Diócesis
Pérez Pueyo, obispo de Barbastro, habla sobre Torreciudad: “Me gustará saber en qué queda todo”
Monseñor Alejandro Cedillo, comisario plenipotenciario, busca una salida en un clima de discreción
11/02/25
El obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón, Ángel Javier Pérez Pueyo,
en los micrófonos del programa “Calle Mayor”, de Onda Cero Cinca.
Crédito: Revista Somos Litera
El obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón, monseñor Ángel Javier Pérez Pueyo, estuvo en los micrófonos del programa “Calle Mayor”, de Onda Cero Cinca, para contestar a una entrevista con motivo del décimo aniversario de la llegada a esa diócesis. Y habla sobre la situación de Torreciudad.
La entrevista se ha publicado en la revista “Somos Litera”, distribuida en el Somontano, Cinca Medio y Litera, con el número 196 (Febrero de 2025), páginas 14 a 17. Religión Confidencial ha recibido esta entrevista y ha verificado su existencia.
Clima de discreción
Esta entrevista se produce en un momento en el que monseñor Alejandro Arellano Cedillo, Comisario plenipotenciario nombrado por el Papa sobre Torreciudad, está trabajando en la búsqueda de una salida adecuada en un clima de discreción.
A la pregunta sobre si la designación de un comisario para este asunto nombrado por la Santa Sede, es una renuncia por parte del obispo, monseñor Pérez Pueyo contesta que “nosotros hemos hecho hasta aquí y creíamos que en este punto íbamos a llegar a un acuerdo, pero… Me gustará saber en que queda todo este asunto, porque a lo mejor es lo mismo que planteábamos nosotros”.
Y, a renglón seguido, añade una frase que ha producido escándalo en buen número de los oyentes y lectores de la entrevista: “Pero que quede clara una cosa; ninguna institución, por numerosa, relevante o significativa que sea, puede usurpar la devoción popular de un pueblo”.
El diálogo
Por su interés contextual Religión Confidencial reproduce íntegramente las preguntas que en esa entrevista le hicieron al obispo referidas a Torreciudad, según la versión impresa:
- ¿Está viviendo en los últimos meses sus peores días en estos diez años por mor del desencuentro de la diócesis y su obispo con Torreciudad?
- "Llevamos cuatro años con este tema y sobre todo en silencio. En todo momento lo que hemos buscado ha sido el bien de la prelatura, de Torreciudad y de la iglesia en general. Si queremos trabajar en una iglesia sinodal, tenemos que ir todos en esa misma dirección y el Papa es lo que pretende. Nosotros lo único que hemos pretendido es regularizar Torreciudad canónica, jurídica y pastoralmente. Porque canónicamente era un oratorio, y sin embargo aparece a ojos de todos como un santuario. Hay que actualizar con unos nuevos estatutos esa situación".
- ¿Por qué se ha complicado tanto el asunto entre las partes?
- "Por nuestro lado siempre hemos tendido la mano".
- Pero, ¿qué ha ocurrido?
- "Que cuando no hay argumentos"…
- La designación de un comisario para este asunto nombrado por la Santa Sede, ¿es una renuncia por su parte?
- "No, nosotros hemos hecho hasta aquí y creíamos que en este punto íbamos a llegar a un acuerdo, pero… Me gustará saber en que queda todo este asunto, porque a lo mejor es lo mismo que planteábamos nosotros. Pero que quede clara una cosa; ninguna institución, por numerosa, relevante o significativa que sea, puede usurpar la devoción popular de un pueblo”.
No al “siempre se ha hecho así”
En otro momento del diálogo se le pregunta al obispo de Barbastro-Monzón por su gestión en el día a día, a lo que el obispo contesta que “la tarea de un obispo es regir (gobernar), enseñar y celebrar. Yo disfruto en las dos segundas y asumo la primera. Pero siempre recuerdo algo me decía el Papa después de ser nombrado obispo: No te he mandado para que te sumes a los de “siempre se ha hecho así. Y es que, o nos movemos de la zona de confort donde siempre nos hemos movido o el último que apague la luz. Cuando llegué hace diez años tenía 80 sacerdotes; hemos enterrado a 40; de los otros 40 que nos quedan, 20 están enfermos o en residencias”.
También se le pregunta por lo que menos le gusta de ser cura, a lo que contesta “el ser funcionario o clericalista”.
Inquirido sobre por qué no se puede casar un cura, responde: “Porque así está establecido por una normativa canónica. Pero en otro momento podría ser de otra forma. Un padre y una madre son la expresión más nítida del amor trinitario de Dios”.