Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas

Nº 991

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6 de nov. 2022

 

1. La alerta sobre la sanación de los “monjes brasileños”: en ellos actúan “fuerzas tenebrosas”.

2. Redes sociales y pandemia, factores que facilitan la acción de las sectas.

3. Antropólogo argentino opina sobre el fenómeno de las sectas, de actualidad en su país.

4. Los testigos de Jehová hacen proselitismo entre la comunidad sorda de Venezuela.

5. Japón: la Iglesia de Unificación promete reformas tras el asesinato de Shinzo Abe.

6. México: la Iglesia Universal del Reino de Dios invita a personas con depresión e ideas suicidas.

7. República Dominicana: los mormones entregan sus premios “Valores Familiares”.

8. Argentina: una víctima de la secta de los “sanadores egipcios” da su testimonio.

9. El líder de la secta Nxivm denuncia malos tratos en la prisión.

10. El abogado del líder de la Escuela de Yoga de Buenos Aires desmiente las acusaciones.

 

 

1. La alerta sobre la sanación de los “monjes brasileños”: en ellos actúan “fuerzas tenebrosas”.

FUENTE: Portaluz

 

 

“¿Qué actitud puede tomar un cristiano ante las ‘curaciones’ milagrosas que realizan ciertos médicos espirituales? ¿Puede considerarlas simplemente como diversos ‘caminos’ para obtener la salud?”. Las mismas cuestiones que planteaba en 1980 el P. Carlos Aldunate SJ siguen estando de actualidad. Lo cuenta Luis Santamaría, integrante de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), en Portaluz.

Como informaba recientemente este medio (véase el boletín InfoRIES nº 990), una gran multitud de personas recurre a los llamados “monjes brasileños”, unos supuestos sanadores radicados en Río de Janeiro, donde tienen el Templo Espírita Tupyara. Su lenguaje, sus imágenes y sus “oraciones” confunden a muchos, al imitar al catolicismo. Sin embargo, se trata de médiums, figuras del espiritismo que dicen contactar con los difuntos, y así justifican las falsas “curaciones” que harían al convertirse en “canales” de médicos ya fallecidos.

No se trata de ninguna novedad. El Templo fue fundado en 1943, por lo que ya suma casi ocho décadas de calculada ambigüedad en su presentación y, sobre todo, daños en diversos órdenes a las personas que, llevadas por la necesidad y el sufrimiento, han acudido en todo este tiempo hasta allí.

¿Caminos de salud?

Uno de los países donde sigue gozando de gran popularidad el recurso a este movimiento espiritista –ahora fundamentalmente a través de Internet o por correspondencia– es Chile. Por eso no es extraño que la Iglesia lleve tiempo alertando a sus fieles sobre el carácter nocivo de estas prácticas “espirituales”.

Entre los pastores más firmes en el discernimiento sobre este asunto destaca el padre Carlos Aldunate, sacerdote jesuita fallecido en 2018 a los 102 años. Natural de Santiago de Chile, fue amigo de San Alberto Hurtado, pero sobre todo es conocido por convertirse en un referente fundamental de la Renovación Carismática Católica en su país, además de hacer una gran labor con la dirección de Ejercicios Espirituales ignacianos. Entre otras muchas tareas, fue formador del papa Francisco en una temporada que pasó, como jesuita, en Chile, y también destacó por su preocupación por el exorcismo y las oraciones de liberación.

Justo hace 42 años, en octubre de 1980, este jesuita escribió un artículo en la revista Mensaje, fundada en 1951 por San Alberto Hurtado, y que sigue existiendo en la actualidad, publicada por la Compañía de Jesús. En una carta dirigida por el santo chileno a su superior provincial le planteaba la necesidad de una revista que respondiera a “la gran desorientación, sobre todo juvenil”, de su tiempo.

El artículo del padre Aldunate se titula “¿Caminos de salud?”, y en él muestra su preocupación porque “en Chile se están multiplicando los casos de personas que acuden a los ‘monjes de Brasil’ para solicitar una ‘operación a distancia’”, además de otras prácticas semejantes. Entre ellas destacan “los innumerables cursos, métodos, sistemas que ofrecen perfeccionamiento de la personalidad, desarrollo de capacidades parasicológicas, caminos de felicidad”.

Alerta ante lo perjudicial

El sacerdote comienza afirmando que “el cristiano sabe que es un deber suyo cuidar la salud y luchar por ella a través de la medicina”. Pero, acto seguido, recuerda que “ningún bien, por importante que sea, se puede absolutizar. Buscar la salud por cualquier medio, aun por aquellos que acarrean riesgos graves u otros males, puede llegar a ser perjudicial para el hombre”.

El padre Aldunate reconoce lo complejo del discernimiento, por la gran diversidad de casos y por los distintos grados de compromiso por parte de las personas. Ésta es la razón de que se extienda con detalle en sus consideraciones. Y la primera que hace es la siguiente: estas prácticas suponen una entrega a las propias ambiciones, que “giran alrededor de un engrandecimiento del yo. Son tendencias egocéntricas”.

La amenaza del egocentrismo sin Dios

Efectivamente: “también la búsqueda de la salud es egocéntrica cuando se la persigue como si fuera un bien absoluto, no subordinándola al plan de Dios. Dios quiere nuestro bien, pero sus caminos no coinciden siempre con nuestros caminos. Su sabiduría es infinitamente superior, y muchas veces las enfermedades, que él permite, pueden ser camino de nuestro mayor bien y felicidad”.

Al final, todos estos sistemas de sanación espiritual o milagrosa y los llamados métodos del potencial humano –se refiere concretamente al yoga, la meditación trascendental, el control mental y la Cienciología– “coinciden en ofrecer un desarrollo personal y, en último término, una felicidad que sería obtenida con las solas fuerzas de la naturaleza humana”.

“Para el cristiano –afirma el jesuita chileno–, estos sistemas presentan un gran vacío”, ya que desconocen la llamada al encuentro con Jesucristo y suponen la entrega a un “egocentrismo propio del hombre sin Dios”. La persona que cae en sus garras “dedica las mejores horas de su día a un desarrollo personal sin apertura a Dios ni servicio a sus hermanos”.

Otros efectos dañinos son la esterilización de la vida espiritual y la asunción de falsas doctrinas. “El seguimiento de Cristo supone el desprendimiento de sí mismo, el servicio a los demás, la disponibilidad para las invitaciones de Dios. Una concentración excesiva en el propio desarrollo quita el gusto por la oración, la lectura de la Palabra de Dios, la humildad del ‘pobre de espíritu’, el amar al hermano como Cristo lo amó”.

Las influencias humanas indebidas

Junto a esa entrega a las propias ambiciones, Carlos Aldunate señala un segundo gran riesgo: el de la “entrega a invasiones humanas” o contaminación psíquica. Jesús ha venido a salvar a la humanidad, a salvarla del pecado y de sus consecuencias. Por eso, “la verdadera salud es liberadora para el cuerpo, el alma y el espíritu”. Sin embargo, “son muchas las personas que, para huir de los dolores del cuerpo, se abren a influjos humanos que las esclavizan en mayor o menor grado”.

El jesuita chileno relata después algunos casos típicos: el recurso a parapsicólogos o médiums para que receten un remedio adecuado a la enfermedad, los “pases” o sanación energética, la hipnosis mal empleada… Ante esto, recuerda las palabras de San Pablo en 1 Cor 6: “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? […] ¿Acaso no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que habita en vosotros y habéis recibido de Dios?”.

Por ello “debemos cuidar de no contaminarnos con las creencias del parasicólogo, la presión de su personalidad, quizás su afán de ganarnos para alguna secta o causa”. E insiste: “la fidelidad a Cristo y a nuestros hermanos nos mueve a tener cuidado con las relaciones interpersonales, su naturaleza y su profundidad”.

La amenaza preternatural

Dando un paso más, el tercer peligro que percibe el padre Aldunate sobrepasa la esfera humana. “Hay caminos que suponen una apertura ante fuerzas desconocidas, que actuarían fuera de la visión cristiana de Dios y de su plan de salvación. Adentrarse por estos caminos supone salir del área de nuestra fe y comprometerse con otros seres”, afirma, refiriéndose a ellos como “dioses desconocidos”.

Y aquí es cuando el jesuita se refiere concretamente al Templo Espírita Tupyara de Brasil, dejando claro desde el principio que quien acude a ellos “pasa su petición a un grupo de médiums. Éstos no son monjes, sino espiritistas laicos que dedican algunas horas de la semana a las actividades del Templo”. Resume su forma de actuar: “cada médium del grupo tiene ante sí muchas peticiones. Entra en trance y poseído (según cree) por un espíritu, escribe los nombres de los médicos invisibles que intervendrán en cada operación”. Después se le dan las instrucciones al paciente.

