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Hasta Borrell ha denunciado la detención del cardenal Zen por el gobierno chino de Hong Kong

 

 

 

13/05/22


 

 

 

 

 

Ha sido una de las noticias político-religiosas más llamativa de estos días que no hay que analizar: el cardenal Joseph Zen, de 90 años, Obispo Emérito de Hong Kong, fue detenido el pasado 11 de mayo por ser el fideicomisario de un fondo de ayuda a integrantes de movimientos pro-democracia y dedicado a dar asistencia económica y legal a los integrantes de las movilizaciones que hubo contra el gobierno en 2019.

A las pocas horas fue puesto en libertad bajo fianza. El arresto se produjo, según el gobierno chino, por colaborar con fuerzas extranjeras y haber violado la Ley de Seguridad Nacional impuesta por Pekín en junio de 2020. Estas acciones podrían acarrearle la cadena perpetua.

Esta detección produjo una oleada de protestas, como indica Rome Reports. Desde la Unión Europea, Josep Borrell, pidió en redes sociales que se respetaran ”las libertades fundamentales” y desde el Departamento de Estado de Estados Unidos solicitaron “la liberación inmediata de los detenidos”.

Así, Ned Price, portavoz del Departamento de Estado de EE.UU dijo: "Arrestando a estos veteranos activistas, eruditos y líderes religiosos en virtud de la llamada Ley de Seguridad Nacional, las autoridades de Hong Kong han demostrado una vez más que buscarán todos los medios para sofocar la disidencia y socavar derechos y libertades".

El cardenal Zen, un salesiano que no se calla ante nada ni nadie, es una persona molesta para muchos mientras que para otros es un heroico hombre que defiende los derechos humanos y la Doctrina de la Iglesia.

Para las autoridades chinas es un disidente, un estorbo. Su valentía cruje el orden establecido por el gobierno comunista chino. Pero el cardenal Zen no tiene miedo por defender la libertad y los derechos humanos.

También es una espinita clavada en el Vaticano puesto que mostró su oposición sobre el acuerdo de la Santa Sede con el Gobierno chino o la Iglesia Patriótica China. Consideró que este acuerdo había dejado en la estacada a tantos sacerdotes que, fieles a Roma, se habían ordenado en la clandestinidad. Además, acusó al secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin, de manipular al Papa Francisco en este asunto.

El cardenal Zen entiende la prudencia como cobardía y a estas alturas de su vida, no tiene reparos en decir lo que piensa sobre el comunismo, las violaciones de los derechos humanos y también, sobre ciertas decisiones del Vaticano. Hasta ha defendido la misa en latín.

En fin, que Dios le dé todavía algunos años más porque voces como la del cardenal Zen, valientes y heroicas, quedan pocas.

 

 

Zenón de Elea.