De Libros

 

La lucidez como propuesta ética

 

David Cerdá, economista y doctor en filosofía, proporciona esperanza y lucidez ante la pandemia relativista en 'El dilema de Neo'

 

 

 

José Francisco Serrano Oceja | 11/11/24


 

 

 

  1. Pretensión de la verdad
  2. Verdad y lucidez personal
  3. Trampas y verdad

 

 

 


David Cerdá.

 

 

 

No hace falta haber visto la película Matrix para aprovechar a fondo este libro de quien es uno de los filósofos jóvenes españoles más interesantes del momento. Pese a lo dicho, estoy seguro de que después de leer el libro, quien no haya visto la película, lo hará.

 

Pretensión de la verdad

Neo es el protagonista del film. No sé si habitamos ya en Matrix o todavía nos falta algo. Lo que sí sé es que si hay una urgencia educativa, cultural, incluso eclesial, es la de la pretensión de la verdad.

Es decir, la de intentar explicar, para que lo entiendan incluso las nuevas generaciones, que la verdad es necesaria para vivir, que las expectativas de verdad son obligadas en cualquier proyecto de vida para sustentar ese proyecto de vida y que la felicidad también tiene que ver con la verdad.

 

Verdad y lucidez personal

Como padecemos una especie de alergia cultural a la verdad, esta propuesta de David Cerdá, me parece pertinente. El autor es economista, doctor en filosofía y profesional de la gestión empresarial, la educación y la ética. Estudioso del comportamiento humano, ha impartido conferencias y cursos en siete países.

Sobre todo por la manera con la que disecciona los efectos culturales que conspiran contra la verdad. Sobre todo por cómo va deslegitimando, uno a uno, los climas que hacen irrespirable nuestro mundo vida. Es como si fuéramos peces y nos hubieran cambiado el agua. Ya no vivimos en un ecosistema de H2O, sino en uno en el que ha mutado la fórmula básica. Respiramos una especie blanda de dióxido en diversas formas.

La verdad, por otra parte, tiene difícil sustituto. Hablar de la verdad significa hablar de lucidez personal, moral, social. Hablar de la verdad implica hablar de lo que comprendemos y entendemos, de lo que amamos, de nuestro carácter, del deseo de saber, de la convivencia, de la dignidad de la vida, de la apuesta por el ser, del rigor, de hechos, de ideas que tienen consecuencias, de argumentos, de teorías, de paradigmas, de fe, de creencias, de las trampas de las ideologías, de la dieta cognitiva, de cómo ser razonables, de lo difícil y problemático del mundo en el que vivimos, del orden mental, del dominio del pensamiento, de nuestras conversaciones, del lenguaje, de la atención, de la madurez, del compromiso de la sociedad, de las derivas totalitarias.

 

Trampas y verdad

Todo esto está en este magnífico libro que, por cierto, les ha encantado a mis alumnos más avezados de la asignatura de ética y deontología en el periodismo.

Hablar de la verdad, como hace David Cerdá en este libro, significa también hablar de las trampas que nos ponen a la hora de hablar de la verdad.

El europeo postmoderno asocia sin más “creencia en verdades” con “intolerancia”. “Las convicciones sobre la verdad absoluta son esencialmente violentas”, ha escrito Herbert Schnädelbach. Da por supuesto que si alguien cree firmemente en algo se sentirá obligado a imponerlo coactivamente a los demás.

Romper esa falsa ecuación me parece una de las tareas culturales más urgentes del momento actual.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

David Cerdá,
El dilema de Neo.
Rialp.