Los peligros del espiritismo

¿En qué se diferencia esto de una intervención quirúrgica real? En que “cuando un enfermo se confía a un cirujano, se entrega a su capacidad profesional de cirujano, y nada más. No se abre a sus creencias ni a sus principios morales. El enfermo tampoco le confía todo su ser, sino solamente cierta parte de su cuerpo para una operación, supongamos de apendicitis. El compromiso del enfermo es limitado y razonable. El cristiano puede pedir a Dios que bendiga esa operación, aunque el médico no sea creyente”.

Por el contrario, lo que sucede con los “monjes brasileños” es la invocación de espíritus, algo prohibido por la Sagrada Escritura y por la enseñanza de la Iglesia, que “no juzga la actitud subjetiva de tantos cristianos que acuden a los espiritistas brasileños convencidos de que no son sino ‘monjes’ católicos que interceden ante Dios”.

Según el padre Carlos Aldunate, “el error y las buenas intenciones salvan a muchos cristianos; no se dan cuenta del significado verdadero de algunas de sus acciones, aunque de hecho quebranten el mandamiento de Dios y la prohibición de la Iglesia”. Por eso, subraya los peligros que corre quien se adentra por los caminos del espiritismo:

- Entrar en un mundo religioso que es contrario a nuestra fe: en el espiritismo, Jesucristo no es el Salvador, “porque cada hombre se salvaría por sus buenas obras al cabo de repetidas reencarnaciones”.

- Hacerse receptivo de fuerzas desconocidas, “presentadas como manejadas por espíritus que no dependerían del único Salvador”.

- Prescindir de Dios en cuanto a la salud, mediante “el recurso a lo mágico, que es una forma de rebelión del hombre frente a Dios”.

- Perjudicar su vida espiritual, ya que “la credulidad y la complicidad que han tenido con estas fuerzas tenebrosas” suponen, con el tiempo, un serio obstáculo a su seguimiento de Cristo.

- Caer en confusión, pues el creyente se desorienta al poner en el mismo plano a Jesucristo, la Virgen María, los espíritus y los médiums.

La actitud del cristiano

“Estos casos no son propiamente caminos de salud, sino de preservación. Implican culto idolátrico a espíritus de las tinieblas, y por eso comprometen al cristiano en su fe”, afirma tajante el jesuita chileno. Y recuerda, seguidamente, lo que escribe San Pablo: “No quiero que os unáis a los demonios. No podéis beber del cáliz del Señor y del cáliz de los demonios. No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios” (1Cor 10, 20b-21).

Ante la pregunta de si un creyente puede recurrir al Templo Espírita Tupyara, el padre Aldunate contesta: “el cristiano no podrá entrar por caminos que lo apartan de Cristo y lo llevan a falsos dioses. Sería renegar de su fe. Arriesgarse a la contaminación, adoptar elementos sanos, aun de sistemas no cristianos, lo hará el cristiano solamente en cuanto lo pida su seguimiento de Cristo”, que es el camino, la verdad y la vida. “No hay salud verdadera fuera de él”.

Esto supone también un desafío para la comunidad eclesial: “no basta denunciar y prohibir; no basta instruir, dando criterios; es necesario que el pueblo cristiano conozca realmente a Cristo y esté vitalmente comprometido en su seguimiento”. Porque “una persona que no viva su entrega a Dios, absolutiza la salud. En el momento de la enfermedad, recurrirá a todos los medios para sanar, porque el instinto de conservación será mucho más fuerte que los preceptos y la doctrina”. Frente a esto, hay que intensificar la experiencia de encuentro con el Señor, para “que Cristo habite por la fe en vuestros corazones” (Ef 3, 17).

 

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2. Redes sociales y pandemia, factores que facilitan la acción de las sectas.

FUENTE: La Opinión de Murcia

 

 

El coronavirus ha transformado muchos aspectos sociales y el mundo de las sectas no ha sido ajeno a esos cambios. La pandemia ha diversificado la naturaleza de estos grupos y ha variado sus métodos de actuación y ha incrementado su número. Las estimaciones de los expertos apuntan a que en la Región de Murcia (España) puede existir una veintena de grupos sectarios, el doble de los que se calculaban hace unos diez años, según señala a La Opinión de Murcia el psicólogo clínico y fundador de la Asociación Iberoamericana sobre Abuso Psicológico, Miguel Perlado. Lo cuenta el periodista Adrián González.

Este número se refiere a esas sectas que están del todo “establecidas”, es decir, que se trata de grupos “que tienen conexión con otras comunidades o ramificaciones internacionales”. Son, apunta Perlado, “grupos con una estabilidad y que continúan funcionando desde hace tiempo”, mientras que puede haber “otros centenares de grupos que muestran comportamientos sectarios o que dentro de su proceso de evolución pueden haber tenido determinados problemas de sectorización del proceso”.

Y la pandemia ha sido un ‘caldo de cultivo’ perfecto para que hayan proliferado más grupos de este tipo. Este panorama hace todavía más difícil cuantificar el número de grupos debido al surgimiento de las sectas digitales que aparecen en Internet y que tienen un contacto online con las víctimas: “El primer trato viene por la pantalla y la pandemia lo ha facilitado más”, apunta Perlado. Para los gurús ha sido más fácil engañar a sus víctimas aprovechando el aislamiento, la soledad y la angustia de estos dos años de miedo, incertidumbre y restricciones para evitar la proliferación del virus. Los líderes utilizan cada vez más las redes sociales para trasmitir sus mensajes. De hecho, las sectas se están digitalizando cada vez más y los contactos físicos entre sus miembros son mucho más esporádicos y alargados en el tiempo que años atrás.

Por su parte, Juantxo Domínguez, presidente la Red de Prevención Sectaria y del Abuso de Debilidad (RedUNE), dice de forma tajante en declaraciones a La Opinión que las sectas “ya no tienen nada que ver con un ropaje o con alguna religión”, por lo que “hay que romper ese esquema: son todos aquellos grupos que ejercen una coerción hacia una persona”.

Domínguez también pone de manifiesto que en estos momentos “las variantes sectarias son tan amplias que la gente se puede quedar alucinada”. Desde conspiraciones, a esoterismo, antivacunas, terraplanismo, pseudoterapias, reptilianos, apocalipsis “o hasta los que puede estar relacionados con la liberación económica o financiera, como las criptomonedas, inversiones piramidales, etc.”.

Miguel Perlado también señala que puede haber casi un centenar de pequeños “grupúsculos” que van “apareciendo y desapareciendo” por la zona de la Región y que entre sus prácticas están “el satanismo, la deepweb, transformacion personal o el pseudocoaching”. Para el experto, son “fenómenos en los que se han insertado mucho estos grupos” que también hacen terapias o sanaciones espirituales conducidas por supuestos guías: “Pueden darse grados importantes de abusos psicológicos”.

El pastor abusador de San Pedro

En este sentido, Perlado recuerda que el pasado mes de febrero el Tribunal Supremo confirmaba la sentencia que condenaba a un pastor evangélico de San Pedro del Pinatar como responsable de varios delitos de abuso sexual a menores de edad, que cometió prevaliéndose de su “ascendencia espiritual” sobre los feligreses.

El condenado se aprovechaba de la cercanía con los feligreses y “los menores de edad que acudían a su domicilio, así como de sus situaciones familiares y personales desestructuradas” para crear una conducta de confianza hacia su persona que facilitó la acción delictiva. La Audiencia lo condenó a ocho años de cárcel y le prohibieron desempeñar determinadas actividades que pudieran ofrecerle o facilitarle la ocasión para cometer hechos delictivos de similar naturaleza por varios años.

Muchas de estas sectas se camuflan como oenegés o asociaciones legalmente constituidas que persiguen fines totalmente loables. Con la crisis sanitaria y económica, la guerra y los nuevos valores sociales el ‘gancho’ se basa ahora en la sanación espiritual, en la cura emocional a través de pseudoterapias, el crecimiento personal, el amor por la naturaleza, el pensamiento mágico, la conjunción con el universo, la vuelta al mundo rural y la salvación de los elegidos ante el inminente apocalipsis.

Todo ello instrumentalizado a través de los retiros en el campo, las prácticas en busca de la paz interior, las terapias de depuración, las técnicas de armonía con la naturaleza así como la reconstrucción de aldeas abandonadas para recuperar la vida ancestral. Momentos que el ‘maestro’ utiliza para adoctrinar a sus “discípulos” hasta conseguir su propósito que, en su grado máximo, es el sometimiento mental absoluto hasta alcanzar la obediencia ciega.

