Tribunas
18/03/2025
Cuando el amor cura
Jesús Ortiz
Vale la pena dedicarle un tiempo a este libro, basado en hechos reales, como ahora se dice en algunas películas y relatos. El autor describe cómo le sobrevino una depresión en medio de una vida sana, con familia y amigos, y buen trabajo: excesivo y esa fue una de las causas principales de su mal. El cuerpo y la mente dijeron ¡basta! [1]
Sondeando los temperamentos
Explica cómo se entra y cómo se sale de una depresión, cada paciente la suya pues no hay dos casos iguales, aunque sí hay modos de tratarla por los profesionales, con sentido común, y la ayuda de Dios o al menos una visión trascendente de la vida y de las personas.
Arenas distingue el dolor del sufrimiento, la culpa de la responsabilidad, y más aspectos. El amor en sus variadas formas, amistad, enamoramiento, empatía, la importancia de los detalles, la gratuidad. Verdaderamente interesante el capítulo dedicado a explicar el «eneagrama», que quiere decir los distintos temperamentos: por ejemplo, hay personas muy sensibles, otras son narcisistas, lo hay celosos. Todos esos rasgos temperamentales, que son la base del desarrollo del carácter, que ha trabajado cada persona con sus experiencias, éxitos y fracasos, y el entorno social en que vive. Advierte el autor que es bueno profundizar pero ninguno somos compartimentos estancos.
Sin embargo sería raro encontrar hombres o mujeres claramente dibujados, cuando en la realidad cada persona es única e irrepetible, y puede responder a diversas inclinaciones. Por eso esas caracterizaciones temperamentales pueden ayudar a conocerse mejor con cuidado de no encajarse con rigidez en ninguna de ella. En todo caso y surgiera la enfermedad serían los profesionales de psicología o psiquiatría quienes pueden entender y ayudar a un paciente. Quizá se podría decir que no conviene dibujarse sin la goma de borrar ni mirarse demasiado en el espejo.
El amor cura
Se entiende que el segundo capítulo trate del amor como clave del desarrollo personal, vector principal de la vida, y antídoto frente al miedo, el sufrimiento, el dolor y la muerte. Hay que tener mucha confianza en el poder curativo y transformador del amor en sus múltiples vivencias, y que siempre proyecta hacia afuera para darse a los demás. Con experiencia personal y consulta de algunos psiquiatras y otros autores, Arenas propone algunas acciones concretas en que se nota y desarrolla el amor, casi siempre por medio de los detalles y las cosas pequeñas. Son remedios al alcance de todos.
También para jóvenes, y no tan jóvenes, será útil el capítulo dedicado al noviazgo y al matrimonio, que incluye la comunicación y la comprensión, el perdón, las madres, e incluso la separación dolorosa. Y para terminar señala: «Quiero alertar sobre la banalidad con la que se trata en la sociedad líquida al amor. Las relaciones de amistad y, sobre todo, las del matrimonio, son esenciales en nuestras vidas».
Cada capítulo empieza con una cita del famoso libro El Principito, tenido como un monumento de humanidad, perspicacia, y buen humor, como se muestra en una de las varias citas: «Sólo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos», enseño el zorro a su joven amigo.
Todo esto hace falta para vivir con paz consigo mismo, para salir de estados de ánimo bajos, y para convivir dando y recibiendo amor. Por ahí va el camino de la felicidad real, y la llamada a ser personas sanadoras que ayudan a los demás. Si además se tiene a Dios y sentido de la fe, estaremos en el buen camino, sabiendo que lo mejor de la vida es gratis total.
Jesús Ortiz López
Doctor en Derecho Canónico
[1] Carlos Arenas Laorga.
Cuando el amor cura. Un viaje desde la depresión.
Ed. Dia Díez. 2025. 186 págs.