra Pía está ocupado por la Embajada de España, que ha firmado un contrato muy singular, porque concede la propiedad al Estado español cuando pasen 25 años.

El contrato va a ser impugnado, y Secretaría de Estado ha enviado el mensaje de que les tendrán enfrente.

O sea, Pedro Sánchez, José Manuel Albares, Isabel Celáa moviéndose en la sombra contra la Obra Pía. Se les podría llamar despiadados, ¿no?.

 

 

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