Con menos miembros

Las sectas tampoco son tan numerosas como lo eran antes. Es más difícil someter a muchas personas y ejercer un control férreo sobre sus movimientos y contactos con los ‘enemigos’ del exterior. Principalmente familiares, amigos y compañeros del trabajo. Buscan enclaves recónditos y despoblados donde pasar más fácilmente inadvertidos. Por eso es cada vez más frecuente la práctica de asentarse en pueblos abandonados bajo el pretexto de reconstruirlos para habitarlos.

En este ámbito los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado solo pueden actuar cuando se han interpuesto denuncias o cuando se tiene conocimiento de que se están cometiendo actividades delictivas. Por ejemplo: reteniendo a personas en contra de su voluntad, amenazándolas, coaccionándolas, estafándolas, forzándolas sexualmente o incluso obligándolas a consumir drogas alucinógenas como la Ayahuasca, que suele ser ingerida durante el rito iniciático que marca la transición de un estado a otro en la vida.

Ni la Policía Nacional ni la Guardia Civil disponen de unidades específicas que realicen un seguimiento estrecho de las sectas (según explica el periodista, ya que la Policía sí cuenta con una). Tampoco existe un registro legal de las mismas. De hecho, lo contrario contravendría el ordenamiento jurídico. También en este aspecto los líderes suelen bordear las leyes y demuestran un gran conocimiento de la normativa penal para no incurrir en la comisión de ningún delito.

“En otros países ya hay normas que protegen a la víctima de cualquier índole de abusos psicológicos. En el caso de España hay un artículo, pero si nadie ha hecho jurisprudencia no sirve para nada. Desde RedUNE trabajamos para que en las próximas Elecciones Generales la persuasión coercitiva esté tipificada dentro del Código Penal”, apunta Juantxo Domínguez. Además, las líneas son muy finas a la hora de poder demostrar el control coercitivo que una persona puede ejercer sobre otra. Solo en la legislación británica existe un tipo penal para juzgar estos casos, pero está restringido a relaciones de pareja.

Un testimonio personal

“Nos brindaba con su ‘sabiduría’ y con el conocimiento que solo tenía él sobre las mujeres, artes marciales, fisionomía, astrología, bolsa y economía, terapias naturales o magia”. Carlos (nombre ficticio) no quiere revelar su identidad por miedo a ser reconocido públicamente. Este murciano de 34 años ha formado parte de una secta durante más de diez años. El gurú que lo persuadió contaba con un herbolario cedido una vez a la semana para realizar sus distintas sesiones hasta que varios miembros se fueron a vivir con él a la misma casa: “Todos trabajábamos y pagábamos los gastos, menos él, que hacía sus ‘cosas importantes’ en el ordenador”.

Este murciano, que ha logrado salir de este círculo con el apoyo de sus seres queridos, relata a La Opinión que el gurú “se atrevió a decir que sabía magia, pero no nos enseñó porque nuestra mente se fracturaría al no estar preparados para presenciar ese poder”. En doce años de convivencia, dice, “no vimos ninguna prueba fehaciente de que realmente supiese hacer algo de eso”. Por último, admite que le han quedado “secuelas económicas”: está en una lista de morosos porque el supuesto gurú le dijo que pidiese un préstamo para montar una empresa: “Es mucho dinero el que debo al banco y no puedo pagarlo de momento”, lamenta.

 

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3. Antropólogo argentino opina sobre el fenómeno de las sectas, de actualidad en su país.

FUENTE: Perfil

 

 

Doctor en Antropología Social por el Museo Nacional de la Universidad Federal de Río de Janeiro, sociólogo de la Universidad de Buenos Aires (UBA), investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) en la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales (Eidaes) de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) y miembro de la Red para el Estudio de la Diversidad Religiosa de Argentina (Diversa), Nicolás Viotti es especialista en estudios sociales de la religión y la creencia y el pasado mes de septiembre participó de la Agenda Académica de Perfil Educación, del diario argentino Perfil, que publica esta entrevista realizada por Rodrigo Lloret.

“Se suponía que las clases medias eran un espacio más secularizado, un mundo sin religión. Pero los estudios muestran que, en los últimos años, las clases medias también son espacios de proliferación de creencias y de identidades religiosas, y las más relevantes son ciertos tipos de religiosidad, que muchas veces son identificados bajo el concepto de espiritualidad o espiritualidades alternativas. Ahí uno podría colocar versiones occidentales del hinduismo, versiones occidentales de budismo y lo que se llama a veces la espiritualidad New Age o espiritualidad alternativa. Ese es un fenómeno que no es exclusivo de las clases medias, pero que en las clases medias urbanas tiene un polo prominente. Me parece que ahí hay una dimensión para analizar que es interesantísima, porque se cruza la clase social y la emergencia de lo espiritual alternativo, como sucedió con la Escuela de Yoga, que muchas veces es leído como el fenómeno de las sectas”, sostuvo.

Docente de “Antropología de la Creencia” en la maestría de Antropología Social y Política de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y de “Teorías de la Subjetividad” en la licenciatura de Antropología en Unsam, Viotti es autor de una gran producción de ensayos académicos, entre los que se destacan Emoción y nuevas espiritualidades; La literatura sobre las nuevas religiosidades en las clases medias urbanas. Una mirada desde Argentina; El lugar de la creencia y la transformación religiosa en las clases medias de Buenos Aires; La política de la Nueva Era: el arte de vivir en Argentina; Revisando la psicologización de la religiosidad y El paraíso está entre nosotros.

“En el mundo medieval, la astrología es importante. A los reyes, por ejemplo, cuando nacían les hacían la carta astral porque se pensaba en la posibilidad de su proyección política. En el mundo moderno, la astrología pasó a ser como una especie de fantochada, nadie cree en eso. Los astrólogos existen desde hace mucho tiempo, pero lo que pasa en los últimos diez o quince años es que hay boom de un tipo de astrología psicologizada, no es una astrología que busca ver solo regularidades entre planetas y posiciones de los astros y personas, sino que tiene además un discurso de autoconocimiento, de descubrimiento de uno mismo, de autosuperación y de mejoramiento personal. Una especie de astrología mezclada con psicologías diversas. Y es un fenómeno mediático increíble”, agregó.

—En La literatura sobre las nuevas religiosidades en las clases medias urbanas usted plantea que es necesaria una relectura comparada entre religiosidad y clase media, atendiendo tanto a valores específicos como a los procesos en que la religiosidad funciona como vehículo de diferenciación y construcción de identidades de clase. ¿Esa relectura es la que permitiría explicar cómo es posible que cientos de personas sean presa de sectas como la Escuela de Yoga, que acaba de ser desarticulada en Villa Crespo?

—Los estudios sociales de la región analizan la religión y las creencias como un fenómeno social. A mí me parece interesante pensar cómo esos fenómenos producen espacios de integración social y, a su vez modos de vida particulares que, obviamente, tienen que ver con grupos sociales como las clases sociales. Para hacer una gran clasificación general, diría que en el mundo de los sectores populares hay dos fenómenos muy importantes: el pentecostalismo evangélico y el culto a los santos, que a veces se identifica con el llamado catolicismo popular. Dos fenómenos que, obviamente, son amplios dentro de la sociedad, pero son específicos del mundo social más popular.

Se suponía que las clases medias eran un espacio más secularizado, un mundo sin religión. Pero los estudios muestran que, en los últimos años, las clases medias también son espacios de proliferación de creencias y de identidades religiosas, y las más relevantes son ciertos tipos de religiosidad, que muchas veces son identificados bajo el concepto de espiritualidad o espiritualidades alternativas. Ahí uno podría colocar versiones occidentales del hinduismo, versiones occidentales de budismo y lo que se llama a veces la espiritualidad New Age o espiritualidad alternativa. Ese es un fenómeno que no es exclusivo de las clases medias, pero que en las clases medias urbanas tiene un polo prominente.

Me parece que ahí hay una dimensión para analizar que es interesantísima, porque se cruza la clase social y la emergencia de lo espiritual alternativo, como sucedió con la Escuela de Yoga, que muchas veces es leído como el fenómeno de las sectas. Tiene que ver con los fenómenos de las nuevas espiritualidades alternativas, las neohinduistas, la meditación, el descubrimiento de uno mismo y el trabajo personal. Todo un campo discursivo que emerge hacia el final de los sesenta en Europa y en los Estados Unidos, pero que a la Argentina llega a fin de la década del setenta y durante la década del ochenta, cuando empieza la democracia y empieza a proliferar lo que se conoce como una diversidad religiosa espiritual. Movimientos de origen brasilero, como las religiones de matriz afro, el propio pentecostalismo en el mundo popular y, en los sectores medios, este tipo de práctica vinculadas al yoga, al descubrimiento de uno mismo, a la meditación.

