Tribunas
04/09/2025
El cardenal López Romero y la Agencia Flama
José Francisco Serrano Oceja
Para estar informado de lo que pasa en la Iglesia en Cataluña hay que leer con detalle lo que publica en su página web la Agencia cristiana de información Flama. Un medio de referencia que hace buen periodismo y cuyos reportajes y trabajos propios son ejemplo de profesionalidad.
Quizá pueda decir que es reducto de una tradición de periodismo sobre la Iglesia en Cataluña dentro de la línea marcada por Lorenzo Gomis, bueno, por la familia Gomis. Personalmente esta referencia me genera bastante nostalgia al evocar las conversaciones que mantuve con mi maestro Héctor Borrat.
En estos días pasados, Flama ha publicado un curioso reportaje sobre dos primos, el sacerdote Alfonso Gea Romero y el cardenal Cristóbal López Romero, hijos de Trinidad y Reyes Romero, dos hermanas nacidas en la población andaluza de Vélez-Rubio, desde donde emigraron a Badalona.
El cardenal López Romero, que se suele prodigar en determinados medios eclesiales, es un salesiano que en el último cónclave, y en las congregaciones generales, adquirió cierto protagonismo, entre otras razones, por su cordialidad, jovialidad diría.
De hecho, se cuenta que cuando el actual papa fue elegido, en una de las primeras comidas o cenas, -quizá fuera en alguna durante el cónclave, previa a la elección-, en pleno estado de tensión conclavista se trajo con él al cardenal López Romero para echar unas risas.
No hay comida o cena con este cardenal que uno no la disfrute a fondo. Me consta además que tiene facilidad para charlar con los periodistas, lo que es, de por sí, bueno. Entre otras razones porque estudió periodismo.
Tiene el perfil típico del obispo de referencia del pontificado del papa Francisco. Religioso, desconocido, excepto en los ambientes salesianos o andaluces porque fue inspector salesiano en Sevilla, hasta el momento de su señalamiento por el papa Francisco, de ideas que siempre miran hacia adelante, arzobispo de Rabat, es decir, de algo más o menos que el 0,1% de la población, de trayectoria misionera previa en América, con nacionalidad paraguaya.
En el reportaje de la agencia Flama que hablaba de la relación y vínculos entre los dos primos, uno párroco y otro cardenal, con fotos de ambos paseando vestidos con poncho, una marca del tiempo en el que el cardenal Romero fue misionero también en Bolivia -provincial de los salesianos allí-, el primo del cardenal señala, según leemos, que “ahora, en Marruecos, ya tiene ganas de concluir esta misión que le ha encomendado la Iglesia”, sentencia el primo del cardenal, “para seguir impulsando proyectos desde la orden de los salesianos”. Unos trabajos que López tiene la convicción de poner en marcha más cerca de su casa, “la tierra que nos acogió a todos cuando emigramos”, como la define Gea, mientras recupera el tiempo perdido con primos y familiares más cercanos”.
El cardenal López Romero tiene 73 años. Le quedarían un par de años para presentar al papa la preceptiva renuncia. Es cierto que habiéndose educado en un contexto catalán hace tiempo se habló de él para sustituir al cardenal Omella en Barcelona. No podemos descartar que haya quienes apuesten por este candidato. También es cierto que hay quienes además quieran tenerle a toda costa sentado en la sala plenaria de la Conferencia Episcopal Española.
Si es verdad, como dice su primo, que el cardenal López Romero tiene la sensación de que su etapa en Marruecos ha terminado, todavía tiene unos cuantos años de servicio y entrega a la Iglesia.
Siendo un cardenal el expediente no puede estar en otra mesa distinta que en la del papa.
José Francisco Serrano Oceja