Tribunas

Los bandos ideológicos en la Iglesia

 

 

José Francisco Serrano Oceja


El Papa Francisco en el Ángelus.

 

 

 

 

 

Tenía que darle vueltas al mensaje del Papa Francisco con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de este año para participar en una mesa redonda organizada por la Sociedad San Pablo. Y ciertamente el mensaje es un filón.

El título oficial es “Escuchar con los oídos del corazón”. Viene a ser una síntesis aplicada del pensamiento del Papa sobre la escucha, la centralidad de la escucha, desde el punto de vista antropológico, eclesial y social.

Las frases, una vez más, son redondas y en sí mismas ejemplo de titulares. “No se hace buen periodismo sin la capacidad de escuchar”. “En la Iglesia hay mucha necesidad de escuchar y de escucharnos”. “La comunión no es el resultado de estrategias y programas, sino que se edifica en la escucha recíproca entre hermanos y hermanas”. “Es triste cuando, también en la Iglesia, se forman bandos ideológicos, la escucha desaparece y su lugar lo ocupan contraposiciones estériles”. Y muchas más.

Jesús no solo oía, escuchaba, miraba con amor, atendía. La Iglesia, a lo largo de la historia, ha escuchado a la humanidad. Unas veces oía cómo circulaban las corrientes de la historia, otras escuchaba su latir profundo. La escucha de los signos de los tiempos se hizo un clásico en la teología contemporánea. No hay pastoral sin escucha del otro, y de su realidad, su mundo vida.

Y respecto a los medios. Una cosa es escuchar a los medios y otra a los mediadores. No hay medios sin mediadores, ni mediadores sin medios. ¿Escuchar a los medios significa escuchar la realidad? No siempre. Los medios también hablan como plataformas de poder y de intereses. El medio de comunicación como cuarto poder ha engullido al medio como servicio. ¿Escuchar a los mediadores es escuchar a la realidad? Al menos a la de los mediadores.

¿Qué es lo que impide una escucha en la Iglesia? Lo dice el Papa: “Es triste cuando, también en la Iglesia, se forman bandos ideológicos, la escucha desaparece y su lugar lo ocupan contraposiciones estériles”.

¿Por qué se han formado bandos ideológicos, incluso mediáticos, en la Iglesia en España? Sería una pregunta pertinente para este momento de la historia a propósito de este mensaje. ¿Cuáles son las razones? ¿Sólo la carencia de escucha actual, la carencia de escucha histórica? ¿O también la utilización de los medios y mediadores para luchas de poder o de concepciones eclesiales internas? Hay quien habla no para que se le escuche sino para escucharse. Solipsismo auditivo. Hay quien habla y dice siempre lo mismo. Hay quien no habla y habla más que los que hablan. Hay quien habla sin escuchar.

Solo me resta apuntar que una cosa es escuchar las demandas informativas de los periodistas, y de los medios, y otra sentarse a dialogar con la condición de la realidad de la escucha.

Desde que el recordado monseñor Antonio Montero organizó el primer y único Congreso de comunicadores cristianos hace más de treinta años, nada ni nadie se ha preocupado, de esa forma, de esto.

Y así nos va.

 

 

José Francisco Serrano Oceja