Dentro de ese campo, que es muy amplio, pueden incluirse movimientos como. por ejemplo, “El arte de vivir”, un grupo de meditación liderado por Ravi Shankar, qué en Argentina tuvo cierta permanencia hace unos años y fue bastante debatido en los medios. Los “Hare Krishna”, que son un movimiento neohinduista, o grupos que ni siquiera tienen tanta identidad como tales pero que practican yoga, meditan o desarrollan encuentros dedicados al desarrollo personal. Esas son prácticas muchas veces identificadas como espirituales, porque en general esas personas suelen rechazar el término religión por considerarlo muy institucional y autoritario.

Es un fenómeno muy amplio y que no tiene que ver con el crimen. No obstante, dentro de estas lógicas, pueden surgir grupos con prácticas delictivas, como el fenómeno que estamos viendo ahora es sobre vinculado a esta llamada secta de la Escuela de Yoga, que es básicamente un grupo con prácticas ilegales. Lo que tal vez llama la atención del fenómeno, que produce tanta controversia pública, es que la práctica criminal se mezcla con una oferta o promueve un tipo de cambio espiritual de mejoramiento de la vida y de un discurso religioso espiritual.

No hay nada en la práctica religiosa o la práctica espiritual que tenga implícita la cuestión criminal, entonces, la acusación de secta de este tipo de grupos, muchas veces lo que hace es estigmatizar los grupos religiosos minoritarios. Lo que hay ahí es un acto criminal que podría ser de un grupo de psicoanalistas de un grupo católico o podría ser un grupo de cualquier otro tipo. Hay que separar la idea de secta de una connotación negativa asociada al crimen, a las prácticas no santas de un grupo religioso o espiritual que tiene todo el derecho a existir en un contexto democrático de diversidad.

—Es válida la propuesta de separar el hecho delictivo de la organización espiritual, pero a partir de su investigación, ¿es posibles encontrar en estos espacios una mayor proporción a generar un clima emocional que, a algunas personas les impida establecer barreras para evitar el fraude y el engaño?

—Estados Unidos es el espacio experimental más interesante para pensar eso, porque a partir de la década del sesenta, con todo el fenómeno de la contracultura, el hipismo y el rock, se da un proceso vinculado a la experimentación espiritual y estas búsquedas como el vegetarianismo, los grupos religiosos alternativos, el neohinduismo con Los Beatles que se van a India y siguen a Maharishi Mahesh. Todo ese tipo de prácticas en Estados Unidos produce lo que se llaman allí los “cultos”. Este fenómeno hacia la década del setenta empieza a ser muy cuestionado porque empiezan a aparecer ejemplos con casos extremos, de mucha cohesión grupal con líderes religiosos o religiosos espirituales y seguidores muy cerrados.

El ejemplo más famoso es el de Guyana, Jonestown, que fue un caso muy importante: una masacre donde se autoinmolaron muchos estadounidenses y se generó un conflicto con el gobierno de los Estados Unidos. Hay otros antecedentes, como el de Waco en la década del ochenta. Son una serie de ejemplos extremos y empezó a surgir entonces una controversia en torno a las “sectas”. Ahí surgió la categoría de “lavado de cerebro”. Una categoría que fue usada por el discurso público y por muchos psicólogos, pero que tenía una serie de cuestiones que son sociológicamente y antropológicamente muy controvertidas, porque el estatuto de lavado de cerebro supone que las personas son como tabulas rasas que pueden ser manipuladas por líderes religiosos o por líderes en general.

Entonces, buena parte de la teoría del lavado de cerebro, con estos ejemplos extremos de estos grupos religiosos, produjo un discurso sobre las sectas que es muy discutible desde las ciencias sociales y la antropología. Porque si uno piensa que hay un lavado de cerebro, ¿dónde queda el lugar de la agencia de las personas? Es muy difícil entender los procesos de adhesión a grupos religiosos, y lo que se muestra en la antropología o en la sociología es que las personas adhieren a grupos religiosos por voluntad propia y por razones que son muy complejas, que tienen que ver con trayectorias personales y procesos sociales y eso no puede explicarse con el concepto de “lavado del cerebro”.

Desde la antropología y la sociología, es muy discutible la teoría del lavado del cerebro y la idea de la manipulación de las voluntades. Estamos frente a un fenómeno que es bastante más complejo que no supone a un líder que controla gente y víctimas que son manipuladas, sino relaciones bastante más complicadas donde hay procesos simbólicos densos asociados con los propios deseos, decisiones y creencias. De algún modo, la teoría para pensar esto es como la idea de que existe en política la posibilidad de que un líder político pueda manipular a sus votantes. Y los estudios de la antropología política muestran que, en realidad, es bastante complejo porque no hay gente manipulada por líderes aunque, por supuesto, eso existe como una dimensión de la vida social.

Pero hay fenómenos históricos, sociales y culturales que explican la adhesión a una idea política, y en el fenómeno de religión es lo mismo. Hay fenómenos socioculturales que explican la adhesión de personas a este tipo de fenómenos como las prácticas de yoga o la meditación, este tipo de discursos de autoayuda o de autosuperación de la espiritualidad contemporánea. Desde la teoría socioantropológica, la hipótesis del lavado de cerebro es muy discutible.

—En base a su experiencia académica, ¿cómo se explica lo que pasó en la Escuela de Yoga?

—Hay grupos muy cerrados que tienen un discurso de transformación espiritual que, sin dudas, muchas de las personas que participan ahí creen en eso y eso tiene una centralidad en su vida como sucede con cualquier religión, por ejemplo, con gente que puede ser católica, evangélica, hinduista o judía. Pero esto tiene una particularidad, que es la mezcla con un fenómeno criminal. Tal vez haya ahí alguna dimensión, de clivaje entre una cosa y la otra, que a veces pasa, en grupos como Opus Dei, por ejemplo. Son grupos exclusivos o más vinculados a prácticas heterodoxas, que suelen tener un conocimiento, no digo secreto, pero sí que circula en pocas personas.

Entonces, ese tipo de configuración social ayuda a que haya más secretos, pero yo no veo una razón directa con la religión o un estilo de vida particular. Me parece que es, básicamente, una práctica criminal como cualquier otra. Pasó algo muy parecido con, por ejemplo, las religiones de matriz afro, que durante las décadas del ochenta y del noventa fueron muy estigmatizadas. Hay religiones de las cuales se sospecha todo, como por ejemplo, los pai umbanda asesinos, los pai umbanda que matan niños, los pai umbanda que hacen crímenes rituales. Sí, por ahí puede haber un pai umbanda que es un delincuente, pero no son la mayoría.

Pasó con el mundo evangélico también, se decía que eran pastores que se aprovechan de la gente, que les roban la plata. Por supuesto que habrá pastores delincuentes, pero no son la mayoría. Con estas prácticas más espirituales, yo creo que sucede lo mismo. Mediáticamente se construye ese discurso, porque Argentina es un país en el que lo tolerante es lo católico. El catolicismo es la región dominante y todo lo que se corre del catolicismo primero es sospechable y después hay que dudar. Me parece que hay un discurso público del cual no somos muy conscientes.

—Es muy interesante esa mirada para desmitificar a las sectas. ¿Por qué cree que hay tantos mitos en torno a las sectas?

—Ya el propio término secta es un problema. Porque secta, en un sentido estricto, es el término que refiere a los grupos protestantes que reaccionaban contra el catolicismo. Las minorías religiosas cristianas que fueron parte de la Reforma fueron catalogadas como sectas protestantes. Todos los luteranos, las calvinistas, fueron inicialmente una secta, que era una minoría y que luchaba contra una mayoría que tenía un tipo de conocimiento compartido entre pocos y que, de algún modo, disputaba el espacio público de una religión mainstream. Ese fue el origen de las sectas. Y eso se convirtió en una religión, que es el cristianismo protestante.

Pero si uno quiere radicalizar aún más esto, el catolicismo también fue una secta en algún momento. En el mundo de la emergencia del cristianismo. Fue una secta minoritaria en un mundo romano o en los diferentes contextos donde se insertó el cristianismo. Eran pequeños grupos y en algún momento se convirtieron en una religión de masas. Una secta es un grupo religioso minoritario, pero que puede dejar de ser secta en cualquier momento. Hoy el hinduismo en Argentina es un grupo minoritario, pero nadie sabe qué puede pasar si hay un proceso de conversión de jóvenes al hinduismo de un estilo más New Age.

