Tribunas
27/02/2025
La invitación que nos hace el obispo Barron
José Francisco Serrano Oceja
Mons. Robert Barron.
Le debo a Edward Pentin la información sobre la reunión de Londres de la Alianza para la Ciudadanía Responsable (ARC), los pasados 17 a 19 del presente mes de febrero.
Primera reflexión que suscita este encuentro, que versó, entre otros temas, sobre la relevancia de la fe cristiana en la configuración de la cultura occidental.
Hay un conjunto interesante de iniciativas, denominémoslas pre-políticas, en el ámbito anglosajón que no se dan el latino. Antes sí en el italiano, ahora no tanto. Una forma de presencia de la sociedad civil al fin y al cabo.
En este encuentro participaron, entre otros Jordan Peterson, famoso intelectual que acaba de publicar un libro en España sobre la Biblia con la pretensión de alentar su lectura. Una lectura no sólo religiosa sino cultural y moral.
Una de las cuestiones recurrentes del encuentro fue la situación de los jóvenes y su sed de verdad, belleza y bondad, también como forma de reivindicar un mundo posible ante un mundo real que no satisface.
Si analizamos los fenómenos políticos, como el del populismo emergente, por ejemplo en el caso reciente de Alemania, el subidón de la AFD en las pasadas elecciones, se debió al voto de y clases trabajadoras.
Amy Orr-Ewing, profesora honoraria de lo que los anglos llaman estudios de divinidad, en la Universidad de Aberdeen, destacó esa sed espiritual en Occidente particularmente entre las generaciones más jóvenes. Citó estudios que muestran que la Generación Z (las personas nacidas entre finales de la década de 1990 y principios de la de 2010) “es mucho más probable que sean espirituales y estén abiertas a la idea de Dios que sus padres”.
Pero de quien quería hablar en esta columna es del obispo Robert Barron, de la diócesis de Winona-Rochester y fundador del movimiento Word on fire. Por cierto que me llama la atención cómo este movimiento no ha cuajado en España.
En su intervención enfatizó que “no puede haber un verdadero desarrollo económico y político sin alguna referencia al sumum bonum, al mayor bien. No se puede contar la historia de la civilización occidental sin referencia a Dios”.
Reconocer a Dios, continuó, proporciona un sentido crucial de juicio y evita la deificación también de los líderes políticos. La creencia en Dios inspira mayores logros en justicia, belleza, ciencia y verdad, y un “anhelo santo” actúa como un motivador, empujando a la humanidad hacia la mejora continua. “Un sentido muy agudo y animado de Dios te estimula, hacia arriba, hacia arriba”, dijo el obispo Barron.
Monseñor Barron recordó aquella anécdota del Papa san Juan Pablo II en una Polonia gobernada por los comunistas en 1979, cuando la gente comenzó a corear: “¡Queremos a Dios! ¡Queremos a Dios!”.
Barron ve el mismo anhelo hoy, “especialmente en los jóvenes de Occidente” porque “están sintiendo que esa es la clave, no solo para su desarrollo personal, sino para el desarrollo de nuestra sociedad”.
Les invito a ver el vídeo de su intervención https://www.youtube.com/watch?v=kUYWNA0020w) y a pensar qué reto nos está planteando.
José Francisco Serrano Oceja