Tribunas

Nueva pedagogía, viejas ideas

 

Alberto García Chavida


Instituto de la Comunidad de Madrid.

 

 

 

 

 

 

También podría llamarse Retorno al pasado, que es el título de una película de 1947. Pero, ¿estamos realmente ante una vuelta a la EGB? Se trataría de un regreso a un modelo educativo que estuvo presente en dos décadas en nuestro país, que ha marcado la vida de varias generaciones de españoles.

Esto ya está presente en algunos colegios de España, unos 500 Centros públicos, que imparten Primaria y los dos primeros cursos de la ESO juntos, a los que se van a sumar otros 52 en la Comunidad Autónoma de Madrid en el próximo curso.

¿Por qué se ha llegado a ese retorno al modelo EGB? Las familias han detectado que los niños son muy inmaduros y muy pequeños para ir al instituto, con doce años, y estar con compañeros de hasta 17 y 18 años. También pasa una cosa, en los institutos no hay comedor y los alumnos se tienen que ir a comer solos a casa, porque en muchos casos, los padres a esas horas están trabajando.

En los colegios concertados esto no pasa, porque suelen tener horarios de mañana y tarde. Con esto se pretende competir con las ventajas que tendrían la concertada y la enseñanza privada; sería como una salvación frente a los horarios de los centros privados, que de alguna manera hacen más fácil la conciliación familiar y laboral.

Este cambio de modelo educativo también podría ayudar en la lucha contra el abandono escolar y con el cambio que supone ir a un centro distinto, con otros compañeros, con profesores nuevos en un momento en que los chicos no son suficientemente maduros. Es en primero y segundo de la ESO donde muchos alumnos comienzan a descolgarse, a no mostrar interés, porque no están preparados, los profesores no conocen a los chicos y no están tan pendientes como estaban en el colegio de primaria.

A esto se añadiría el uso de los móviles, porque es como si hubiera un consenso implícito, cuando los niños pasan al instituto los padres les dan el móvil. Hay familias que argumentan que dejarles más tiempo en el colegio podría suponer un retraso en la entrega del móvil.

Algunos ven en estas medidas como si algunos políticos nos estuviesen vendiendo también la idea de inseguridad en los institutos, y de posibilidad de entrar en bandas, o iniciarse en el consumo de drogas. Se trataría de alejar a los preadolescentes de ambientes tóxicos, que dificultan el aprendizaje y dañan la salud mental de los jóvenes. Al hablar de educación, no podemos quedarnos en solo en las leyes o los programas oficiales, sino también en el día a día de las escuelas. Sin olvidar nunca al estudiante como una persona en crecimiento.