La palabra secta despierta tanto temor porque tiene que ver con ese discurso que en Argentina se construyó públicamente, y algo de culpa tienen los medios en eso, de cómo se trató el tema de las sectas en los ochenta. No sólo los medios únicamente, claro, muchos actores intervienen en eso, incluso, investigadores y políticos construyeron el drama de las sectas. Hubo muchos periodistas que escribieron libros sobre la manipulación, sobre grupos sectarios como problema público. Hay un famoso libro llamado Las sectas invaden Argentina, por ejemplo.

Todos los que tenemos más de cuarenta años vivimos con el mensaje: “Cuide a sus hijos de las sectas”. Y atrás de eso hubo un gran discurso de estigmatización de minorías religiosas, por ejemplo, las regiones de matriz afro, que incluyen el candombe, el batuque o la umbanda y son prácticas religiosas que luchan por tener reconocimiento público, pero en los medios fueron tratados como grupos manipuladores. Yo creo que eso todavía hoy hay que pensarlo.

—En ‘Revisando la psicologización de la religiosidad’ usted analiza lo que usted define como “los procesos de psicologización de la religiosidad en un ámbito identificado con las clases medias de Buenos Aires”. ¿Cuáles son las particularidades de esos procesos de psicologización?

—Es muy importante el discurso sobre la propia interioridad, la idea es cambiar uno mismo, la idea de ser uno mismo. En Argentina había una revista de los ochenta que se llamaba Uno mismo.  El término “uno mismo” o “descubrirte a vos mismo”, “descubrir tu yo interior”, “sacar tu centella divina de vos”. Todos esos discursos que están en los medios, son un fenómeno cultural. Van más allá de una religión, están en el aire, en los medios, en la industria cultural, en la literatura de autoayuda, en la televisión y son parte de un lenguaje cultural contemporáneo que trabaja mucho con la interioridad.

Ahí está la cuestión de la psicologización. No digo que hay un diálogo directo con la psicología, en el sentido académico, pero sí están impregnadas por una especie de psicología pop, de psicología silvestre. Yo hice un trabajo, que es un análisis sobre la revista Ohlalá, que es una revista que tiene una sección sobre espiritualidad femenina. La revista femenina, por ejemplo, en la década del sesenta, tenía una sección sobre psicoanálisis y citaba a Freud, se hablaba de la interioridad, del autoindagación femenina, pero desde un lenguaje psicoanalítico. Hoy, para hablar del desarrollo femenino, se habla de la idea emprendedora, la idea del trabajo con uno mismo, la idea de descubrir tu vocación interior.

Tiene que ver con ese problema de la psicologización, de la espiritualidad, que es un fenómeno de la cultura en general y tiene que ver con el problema del individualismo, de cómo el individuo es un eje de la cultura contemporánea. En general, hay muchas miradas muy condenatorias sobre el individualismo, porque se lo asocia unilateralmente con la idea de que rompe las relaciones sociales o con la concepción más de que se abandonan los derechos sociales, pero el individualismo es el resultado de relaciones sociales y, al mismo tiempo, las personas suelen tener trayectorias de individualización, de construcción de autonomía y eso no implica necesariamente abandonar ideas de derechos o la concepción más colectiva de la vida.

—En los últimos años se ha visto en las nuevas generaciones un boom por la astrología. ¿Es posible encontrar en ese fenómeno una relación que se explica por el la apatía social y política que se evidencia en muchos jóvenes?

—Totalmente, hay una astrología que es más tradicional que es una práctica que existe en sociedades muy antiguas, que tenía que ver con el modo de vincularse con las estrellas y había una especie de relación entre el mundo humano y el mundo celeste. En el mundo medieval, la astrología es importante. A los reyes, por ejemplo, cuando nacían les hacían la carta astral porque se pensaba en la posibilidad de su proyección política. En el mundo moderno, la astrología pasó a ser como una especie de fantochada, nadie cree en eso.

Los astrólogos existen desde hace mucho tiempo, pero lo que pasa en los últimos diez o quince años es que hay boom de un tipo de astrología psicologizada, no es una astrología que busca ver solo regularidades entre planetas y posiciones de los astros y personas, sino que tiene además un discurso de autoconocimiento, de descubrimiento de uno mismo, de autosuperación y de mejoramiento personal. Una especie de astrología mezclada con psicologías diversas. Y es un fenómeno mediático increíble. En Buenos Aires, sobre todo, la generación más joven consume muchísimo este tipo de cosas.

Yo lo pondría dentro del fenómeno de una espiritualidad alternativa. Una de las patas de esa gran nube, de práctica como el yoga, la meditación, la astrología, me parece que está en esa clave. La generación más joven está incorporando eso, que por ahí para los que somos más grandes es un poco extraño. Incorporan la astrología, el yoga, la meditación, estos discursos de ese tipo como algo muy central de su vida. Ahí la cuestión de los medios digitales es súper importante. Porque es un espacio de difusión de sus prácticas enorme y es muy fácil de acceder, con influencers de todo tipo.

Muchas de estas prácticas, no digo que estén reemplazando, pero están montándose sobre una matriz psicológica muy argentina, al menos porteña, donde el psicoanálisis fue muy importante como un lenguaje social para gestionar la vida de las clases medias. El psicoanálisis hoy no es más lo que era antes, sino que hoy ese lugar lo ocupa esta astrología psicologizada, estos influencers digitales, estos discursos de autogestión de las emociones.

—Esta sección se llama ‘Agenda Académica’ porque fue concebida para brindarles espacio en los medios masivos de comunicación a docentes e investigadores. La última pregunta tiene que ver, precisamente, con el objeto de estudio. ¿Por qué decidió especializarse en el análisis de la cultura moderna con énfasis en la religiosidad?

—Cuando yo estudiaba Ciencias Sociales, me interesaban siempre los estudios sobre la cuestión de la creencia y la religión. Era ver la cara que nadie quería ver y que incomodaba más a nuestro sentido común. Vengo de una familia de dos generaciones ateas, que no tienen nada que ver con ningún tipo de práctica religiosa. Crecí en un entorno de una cultura laica, secular, progresista y fui a estudiar Sociología en un ambiente como el de la Universidad de Buenos Aires, absolutamente laico y racionalizados y entender ese tipo de cuestiones de algún modo nos incomoda, nos pone un lugar distinto.

Pero yo nunca lo hice desde un lugar de interés personal en lo esotérico, sino desde asumir que hay procesos sociales fundamentales y que hay que dar cuanta de ellos. Como analistas, tenemos que cambiar nuestra mirada más etnocéntrica o sociocéntrica o secular céntrica y pensar de otro modo. Porque hay una parte de la población donde se está asumiendo este tipo de adhesiones religiosas y de modos de pensamiento y de racionalidades diferentes. Entonces, nosotros como cientistas sociales, tenemos que tomarnos en serio ese fenómeno para poder ser más agudos en el análisis.

 

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4. Los testigos de Jehová hacen proselitismo entre la comunidad sorda de Venezuela.

FUENTE: Diario de Los Andes

 

 

Los testigos de Jehová traducen publicaciones bíblicas gratuitas a la lengua de señas venezolana para beneficio de las más de 100.000 personas sordas del país. Se trata de una valiosa contribución a destacar el pasado 23 de septiembre, día internacional de las lenguas de señas, cuando publicaba esta noticia el Diario de Los Andes.

Muchas personas sordas en Venezuela están muy interesadas en aprender sobre Dios y la Biblia, pero a lo largo del tiempo no han contado con suficiente material en su propio idioma que pueda tocar sus emociones. Por eso, desde el 2006 los testigos de Jehová en Venezuela comenzaron a traducir material bíblico para la comunidad sorda del país. Hasta la fecha, ya han traducido unos 10.000 versículos de la Biblia y más de 500 artículos y publicaciones. Todo este contenido se puede descargar gratuitamente del sitio oficial de los testigos de Jehová.

Alejandro Rodríguez, portavoz de los testigos de Jehová en Venezuela, mencionó: “Por más de 15 años, hemos estado suministrando valiosa información bíblica a la comunidad sorda del país. Este material ayuda a las personas a enfrentar los desafíos de la vida y a fortalecer los lazos familiares. Seguiremos suministrando este contenido de forma gratuita a todos los sordos del país, tal como lo hacemos con todas las publicaciones que producimos”.

Por todo el mundo, los testigos de Jehová traducen publicaciones en más de 100 lenguas de señas. Esto permite que personas sordas de muchas partes del mundo puedan descargar gratuitamente contenido educativo de la Biblia en su propio lenguaje.

 

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5. Japón: la Iglesia de Unificación promete reformas tras el asesinato de Shinzo Abe.

FUENTE: Infobae

 

 

La Iglesia de Unificación en Japón, también conocida como “secta Moon”, se comprometió el pasado 22 de septiembre a impedir que sus fieles hagan donaciones “excesivas” después de fuertes críticas contra estas prácticas en relación con el asesinato del ex primer ministro Shinzo Abe. Este último, que había abandonado el poder en 2020, fue asesinado a tiros el 8 de julio durante un mitin electoral en Nara (oeste de Japón).

El presunto asesino, Tetsuya Yamagami, estaba resentido con la Iglesia de Unificación porque su madre habría hecho importantes donaciones a este grupo religioso hasta el punto de llevar a su familia a la ruina. Yamagami también pensaba que Abe era cercano a la secta. La Iglesia de la Unificación negó cualquier delito y repudió el asesinato de Abe, pero uno de sus líderes, Hideyuki Teshigawara, aseguró el jueves que la Iglesia ahora va “tener en cuenta la situación financiera de los fieles y velar por que las donaciones no sean excesivas”.

La Iglesia de Unificación “respetará la independencia y el libre albedrío de los fieles” en materia de donaciones, declaró a la prensa Teshigawara, que dirige una comisión encargada de la reforma de la organización. Afirma haber tomado medidas para regular las donaciones desde 2009, pero ahora las reforzará.

Este anuncio se produjo después de una ola de acusaciones contra las prácticas de la Iglesia de Unificación, en particular por parte de antiguos miembros que afirman haber sido empujados a hacer importantes donaciones bajo el pretexto de “ventas espirituales”. La madre del hombre acusado de matar a Abe donó unos 100 millones de yenes (aproximadamente 1 millón de dólares) a la iglesia, según un tío del sospechoso.

 

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6. México: la Iglesia Universal del Reino de Dios invita a personas con depresión e ideas suicidas.

FUENTE: Varios medios

 

 

En el marco de Septiembre Amarillo, campaña establecida por la OMS para conmemorar el Dia Mundial para la Prevención del Suicidios, integrantes de la Iglesia Universal del Reino de Dios, a través de Fuerza Joven Universal (FJU), marcharon por las principales calles de la ciudad de Córdoba (Veracruz, México), y con pancartas en mano mandaban mensajes de aliento y pedían a la población decir no al suicidio y amar a la vida. Lo cuenta María Elena García Gómez en Sucesos de Veracruz.

Lizbeth, quien dijo ser licenciada en Derecho, afirmó que hace 7 intentó suicidarse, esto después de pasar por un periodo de depresión, insomnio, aunado al encierro por la pandemia, «todo esto me hacía no tener ganas de vivir». Sostuvo que ya está comprobado a nivel mundial que cada 4 segundos una persona intenta suicidarse, «el suicidio no ve edad, género o profesión».

Con gran entusiasmo encabezaba la marcha, en la cual tomaron parte madres y padres de familia también, quienes a través de las pancartas invitaban a los ciudadanos a disfrutar la vida, «no al suicidio», «Paso a paso todo se soluciona», «Vivir es la mejor elección», fueron algunas de los mensajes que se leían en las cartulinas.

Es importante resaltar que desde el 2003 la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio en colaboración con la Organización Mundial de la Salud han promovido el 10 de septiembre como el Día Mundial, el cual se extendió al mes, y el color amarillo se hizo como un tributo a Mike Emma, adolescente estadounidense que a los 17 años se suicidó por no poder superar su depresión. Lizbeth afirmó que desconoce de dónde y por qué le vino la depresión, problemas que logró superar gracias a la Iglesia Mundial Pare de Sufrir, por lo que invitó a los ciudadanos que pasan por este tipo de crisis a buscar ayuda o acudir a la avenida 2 calle 21, y ahí se les brindará todo el apoyo necesario.

También en Acapulco

“Tú eres mayor que tu dolor”, es la consigna escrita en la lona que va al frente de la marcha con la que buscan concientizar sobre la prevención del suicidio en Acapulco (Guerrero, México). Unas cien jóvenes salieron el pasado 24 de septiembre a tomar uno de los carriles de la avenida Costera como parte de las actividades del “Mes Amarillo”. La caminata salió casi al medio día desde la vía rápida a la altura de la sede de la Secretaría de Salud Federal, ubicada en el edificio inteligente con dirección al Zócalo, según informa Karla Benítez en Bajo Palabra.

“Tú no estás solo (a), estoy yo aquí para ti” y “El suicidio no es la solución”, se leía en las cartulinas que portaban los integrantes del grupo de ayuda Help, del grupo de Jóvenes Cristianos de la Fuerza Juvenil Universal, de la Iglesia Universal del Reino de Dios. La representante del grupo conformado en 2018, Karime Memije, explicó que en el puerto la organización, que cuenta con psicólogos y psicólogas, actualmente atiende a 500 personas con trastornos y enfermedades de depresión y ansiedad.

Memije precisó que de acuerdo con las cifras de la Secretaría de Salud al menos el 30 por ciento de la población las padece, de los cuales el grupo más vulnerables son mujeres jóvenes. En este sentido, la representante del grupo juvenil señaló que es necesario concientizar sobre la salud mental a nivel local y estatal. De acuerdo con los registros oficiales, hasta ahora en Guerrero no existe ningún hospital psiquiátrico que dependa de la Secretaría de Salud Estatal.

En la entidad en total hay diez hospitales generales que cuentan con diez médicos que atienden a personas con alguna enfermedad mental. En clínicas como las del IMSS los tratamientos terapéuticos oscilan entre un mes o dos para citas programadas y seguimiento con algún psicólogo. Mientras que en el puerto, únicamente en el poblado de Tres Palos existe el centro para enfermos mentales “Cristo de la Misericordia”, que atendía a 140 pacientes hasta 2019. El centro funciona con financiamiento y ayuda de organizaciones civiles.

 

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7. República Dominicana: los mormones entregan sus premios “Valores Familiares”.

FUENTE: Roberto Cavada Noticias

 

 

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (IJSUD) en República Dominicana reconoció el pasado 23 de septiembre a tres familias con el “Premio de Valores Familiares”, por su vida y aportes, ayudan a establecer la familia como pilar de la sociedad, según informa Norberto Montero en Roberto Cavada Noticias.

En esta segunda edición, realizada en el Teatro La Fiesta del hotel Jaragua, fueron reconocidos los aportes de tres familias en tres renglones: “el valor paternidad”, otorgado al doctor Felix Antonio Cruz Jiminian; el “valor matrimonio”, galardón otorgado a la comunicadora Yadhira Pimentel; y “el valor de la unidad familiar”, donde fue reconocido Víctor Bisono Haza, ministro de Industria Comercio y Mipymes.

El galardón se inspira en la “La Familia: una proclamación para el mundo”, documento emitido el 23 de septiembre de 1995 por la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce Apóstoles de la IJSUD, en el que declaran ante el mundo la posición mormona sobre el matrimonio y la familia, así como los principios que los rigen, sus responsabilidades y beneficios. La declaración, además, proporciona consejo para fortalecer la familia y advierte sobre las consecuencias sociales y espirituales de su desintegración.

“Para los santos de los últimos días, la familia es la unidad fundamental del Plan de Dios para sus hijos e hijas, además de que es la principal institución de cohesión social. Deseamos, a través de este reconocimiento, resaltar los aportes de individuos y familias dominicanas que han contribuido al fortalecimiento de esta unidad sagrada mediante sus acciones en sus respectivos espacios de acción. Uno mi voz a las de los profetas vivientes y hacemos un llamado a los ciudadanos responsables y a los funcionarios de gobierno de todas partes para que fomenten aquellas medidas designadas a fortalecer la familia y mantenerla como la unidad fundamental de la sociedad”, dijo Jorge Alvarado, de la Presidencia del Área del Caribe.

Manifestó que la IJSUD ha informado su intención de mantener este evento y reconocimiento como una tradición anual en la República Dominicana por considerar que el país tiene gran necesidad de resaltar valores positivos y de esa forma brindar a las nuevas generaciones un aliciente para aspirar a valores similares. “Ninguna familia es perfecta ni mucho menos sus miembros, pero ciertamente es en el seno familiar que recibimos y transferimos a la próxima generación los valores que pueden ayudarles a crecer, mejorar, desarrollarse y madurar. Es en la familia donde obtenemos las primeras lecciones para saber vivir en sociedad y las seguimos afianzando a lo largo de toda nuestra vida desde los diferentes roles que nos toque jugar, ya sea como hijos, hermanos, esposos, padres, madres, abuelos, etc.”, indicó Rafael Gutiérrez, director de comunicación de la IJSUD y miembro del comité organizador.

 

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8. Argentina: una víctima de la secta de los “sanadores egipcios” da su testimonio.

FUENTE: La Nación

 

 

Las personas que entraron en sectas no fueron precisamente para buscar ser controladas, ser dependientes, ser explotadas o ser dañadas psicológicamente cuando se acercaron a los captadores por primera vez. El concepto es de Daniel Shaw, autor de Traumatic Abuse in Cults. Quienes pasaron por la experiencia de quedar atrapados en una organización coercitiva y lograron salir admiten que es “difícil” que otros entiendan qué les pasó o cómo no reconocieron en qué estaban metidos. Una frase que repiten es “me siento un tonto”. Así inicia su reportaje Gabriela Origlia en el diario argentino La Nación.

En la Argentina hay, en este momento, dos grandes investigaciones judiciales de organizaciones que, tras la fachada de “escuelas”, podrían incluir delitos como trata de personas, reducción a la servidumbre, explotación sexual, asociación ilícita, estafa y lavado de dinero. Una, la denominada Escuela de Yoga de Buenos Aires, con Juan Percowicz a la cabeza, y la otra, en Córdoba, la Escuela Sêshen (conocida como la de los sanadores egipcios) con el liderazgo de Álvaro Juan Aparicio Díaz. Hay otras vinculadas a los tratamientos de adicciones. Una, la que tiene procesado con prisión preventiva al pastor evangélico marplatense Roberto Tagliabué. Y, más reciente, la de la comunidad La Razón de Vivir, que tenía como “operador socio-terapéutico” al conductor de TV Marcelo “Teto” Medina.

“Tenía problemas con un hijo y con su padre, mi expareja. Tenía terror de perderlo; había hecho otros cursos de terapias alternativas; me regalaron un libro de Sahú Ari Merek [así se hacía llamar el ‘maestro’ Díaz] y empecé con un curso. Después sumé la terapia con él. Pasó mucho antes de que me diera cuenta de que me saqueó”, revela a La Nación María Fernanda, una mujer que prefiere usar un nombre de fantasía y que estuvo cinco años con los “sanadores egipcios”.

Calcula que, en ese período, pagó alrededor de 3 millones de pesos entre cursos, terapias e “iluminaciones y protecciones”, y unos 25.000 dólares en dos viajes a Egipto. Para afrontar algunos de esos gastos vendió un terreno y pidió dinero prestado. Díaz también les pedía “donaciones” para “pobres” y para la construcción del “refugio” en Pozos Azules, en Traslasierra, donde se cobijarían para evitar ataques y muertes promovidos por la pandemia del Covid-19.

“Él elegía quién se quedaba y quién no. A mi marido lo echó. Me decía que iba a hacer una ‘excepción’ y revelaba cosas ‘terribles’ que supuestamente había manifestado el otro. Así empezó a separarme de mi familia y a ofrecerme curarme, asistirme... En 2019 me aseguró que tendría cáncer porque había antecedentes en mi familia y que yo estaba destinada a morir joven. Me generó una crisis más y, en ese caos, nada me importaba más que salvar la vida, y él era el salvador”.

Las claves de la captación

Amelia Musacchio, vicepresidenta del Consejo de Certificación de la Academia Nacional de Medicina y autora de varios trabajos sobre sectas, señala en un reporte que estas organizaciones ofrecen “respuestas concretas y rápidas”, y prometen “importantes logros sociales, espirituales y afectivos”. Los que consiguen adeptos –añade– se dirigen a las “ansiedades y a la soledad de personas que están sufriendo problemas personales, transiciones, crisis; brindan la promesa de una curación transformadora dentro del marco de una comunidad que le tiene cariño y que la cuida. Y que sanará las heridas que le han provocado las equivocaciones, las fallas o el odio de los demás (familia, grupo de pertenencia, etcétera)”.

Advierte Musacchio de que los líderes del grupo “no informan claramente sobre su propia historia” o sobre hechos de su vida”, sino que es como “si reescribieran y falsificaran sus propias biografías”. Dan poca información real sobre ellos. En el caso de Díaz Aparicio –quien sigue detenido, al igual que su pareja, Laura Carolina Cannes– sus seguidores descubrieron aspectos de su vida porque sus hijos e hijastros hablaron después de su detención. Contaron que era maltratador, manipulador, que tenía antecedentes de hechos similares en Buenos Aires en el inicio de la década pasada. En ese momento, dijeron, usaba el rótulo de “Escuela de Kábala”; cuando se mudó a Córdoba fue la “Escuela de Alquimia” y, la última, la Sêchen.

María Fernanda recuerda que tenían “prohibido hablar de los maestros superiores”, grupo en el que estaban Díaz, su mujer y su hijo Máximo, que está en libertad y, según algunos testimonios recogidos por La Nación, “operando”. “Intentaba mantenernos aislados de quienes no eran miembros de la escuela, de nuestras familias. Yo hacía terapia aparte y le contaba a él cada palabra que me decía mi psicóloga. Todo el tiempo subrayaba que ‘al maestro no se le pide, se le da’ y que cada logro que conseguíamos era gracias a su luz y su protección. Las dudas se tenían que plantear en privado. ‘Vas a tener que acostumbrarte a que yo siempre tengo la razón’, me retó un día”, cuenta María Fernanda.

Díaz Aparicio –que no tocaba el dinero para “no contaminarse” pero sí dejaba que lo hiciera su esposa, Cannes, porque “trabaja” para el líder– les decía que la realidad es “un manto creado por el mal para ocultar la verdad” y enfatizaba que “gastaba mucha energía y se enfermaba” tratando de ayudarlos, de salvarlos. También iba cambiando del buen trato al hostigamiento. “Con Cannes jugaban al ‘policía bueno-policía malo’: si uno te maltrataba el otro aparecía para consolarte”, apunta María Fernanda. Esa característica se relaciona con lo que describe Musacchio respecto de que los líderes “primero les hacen saber que son personas hermosas, o valientes, o con coraje, o con interés, o con más inteligencia que el común de las personas” y, en otro momento “le retiran esta admiración o este afecto, con lo cual la persona queda desubicada y deseando poder ocupar nuevamente el lugar de privilegio y admiración que perdieron”.

“Todo el tiempo manejaba al grupo a su antojo y nos enfrentaba entre nosotros –sigue María Fernanda–. Hablaba de maldad y de componentes maléficos en nuestras personalidades; contaba en público debilidades y problemas que le habíamos confiado en terapia. Desarmaba parejas y después intentaba armar otras entre los integrantes del grupo. Si no aceptábamos algo, era como si traicionáramos la ciencia sagrada”.

La salvación ante “el fin del mundo”

En su trabajo “Otra adicción: las sectas y su logro de inducir a dependencia y servidumbre”, Musacchio se refiere, precisamente, a la manipulación mística (“proceso sistemático, planeado y manejado por el líder del grupo y por sus ayudantes, por el cual debe verse al líder como omnisciente, omnipotente con poderes o atributos especiales”) y a la ciencia sagrada (“cualquier duda acerca de estos dogmas o doctrinas son la prueba fehaciente de la propia inadecuación personal, de los defectos, de los pecados”).

Por segunda vez en su historia, Díaz Aparicio eligió en medio de la pandemia Pozos Azules como el espacio de “salvación”. La primera vez fue en 2012, cuando llegó con un grupo desde Buenos Aires para protegerse del fin del mundo; la otra fue en medio de la pandemia. En su mudanza de Traslasierra a la ciudad de Córdoba hizo que dos seguidores que eran pareja se fueran a vivir juntos y le cedieran a él su departamento.

A ese lugar invitó a un grupo selecto –les llamaba la “elite”– a quedarse a vivir con él y su familia. “Nos aterrorizaba con la llegada del fin del mundo. Nos decía que amigos y conocidos iban a querer venir al refugio y nosotros teníamos que aprender a usar armas para defendernos. Argumentaba que nos trataba mal porque tenía que formar soldados porque era a matar o morir”, señala María Fernanda.

“La forma en que más plata sacaba era con la terapia y con el terror que instauraba con enfermedades que solo él podía curar. La ciencia no alcanzaba, sí sus conocimientos superiores. Sostenía un bombardeo permanente a la cabeza. En la pandemia mandaba 60 mensajes por día al chat de la escuela con advertencias y alarmas de que moriríamos todos. Si no participabas, mandaba mensajes por privado preguntando por qué. Acosaba así”, afirma María Fernanda.

El grupo que llegó a Pozos Azules convivió desde marzo hasta octubre de 2020 sin agua caliente, sin luz y sin calefacción. Los testimonios indican que Aparicio Díaz los hacía trabajar “día y noche”, incluso haciendo guardias nocturnas; les pedía donaciones de dinero para la construcción y les hacía fabricar dulces para vender, pero que no podían probar. “El lugar era el refugio del fin de mundo y centro de enseñanza”, sintetiza María Fernanda.

Cuando fue al refugio la hicieron desnudar para ser “bautizada” por la “energía” de la pirámide construida en el terreno. A todos les aseguraba que la “radiación” los protegía de las muertes que causaba el coronavirus. En ese ambiente aislado les repetía que él era el “maestro instructor, único en el mundo”, que sabía cómo hacer “todo” y que por sus “videncias” sabía qué necesitaba cada uno.

Cuando empezó la investigación judicial –primero en el fuero provincial y, cuando estaba a punto de elevarse a juicio, pasó al federal– el líder ordenó quemar libros y tirar archivos, según coinciden varios integrantes de la escuela. Él impulsó a dos seguidores a denunciar a una médica exintegrante de la escuela por supuesta mala praxis; a su vez, la profesional denunció a la escuela. En julio pasado, el juez federal, Miguel Hugo Vaca Narvaja dispuso la libertad bajo fianza de nueve de las 11 personas imputadas y detenidas en el marco de la causa de los “sanadores egipcios”. La investigación continúa.

La Nación reconstruyó lo sucedido desde las detenciones. Por ejemplo, en las celdas de Villa Cura Brochero –antes del traslado a la cárcel de Bouwer– Díaz Aparicio hizo una “transformación” (algunos era la primera vez que lo veían). Se convirtió en un “viejo sabio” y, con esa supuesta personalidad, empezó a ordenar qué se debía hacer e incluso a señalar quién habría sido el responsable de que se iniciara la causa.

En la cárcel, Cannes compartió durante varias semanas el espacio con otras mujeres integrantes del grupo y, según señalaron, les controlaba con quién hablaban, qué decían, pedía ver lo que recibían y les administraba la comida. Hasta no hace mucho, la mayoría de los detenidos –primero, como integrantes de una asociación ilícita, y ahora que la causa pasó a la Justicia federal podrían ser tomadas como víctimas–, siguió confiando en los “maestros superiores”, a tal punto de querer pagarles los abogados. “Siguió el pedido, a través de mensajes, de que no contáramos lo que habíamos visto y sabíamos, porque nos podían tomar por locos. Además, hablar de eso era una ‘traición’”, concluye María Fernanda.

 

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9. El líder de la secta Nxivm denuncia malos tratos en la prisión.

FUENTE: La Silla Rota

 

 

El líder de la secta Nxivm, Keith Raniere, fue golpeado en prisión por un traficante sexual que lo dejó con un ojo morado y mareado durante días, según documentos judiciales, en una condena brutal donde ha tenido que comer su almuerzo en medio de las heces en la celda manchada por toda la pared. Así lo contaba La Silla Rota el pasado mes de septiembre.

El New York Post, que lo cataloga como “pervertido esclavista sexual” describió que Raniere se quejó de su condena brutal después de que fue atacado en su prisión de Arizona por Maurice Withers, de 33 años, quien cumple una condena de 18 años por traficar con cinco mujeres, incluida al menos una menor. “El 26 de julio de 2022 fui agredido mientras caminaba hacia una mesa con mi comida en el comedor. No me defendí”, dijo Raniere en una declaración jurada en su demanda en curso sobre las condiciones mientras cumple su sentencia de 120 años.

Sus abogados dijeron que Withers lo golpeó “con el puño cerrado” en la “cabeza y la cara”. “Estuve mareado durante varios días y no podía levantarme de la cama”, se quejó Raniere del ataque en su celda de Tucson. El líder de Nxivm, Keith Raniere, se quejó de que otro traficante sexual lo agredió en prisión. “Sufrió un ojo morado, hinchazón, náuseas y mareos durante más de una semana”, y fue golpeado tan fuerte que “tiene un conocimiento limitado de la tunda que le dieron”, describieron los abogados del líder de Nxivm, Keith Raniere

Raniere también fue puesto en una celda con una mujer intersexual, y obligado a comer su almuerzo “junto a heces humanas de un día… manchadas por toda la pared”, según otros documentos citados por el periódico The Sun. El líder de la secta Nxivm cumple una sentencia de prisión de 120 años después de que fue declarado culpable por tráfico sexual y crimen organizado, por dirigir un culto sexual en sus diversos grupos de autoayuda, incluido Nxivm.

Su presunto atacante, Withers, fue sentenciado a 18 años de prisión en 2017 por tráfico de mujeres para la prostitución en Wisconsin y Las Vegas. Withers conoció a las mujeres en las redes sociales y luego “utilizó la violencia, las amenazas, la intimidación, la degradación y la manipulación psicológica para obligarlas” a ejercer la prostitución.

 

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10. El abogado del líder de la Escuela de Yoga de Buenos Aires desmiente las acusaciones.

FUENTE: Telenueve

 

 

Ubicada en el barrio porteño de Villa Crespo (CABA), una organización de impronta “new age” conocida como la Escuela de Yoga de Buenos Aires venía ofreciendo, durante más de 30 años, una suerte de guía espiritual para la sanación de distintos padecimientos y el desarrollo de la felicidad. La entidad presentaba como líder a Juan Percowicz, de 84 años de edad, una suerte de maestro que contaba con el apoyo de algunos famosos y políticos. Sin embargo, esta colorida fachada funcionaba como anzuelo para atraer personas a las redes de una organización coercitiva, popularmente conocida como secta, tal como informa Telenueve.

En la oscura dinámica de esta supuesta escuela de yoga, numerosas víctimas habrían sido persuadidas gradualmente de despojarse de sus bienes materiales en favor de la organización. A su vez, estas personas habrían sido alejadas de su familia hasta llegar a ser reducidas a la servidumbre y explotadas sexualmente.

Como se mencionó anteriormente, el líder de la organización de Villa Crespo era Juan Percowicz, un contador público, quien se encuentra detenido con prisión domiciliaria, en su departamento de Colegiales (CABA). En el seno de la Escuela de Yoga, sus discípulos lo llamaban tanto el “maestro”, como el “ángel” o el “papi”. Lo veneraban, le besaban las manos.

La principal estrategia desplegada por la organización para recaudar dinero habría sido la explotación sexual de los propios fieles. Con este fin, la tarea que la cúpula de la secta les tendría asignada a un grupo de mujeres, a las que llamaban “Ghostbusters”, era motorizar una serie de experiencias ceremoniales, que en la práctica funcionaban como encuentros sexuales remunerados.

En esa línea, Daniel Pirozzo, abogado defensor del detenido Juan Percowicz, dialogó con el periodista Tuny Kollmann para “Crimen y Misterio” y desmintió las acusaciones reunidas en contra de la organización y, en tanto, de su defendido. “El juez puede calificar como quiera y, por el monto de la pena, tiene a todos encarcelados. El problema es que el juez no tiene pruebas de lo que dice. Este es el principal problema que tiene esta causa. Esta causa, jurídicamente, es un mamarracho”, inició él.

“Primero detuvieron y después empiezan a investigar. Eso, en un estado de derecho, me parece realmente demasiado arbitrario. Hasta me parece peligroso. Como dice el doctor, ahora hay que investigar y probar los delitos, pero acá hay 14 personas que están en prisión preventiva eh. En la imputación que les hace la indagatoria a todos, porque la trata de personas se la pone a casi todos, desde el que trabajaba en la clínica hasta el que trabajaba en Vía Group que es otra de las sedes que dicen que estaba vinculada”, añadió el letrado.

 

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La RIES es una red de expertos y estudiosos católicos sobre el fenómeno sectario y la nueva religiosidad, presentes en España y Latinoamérica, y abarcando las zonas lusoparlantes. Pretende ofrecer, también con este boletín informativo, un servicio a la Iglesia y a toda la sociedad. La RIES no se responsabiliza de las noticias procedentes de otras fuentes, que se citan en el momento debido. La RIES autoriza la reproducción de este material, citando su procedencia.